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viernes, marzo 29, 2024

Aquamación, la alternativa más ecológica a la cremación

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“De polvo somos, y al polvo volveremos”, afirma el libro de Génesis. Los rituales para despedir a los seres queridos van cambiando en el mundo. Al tradicional cementerio (y en los lugares con poca tierra, usar cuevas en montañas y zonas de piedra) se le sumó años atrás la cremación, que cada vez tiene más adeptos. Ahora, un nuevo término cobra fuerza: la aquamación, una alternativa más ecológica.

El arzobispo Desmond Tutu, héroe de la lucha contra el apartheid y Premio Nobel de la Paz, quien murió el 26 de diciembre, pidió que su cuerpo fuese sometido a la aquamación, puntualizan desde la BBC.

El arzobispo Desmond Tutu pidió que su cuerpo fuese sometido a la aquamación

Además de solicitar una alternativa ecológica a la cremación de su cuerpo, Tutu también tomó otras medidas para asegurarse de que su funeral fuera tan modesto como su estilo de vida: su cuerpo fue puesto en un sencillo ataúd de pino, que era el “más barato disponible” a petición suya, dijeron sus fundaciones.

Tutu era un ferviente defensor del medio ambiente: dio muchos discursos y escribió varios artículos sobre la necesidad de actuar para atajar la crisis climática. En 2007, escribió un artículo titulado “This Fatal Complacency” para The Guardian en el que abordaba el preocupante impacto que el cambio climático estaba teniendo en el Sur Global y en las comunidades pobres, ya que gran parte de Estados Unidos y Europa aún no se enfrentaban a las condiciones meteorológicas extremas causadas por la emergencia climática en ese momento.

La técnica reduce los cuerpos a cenizas, como sucedería con una cremación, pero sin necesidad de combustión.

De su nombre científico “hidrólisis alcalina”, consiste en la cremación por el agua más que por el fuego. Los restos del fallecido se depositan en un gran cilindro metálico y luego se sumergen en un líquido, una mezcla de agua y productos alcalinos.

La triste realidad es que los humanos siguen contaminando aún después de morir. “Cuando creman los cuerpos, se emiten óxidos de carbono, dioxinas y otros contaminantes. En la inhumación, se liberan potenciales contaminantes químicos, en los que prevalecen los compuestos a base de carbono, amoniaco, cloruro, sulfato, sodio, potasio o los restos de tratamientos químicos hospitalarios, como la quimioterapia”, precisan desde el sitio Argentina Ambiental.

Además de todas esas sustancias, cuando se usan ataúdes de madera o de metal, también estamos generando un impacto negativo para el medioambiente, ya que éstos se tardan en desintegrar varios años.

Según la empresa Resomation, con sede en el Reino Unido, un “análisis ambiental independiente” demostró que usar la cremación con agua en vez de llamas “reduce las emisiones de gases de efecto invernadero de ese funeral en aproximadamente un 35%”.

Ya se implementa en países como Estados Unidos, Canadá, España y recientemente en México.

Por su parte, la compañía Bio-Response, que se especializa en el proceso en Estados Unidos, indica que esa tecnología reduce el uso de energía en “90% en comparación con la cremación con llamas”.

El agua en vez de fuego

El nombre científico del proceso es hidrólisis alcalina, e implica pesar el cuerpo y luego calentarlo a 150° C en una mezcla de hidróxido de potasio y agua por 90 minutos.

Esto disuelve el tejido corporal, dejando solo los huesos, que luego se enjuagan a 120° C, se secan y se pulverizan usando una máquina llamada cremulador.

Una vez que se completan todos estos pasos, los restos se pueden enterrar o esparcir de acuerdo con los deseos del difunto, tal como sucedería en una cremación ordinaria.

Qué dice la Iglesia sobre la conservación de cenizas

No se opone la Iglesia a la cremación cuando la exigen razones higiénicas, económicas o sociales, pues “la cremación no impide al poder de Dios resucitar el cuerpo. Pero establece que, si por razones legítimas se opta por la cremación, las cenizas deben conservarse en un área especial reservada para este fin en los cementerios o en otro lugar sagrado”, precisa el Arzobispo de Medellín en Colombia, Mons. Ricardo Tobón Restrepo, en una publicación de ACI prensa.

Sin embargo, como prescribe el derecho canónico, si la cremación se hace por razones contrarias a la doctrina cristiana, no tiene sentido celebrar las exequias.

No está pues permitido conservar las cenizas en el hogar o esparcirlas en el aire o en el agua, con un malentendido panteísta, naturalista o nihilista.

En Posadas, en la sede de las iglesias Sagrada Familia (Avenida Roque Sáenz Peña) y Santos Mártires (avenida Corrientes) existen y funcionan sendos cinerarios. Allí se pueden dejar las cenizas de los fallecidos. Cada cierto período los sacerdotes realizan ceremonias recordatorias y los familiares y deudos pueden participar como homenaje a sus seres queridos que ya partieron.

Por lo pronto, en Argentina (no solo en Misiones) el servicio de aquamación no se halla disponible.

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