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viernes, marzo 29, 2024

Hay yerba suficiente y plantar más acarreará sobreproducción y caídas de precio

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El Instituto Nacional de Yerba Mate advirtió que su resolución para limitar la plantación de 5 hectáreas por productor no es un capricho sino una forma de defender al sector. La oferta puede llegar a más de 1100 millones de kilos (hoy está superando los 800 millones) que no serían absorbidas y el precio de la materia prima caerá sin remedio. La historia del cultivo poblador de Misiones está jalonada con hechos de superproducción que hicieron (en la década del 60) prohibir directamente la cosecha

Al ratificar la plena vigencia de una Resolución que regula la plantación de nuevos yerbales, el presidente del Inym, Juan José Szychowski, defendió el ordenamiento equitativo de las nuevas plantaciones de yerba mate para evitar una sobreoferta de hoja verde, por las consecuencias que esto puede acarrear.

El año pasado el Instituto Nacional de Yerba Mate (Inym) emitió la resolución 170, donde se limitaba (no prohibía) la plantación de yerbales hasta en 5 hectáreas por productor. Sin embargo, los grandes jugadores en el campo productivo del sector opusieron su resistencia: desean plantar más y han realizado oposiciones formales ante la Justicia Federal de la provincia de Corrientes.

Hay más plantaciones y una implantación en marcha que puede generar en cuatro años una sobreproducción de yerba mate que afectaría precios y el equilibrio de la cadena productiva.

(de izq) Jonas Petterson, Ricardo Maciel, Juan José Szychowski y el síndico del Inym, Emilio Jouliá

Esto no es nuevo: El sector de la yerba mate ya ha pasado por estos sofocones en anteriores crisis con la caída de la rentabilidad y pérdida de ingresos para el sector productivo.

La historia se repite

Los que han estudiado el desarrollo de la yerba mate en Misiones y la región saben que el fenómeno no es nuevo. Se repite periódicamente cada tantos años.

Y los que la producen lo saben mejor porque lo han padecido: años de bonanza estimulan la mayor plantación de yerbales y al haber luego una demanda bastante inelástica (no crece tanto, como lo que aumenta la oferta) los precios tienden a caer.

Aunque iniciada como producción por los jesuitas en los 150 años de presencia en la región de los religiosos entre comienzos de 1600 y 1768, la yerba mate empezó a ser cultivada en forma sistemática con plantaciones a inicios del siglo XX con la llegada de los inmigrantes a Misiones. En el período 1920-1936 la superficie plantada crece de 2700 hectáreas a 58 mil hectáreas.

Hacia 1930, los yerbales producían y la Argentina consumía pero el gobierno nacional aceptaba importar yerba del Brasil y los productores del antiguo Territorio Nacional se las veían en figuritas para colocar su yerba. Ahí llegó el primer golpe militar y la primera crisis. Con ella, también irrumpieron las Juntas Nacionales (organismos de regulaban toda la actividad y en casos, subsidiaban la producción). Para la yerba se llamó Comisión Reguladora de la Yerba Mate y su operador comercial Mercado Consignatario de la Yerba Mate.

Y hubo que dejar de plantar. Y hubo que entregar poca yerba. Período, pues, de caída en todo sentido.

Unas dos décadas después el Estado vuelve a estimular la plantación y aumento de la oferta. Entre 1953 y 1957 se permitió hasta 15 hectáreas por productor. De 70 mil hectáreas cultivadas se pasaron a más de 140 mil hectáreas.

La planta tarde algunos años en entrar de producción pero luego tiene una condición perenne. ¿Resultados? Para mediados de los 60, con CRYM y todo volvió la sobreproducción y -ya con otro gobierno de facto, el de Juan Carlos Onganía- se llegó a prohibir la cosecha de yerba mate (1967).

La secanza es la primera etapa industrial para la yerba

El ciclo hace otro bucle en los 80, cuando la yerba mate vuelve a tener buenos precios y el área cultivada vuelve a crecer. Irrumpe Corrientes como un jugador que entre 1980 y 1987 duplica su superficie (de 9500 a 19 mil hectáreas) y de 95 mil a casi 125 mil hectáreas en Misiones.

¿Resultados? Ya se conocen. Y muchos de sus protagonistas están vivos y pueden dar fe en forma testimonial. La década de los 90 fue otro paso de dolor y precios inexistentes para el sector yerbatero que -para colmo de males- había perdido el soporte del Estado: el gobierno menemista con Domingo Cavallo había eliminado el Mercado Consignatario y la CRYM.

Sand y su tractor
Hugo Sand, una de las figuras visibles del Tractorazo 2001 (Foto El Territorio).

Con el Tractorazo del 2001 se llega a la situación límite y la creación del Inym para tratar de evitar nuevas crisis.

Fin de la historia

Ese es argumento central del Instituto Nacional de la Yerba Mate para defender la resolución 170 que recibió otro amparo en contra por parte de un juez de Paso de los Libres, en Corrientes. 

Los números son elocuentes: antes de la resolución 170, que limita desde este año las plantaciones a cinco hectáreas por productor, había 177.534 hectáreas registradas, pero la superficie actual es de 209.276 hectáreas, de las cuales 187.060 ya están en producción y 22.216 estarán disponibles en futuras zafras en uno, dos, tres o cuatro años.

“¿Qué viene a ratificar esto?”, planteó Szychowski. “El año pasado cosechamos 882 millones de kilos de hoja verde y fue record histórico. De las 209 mil hectáreas, hay 187 mil que están en producción y 22 mil hectáreas más que tienen entre 1 y 4 años, que van a entrar en producción en los próximos años.

Ahí radica el desequilibrio. Con la producción actual se lograron 882 millones de kilos de hoja verde, suficiente para atender el mercado interno y externo. Con las futuras, se agregarían 220 millones de kilos más, lo que puede elevar la oferta a 1102 millones de kilos de materia prima (hoja verde de yerba mate), bastante por encima del consumo interno, que no crece al mismo ritmo, y las exportaciones.

“La ley del INYM me obliga a tomar estas decisiones para garantizar el equilibrio de la oferta con la demanda y en caso necesario, establecer medidas que limiten la producción”, explicó el presidente del Instituto Nacional de la Yerba Mate, Juan José Szychowski.

El funcionario nacional, junto al representante de la Provincia, Ricardo Maciel, el de los productores, Jonas Petterson y el síndico, Emilio Jouliá, brindó una conferencia de prensa en la que se detalló el estado de situación en virtud de los amparos judiciales concedidos, primero a La Cachuera y ahora a la Asociación de Productores Molineros de Corrientes, con el patrocinio del abogado Daniel Sabsay.

En relación a la segunda demanda, Jouliá dio un dato llamativo: el amparo fue concedido a la asociación, no a las empresas peticionantes, por lo que técnicamente siguen estando alcanzadas por el cupo de plantaciones.

La memoria en este caso es vital. Hace un poco más de dos décadas los yerbateros hicieron en Misiones el “Tractorazo” con marcha incluida a Posadas y la exposición de sus desvencijadas máquinas para mostrar lo mal que la estaban pasando. De aquellos vientos, estas tormentas.

De aquellas memorias estos resultados: el Inym fue el resultado de estos reclamos.

Maciel recordó que la ley que dio vida al Inym sobrevino a una época de crisis de precios y sobreproducción, en momentos en que las grandes industrias podían comprar la materia prima a un precio de baratijas. 

“Son las mismas empresas las que hoy están cuestionando la 170, pero los misioneros no nos podemos dar el lujo de pasar por una crisis similar. Vamos a hacer las apelaciones, porque acá no está en discusión sólo lo jurídico, sino un modelo productivo. Los misioneros, que fueron solidarios en 2001, deben ser solidarios ahora también y hacer un consumo responsable”, reclamó el funcionario, en un velado llamado a boicotear las firmas beligerantes. 

Pese a que la procuradora general de la Nación, Laura Mercedes Monti, recomendó a la Corte que el conflicto de competencia que reclamó el juez federal de Posadas, José Luis Casals, sea resuelto por el tribunal de alzada de Corrientes, Jouliá insistió en que, si es necesario, se irá hasta las últimas consecuencias para que sea la Corte la que dirima el conflicto.

“Si es necesario, aplicaremos cupos de cosecha”, adelantó Szychowski.

En la actualidad, pese a las inclemencias del tiempo con sequía e incendios incluidas, la yerba mate tiene buen nivel de existencias.

Esto es: yerba canchada (secada lista para la molienda y envasada) que atiborra los depósitos y que no haría falta que haya más plantaciones que las autorizadas en la región.

Sin embargo, la ambición a veces puede más. Tentados por este buen nivel de precios, muchas áreas de la industria buscan que se pueda aumentar la oferta de materia prima. ¿Qué lograrían? Bajar los precios de la hoja verde y con ello, alcanzar mayores niveles de rentabilidad.

La otra opción que están manejando es traer yerba desde los países vecinos (los únicos además de Argentina) Paraguay y Brasil y así lograr bajar el precio de la materia prima. El problema adicional es que tanto Paraguay como Brasil han venido padeciendo los mismos avatares climáticos que aquí y la calidad de su materia prima no está garantizada para nada.

Conclusión: no hay escasez ni faltantes de yerba mate.

En esa línea y con los datos en manos, Szychowski ratificó: “la Resolución 170 fue una medida acertada, tomada con datos sólidos, tiene un respaldo sólido desde lo técnico y desde lo legal, ya que se ajusta al artículo 4 de la Ley 25.564 y el artículo 9 de su decreto reglamentario, tiene el respaldo del Ministerio de Agricultura de la Nación mediante la Resolución 152/21, y cumple con lo establecido por el Plan Estratégico del Sector Yerbatero, cuyas líneas apuntan a lograr una economía equilibrada y con la mayor cantidad de actores posibles trabajando en nuestra cadena de valor”.

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