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jueves, abril 25, 2024

Violación en manada: diez años todos absueltos

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La joven tenía solo 16 años. Ocurrió en Chubut en 2012. Se animó a presentar la denuncia en 2019. Pero, muchos señalaron que los denunciados tenían contactos poderosos. Hasta el Fiscal pareció ponerse de parte de los acusados.

En septiembre de 2012, una adolescente de 16 años festejaba la semana de la primavera con siete amigas en una fiesta que se realizaba en una casa de Playa Unión de Rawson. A las pocas horas de llegar, perdió la conciencia y fue encontrada más tarde por una amiga. Había sido violada por un grupo de jóvenes que se hallaba en el lugar. El grupo de varones que la atacó sexualmente estaba compuesto por: Ezequiel Quintana, Leandro Del Villar, Luciano Mallemaci y Robertino Viglione que cometieron las violaciones, mientras que Joaquín Pérez miraba y Tomás Soriano sostenía la puerta para que nadie se enterara de lo que estaba pasando en la habitación.

Violación, en primera persona

Su testimonio es terrible.

“Estábamos en una fiesta que era en la casa de Robertino y Francesco V. y a poco tiempo de llegar perdí la consciencia y es ahí cuando una de mis amigas me encontró en una habitación siendo abusada por un grupo de cuatro varones: Ezequiel Q., Leo DV., Luciano M. y Robertino V. Joaquín P. era testigo y Tomás S. sostenía la puerta evitando que entre alguien o que yo pueda salir.

“Estaba en estado de shock y entre varias personas me intentaron calmar. Como estaba desnuda, buscaron mi ropa que estaba desparramada en la habitación oscura y llena de camas donde sucedió la violación. En ese momento el dueño de la casa echó a todo el mundo de la fiesta, al grito de ‘no cuenten nada’.

Algunos iluminaban la habitación con sus celulares mientras otros vigilaban la puerta (foto ilustr.)

Según la denuncia, la víctima fue violada durante una fiesta privada por al menos dos hombres, mientras otros alumbraban con sus teléfonos móviles y otro vigilaba la puerta para que nadie entrase en la habitación. Cuatro eran adultos y dos menores de edad. La amiga que la rescató aseguró que casi no podía mantenerse de pie cuando salieron de la casa y fueron a otro lugar.

Los abusadores visitaron a la chica y le pidieron que no hiciera la denuncia. Ella, mientras se atendía con profesionales (psicólogos y psiquiatras) para tratar de reparar el daño en el alma que tenía. El acoso que sufrió fue tal que terminó de mudarse de la ciudad.

Diez años después, y luego de un juicio donde los acusadores (equipo fiscal) parecían más del lado de los defendidos que los propios abogados defensores, un tribunal compuesto por tres mujeres determinó que los tres acusados podían volver tranquilos a sus casas porque no estaba probado que hubieran hecho algo.

El caso fue denunciado por la víctima a través de las redes sociales en enero de 2019 y en agosto llegó a la Justicia. El hecho sucedió en la ciudad de Puerto Madryn y los miembros de la llamada “manada de Chubut” son hijos de familias poderosas.

La denunciante contó que fue drogada y abusada durante la fiesta del Día de la Primavera.

Hubo un sexto integrante del grupo que se quebró y declaró como arrepentido. Responde a las iniciales J. P. y no quedó imputado por su colaboración con la Justicia. Se sabe que su hermano es intendente de un pueblo rural del norte de la provincia y que solamente habría sido testigo de la violación masiva.

Ellas son: Ana Karina Breckle, Marcela Pérez y María Laura Martini, las juezas

Llega el fallo con Tribunal femenino

“Las mujeres de Chubut fuimos violadas hoy por estas tres juezas”, reclamaron afuera de la oficina judicial, donde el sábado 19 de marzo el tribunal compuesto por las juezas Ana Karina Breckle, Marcela Alejandra Pérez y María Laura Martini absolvió a Ezequiel Quintana (de Caleta Olivia), Leandro Del Villar y Luciano Mallemaci, en la llamada causa de la “manada de Chubut”.

Así, este tribunal de Chubut absolvió a los tres imputados que tenía la causa.

Las juezas Ana Karina Breckle, Marcela Alejandra Pérez y María Laura Martini consideraron que no había pruebas suficientes y concedieron a los acusados el beneficio del principio de inocencia (in dubio, pro reo).

En medio del hermetismo general, la sentencia la dio a conocer la abogada querellante, Verónica Heredia, quien calificó el fallo como “insólito y sesgado, porque durante diez años se supo y se conoció la verdad en Puerto Madryn, con una víctima que es una sobreviviente del maltrato que recibió”.

“La víctima fue maltratada cuando vino a brindar sus últimas palabras, así que el resultado de hoy no nos sorprende”, agregó la abogada en una improvisada una conferencia de prensa frente a la oficina judicial en Rawson.

Y adelantó que apelará la resolución “en todas las instancias”.

Luciano Mallemaci, Exequiel Quintana y Leandro del Villar habían llegado a juicio imputados por abuso sexual gravemente ultrajante con acceso carnal agravado por la participación de dos o más personas.

Heredia había solicitado penas de entre 20 y 25 años para los imputados, mientras que la fiscalía -que excluyó el cargo de acceso carnal- había pedido penas de entre 12 y 15 años.

El debate oral y no público había comenzado el 24 de febrero bajo estricta reserva por disposición de las partes y por expresa instrucción del Tribunal de Justicia de la provincia. La sede judicial amaneció vallada y y custodiada por un dispositivo policial. Varias militantes de organizaciones feministas aguardaron desde temprano en las inmediaciones al lugar el fallo que posteriormente repudiaron a gritos.

La audiencia por la causa de abuso grupal debió haberse iniciado el año pasado, pero el inicio se postergó por sucesivas presentaciones.

Por el ataque fueron señalados originalmente seis jóvenes en la escena del abuso (cinco formalmente denunciados), quienes actuaron cuando la víctima se encontraba indefensa y en estado de inconsciencia, aunque los demás fueron desafectados del proceso por distintas razones: dos porque eran menores al momento de los hechos, y el restante porque logró acreditar que estaba con su novia en las cercanías, pero no en el lugar del abuso.

El caso se conoció luego de que la víctima -que hoy tiene 26 años pero al momento de los hechos era menor- visibilizara su relato en redes sociales.

Playa Unión

“Fue el 17 de septiembre de 2012, tenía 16 años y fue en Playa Unión”, comenzó el texto que la víctima publicó en Facebook y que tituló de la siguiente manera: “La Manada de Chubut”. Los acusados fueron señalados con nombres, apellidos y fotos. La carta concluye con palabras en mayúscula: “NO TENGO MIEDO, NO ME CALLO MÁS”.

Motorizada por la agrupación feminista local Las Magdalenas, la acusación se volvió viral. El hashtag “#LaManadaDeChubut” se propagó.

El fiscal general de Rawson Fernando Rivarola inició una investigación de oficio e instó a la joven a que realizara la denuncia.

La fiscalía solicitó la apertura formal de la investigación luego de recabar pruebas durante seis meses. En ese proceso, se recogieron las declaraciones de más de 60 testigos que avalaron la declaración de la joven. En la audiencia de imputación del caso, un colectivo feminista junto a familiares, amigos y organizaciones sociales autoconvocadas se presentó frente a la fiscalía: desplegaron pancartas con consignas como “el silencio es complicidad”, “la manada es el sistema”, “ya no nos callamos más” y “tu apellido no te salva”.

Los acusados recibieron carteles de repudio en sus casas y, con el correr de los días, fueron llamados “hijos del dinero y del poder”, por su buen pasar económico.

Una amiga fue la que rescató a la adolescente en el momento del ataque (ilustrat)

La joven contó en su publicación que tuvo un intento de suicidio cuando volvió a Puerto Madryn de sus vacaciones, que desde el entorno de los acusados quisieron supuestamente convencerla para que no denunciara el hecho y que a causa del hostigamiento tuvo que mudarse a otra ciudad, “como si hubiera sido responsable de la situación”.

“Desde ese momento que estoy con tratamiento psicológico y psiquiátrico, y gracias a todo este tiempo de intentar sanar es que hoy me siento lo suficientemente fuerte para poder contar mi historia. Que se sepa qué tipo de personas son, que durante todos estos años siguieron sus vidas impunemente, mientras yo no tengo estabilidad emocional y por ello sigo tratada”, cerró la acusación.

La indignación fue generalizada tras el fallo. Nadie lo aceptó

Tiempo después de comenzada la instrucción, el fiscal Rivarola quedó en el centro de los cuestionamientos después de acordar con las partes una condena por abuso sexual simple para los tres acusados, algo que posteriormente fue rechazado por el juez interviniente.

El escándalo se disparó en aquel entonces porque en ese requerimiento, el fiscal aludió a un “accionar doloso de desahogo sexual” por parte de los acusados. Tras los reproches, Rivarola se defendió y dijo que lo habían malinterpretado.

El relato de la víctima es terrible en lo que sigue.

“Al volver a Madryn tuve un intento de suicidio, me encontraron mi mamá y mi papá y les conté lo que pasó. Me llevaron al médico e hicieron el protocolo para la atención integral de víctimas de violencia sexual. Robertino V. se comunicó conmigo pidiéndome que ‘no lo denuncie porque sus padres se estaban por separar’.

Para lavar su nombre, Joaquín P. habló con mis papás mintiendo sobre su participación y confesando que me drogaron para someterme. A los días, una amiga los escuchó hablando, tranquilizándose entre ellos porque yo no había hecho la denuncia. Lo que me pasó fue de público conocimiento y fui hostigada por todo mi entorno, al punto de tener que irme con mi mamá a vivir a otra ciudad, como si hubiera sido responsable de la situación. Desde ese momento que estoy con tratamiento psiquiátrico y psicológico y gracias a todo este tiempo de intentar sanar es que hoy me siento lo suficientemente fuerte para poder contar mi historia. Que se sepa qué tipo de personas son que durante todos estos años siguieron sus vidas impunemente, mientras yo no tengo estabilidad emocional”.

El fiscal “del desahogo”. Su nombre Fernando Rivarola ya integra una mancha de la Justicia

El desahogo de un fiscal

El caso fue tan impactante que hasta un diario español (El País) se encargó de relatarlo

La justificación para rebajar la acusación a “abuso sexual simple” por un acuerdo entre las partes indigna a Argentina

El fiscal Fernando Rivarola definió como “accionar doloso de desahogo sexual” la presunta violación en grupo a una menor de 16 años ocurrida en 2012 en la provincia de Chubut, en el sur de Argentina. Lo hizo al rebajar de “abuso sexual gravemente ultrajante con acceso carnal” a “abuso sexual simple” la acusación contra los cuatro adultos imputados, que aceptaron junto a la víctima un juicio abreviado que los libra de la cárcel: iban a ser como máximo condenados a tres años de prisión en suspenso.

El escrito del fiscal fue repudiado por políticas de distintas formaciones y referentes feministas y desde la Gobernación de Chubut anticiparon que pedirán el juicio político contra Rivarola. Sin embargo, el Ministerio Público Fiscal provincial salió en su defensa al asegurar que se trata de un término técnico que no tendría que haber sido difundido. “En palabras simples el abuso sexual es justamente una conducta que busca el desahogo sexual del autor sabiendo que lo hace sin el conocimiento de la víctima, que va a cometer un ataque sexual, que se trata de un delito, y consciente de ello avanza sin consideración del daño que va a provocar en esta”, indicó en un comunicado.

La postura del organismo fiscal solo consiguió que se redoblaran las críticas a Rivarola, autor de otras acusaciones polémicas, y a la Justicia argentina, donde el machismo sigue arraigado con fuerza pese a la existencia de una ley que obliga a la capacitación de todos sus integrantes en materia de género. “No es un fiscal el problema, es el derecho como institución patriarcal”, tuiteó Sabrina Cartabia, abogada feminista y una de las fundadora del colectivo Ni Una Menos. “Al pensar la violencia sexual desde esta óptica se hace un recorte estereotipado. Se engloba a los varones como personas con deseos sexuales imposibles de controlar y se invisibiliza la matriz de poder que permite, avala y deja impune estos hechos”, escribió esta abogada en Latfem.

La denunciante recibió atención psicológica y permaneció en silencio hasta 2019, cuando se presentó ante la justicia para denunciar la violación grupal. Debido a las amenazas y presiones recibidas, se fue a vivir a más de mil kilómetros de Puerto Madryn.

“Llamar ´desahogo sexual´ al ´abuso sexual’ en el marco de una causa judicial es absolutamente repudiable” señalaron muchas voces en el país entero.

En sólo un día, más de 30.000 personas firmaron una petición para que el juez rechace el acuerdo sustentado por las polémicas palabras del fiscal. La decisión del magistrado se conocerá la próxima semana.

Los fundamentos de las juezas

Básicamente, las integrantes del Tribunal que decidieron liberar a los tres acusados señalaron que el trabajo de la Fiscalía fue pésimo y que no hicieron nada para tratar de probar el delito.

https://laopinionaustral.com.ar/chubut/abuso-sexual-grupal-en-chubut-difunden-los-fundamentos-de-las-tres-juezas-que-absolvieron-a-los-acusados-486542.html

¿Quién fue? Fuenteovejuna!

En el drama español de Lope de Vega, una comunidad reacciona ante una injusticia y mata a los que la cometieron. Pero cuando deben buscar culpables, dicen que el responsable era “Fuenteovejuna”, o sea, todo el pueblo. O sea, todos.

En esta historia también ocurre lo mismo.

Chubut pregunta ¿Quién fue?

Y la Justicia respondió. “Fue Fuenteovejuna”

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