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jueves, abril 18, 2024

Gladys, de las costuras a las comidas

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Es de Puerto Rico. Su mamá, que llegó a los 105 años, tenía un comedor y aprendió todo sobre cocina y comidas. Cuando terminó de criar sus hijos, se pudo dedicar a emprender. Primero realizó artesanías y labores de costura. Pero luego agregó el rubro que apunta al órgano más sensible: el estómago.

“¿Usted conoce el vorí-vorí?”, pregunta Gladys. Y uno piensa: Claro, es fácil. Se trata de una especie de sopa de pollo con bolitas de harina de maíz que se cocinan en el caldo que trae verduras típicas como cebolla, cebollita, morrones. Algunos le dicen y escriben como “borí-borí” porque parece remitir a la forma de las bolitas de harina de maíz mezcladas con un poco de queso y algo de orégano. Pero la mayoría tiende a pensar que se escribe con v corta. Hay que recordar que el guaraní es una lengua ágrafa y que los detalles de la escritura fueron siendo incorporados primero por los jesuitas.

El proceso es freír las partes del pollo con la cebolla, el morrón, la cebollita y cuando se ablandan las verduras, tapar todo con agua caliente. Aparte se amasa y moldean las bolitas de harina de maíz y luego se prueban si flotan en el caldo (al ratito de tirarlas).

Sí, Gladys de Ramírez es una emprendedora feriante Garuhapé cuyo apellido de soltera es Pampino.

El intendente de Garuhapé, Carlos Gerardo Schmied y el gobernador Oscar Herrera Ahuad.

¿Por qué cuenta la anécdota del vorí-vorí? “Bueno, cuando el gobernador (Oscar Herrera Ahuad) va a andar por la Feria de Garuhapé me piden que lo espere con esta comida tan tradicional. Y yo me esmero para que salga bien”, explica ella con entusiasmo. “Mi secreto es usar harina de maíz blanco molida por mí. Que sea bien casero”.

Y debe ser para chuparse los dedos, nomás. “Parece que a él le gusta mucho”, relata confidente Gladys.

Días pasados, cuando el 16 de abril se celebró el Día del Emprendedor apareció una imagen de ella como símbolo de las feriantes y emprendedoras de la zona.

“Mi mamá era paraguaya y tenía un comedor en Puerto Rico. Así que desde chica supe lo que era trabajar en la cocina”, explicó Gladys. “Ella siempre trabajó y llegó a los 105 años siempre sana y fuerte”.

Casada con Víctor Ramírez Vivero tuvieron varios hijos: Marcos Gabriel, Liliana, Benjamín y Patricia.

“Y sí -admite la mujer- primero tuve que dedicarme a la crianza de mis chicos. Pero una vez que ellos estuvieron listos para el mundo, la cosa empezó a cambiar. El mayor (Marcos Gabriel) se recibió y entró a trabajar en Papel Misionero. Con el primer sueldo me compró una máquina de coser especial, para costuras de telas livianas”.

Fue en 2017 que Gladys se lanzó con todo.

“Empecé en la Feria de Puerto Rico.  Y arranqué con artesanías y labores manuales: hacía almohadones, toallas, alfombras desde 2017 primera feria”.

Ella vendía adornos al crochet, carpeta, toallas, apliques.

Y le iba bien. También trabajaba en la Feria de Tres de Mayo.

Pero ese viejo berretín de cocinar nunca se lo había quitado del todo.

Así que volvió a su primer amor (la cocina y las comidas). Y se trasladó a la feria de Garuhapé.

“Igual, para nosotros aquí Puerto Rico es muy importante. Hay mucho movimiento que nos acerca a esta ciudad. Así que siempre estamos pendientes a ellos”, agregó.

“(La directora de Cultura y Turismo de Garuhapé) Marta (Ortellado) me conoció y todas las ferias empecé a trabajar aquí. No dejé la costura. Ya me conocen y me buscan de Puerto Rico. Pero la comida siempre se vende. Y todo!”, se entusiasma Gladys.

Con sus casi 65 años a cuestas, ella no se detiene (“bueno, me dan 49 años así que me pongo contenta”, comenta coqueta) trabaja ayudada por su hijo Benjamín.

En muchos casos, cuenta con el apoyo de la intendencia de Garuhapé.

“Me pude comprar un anafe grande, profesional con doble o triple mechero. Hago empanadas y milanesas y se vende todo”.

Y cuando trabaja con el Municipio, van a medias con los ingredientes. “Me dan una orden de compra y adquiero los ingredientes aquí en el pueblo. Y si quiere saber cómo me sale, sólo debe preguntar al intendente acerca de mi cocina”, dice orgullosa.

Sí, las comidas regionales son su fuerte, más allá de una milanesa o empanada. “Tengo el mbejú (o mbeyú) mestizo: mezclo almidón con harina de maíz y sale una cosa muy buena”, cuenta y a uno se le hace agua a la boca al pensar en esa exquisitez de almidón de mandioca y mucho queso que se cocina -todo granuladito que se va uniendo- a la plancha como si fuera un panqueque.

En el menú no suelen faltar la chipa guazú (la famosa torta de choclo) y la sopa paraguaya.

Y hasta cuenta otro secreto culinario: “Trato de conseguir el maíz entero, lo hago hervir y después lo muelo. Claro primero hay que secar”.

El cronista le consulta si el molino es manual.

“Sí. Era manual. Pero ahora me pusieron un motorcito y la verdad, anda fenómeno”.

Y el cronista le muestra de la foto de ella con Oscar Herrera Ahuad que prueba una bebida.

-Sí, esa soy yo. Y esas eran unas gallinitas de plástico que hice con material reciclado. Quedaron lindas, ¿verdad?

Ahí va con su energía vital Gladys, la emprendedora. La que cocina vorí-vorí para el Gobernador cuando visita la feria de la zona.

Gerardo Schmied siempre con la gente
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