El de 2 mil pesos llegará recién para fines de junio y no en todo el país. Servirá para el pago de aguinaldo en algunas jurisdicciones. La explicación “psicológica” de por qué no llegan los de 5 mil y 10 mil
El billete de 2000 pesos recién estará para fines de junio, para coincidir con los pagos de medio aguinaldo de aquellos trabajadores que la estrategia es demorar lo más posible la aparición del papel moneda.
En la anterior administración que finalizó en 2015 ocurrió lo mismo. Sólo había billetes de 100 pesos como los de máxima denominación.
Si alguien hoy tiene el billete de $2000, contaría en su haber con u$s4,25 según el tipo de cambio paralelo. En febrero, $2000 equivalían u$s5,29. En los países vecinos, el papel moneda de mayor valor equivale, en promedio, a u$s30.
Si se recurre a la IA, es interesante lo que recuerda: A finales de 2015, el mercado paralelo de divisas en Argentina, también conocido como “dólar blue”, estaba operando con tipos de cambio muy por encima del tipo de cambio oficial controlado por el gobierno. En ese momento, el tipo de cambio oficial estaba alrededor de 9,8 pesos argentinos por dólar estadounidense.
Sin embargo, el “dólar blue” se cotizaba en un rango mucho más amplio y fluctuaba diariamente. A finales de diciembre de 2015, se cotizaba en un rango de 13 a 14 pesos argentinos por dólar estadounidense en el mercado paralelo. Por lo tanto, un billete de 100 pesos argentinos habría equivalido a alrededor de 7,1 a 7,7 dólares estadounidenses en el mercado paralelo de divisas en ese momento.
En una palabra, el 100 pesos de 2015 era mucho más valioso que el 1000 pesos de hoy en términos de dólares.
Ya es política oficial y aparentemente hay poco que hacer. Sin billetes de más alta denominación la vida comercial y financiera se complica hasta niveles impensados.
“Tenía un plazo fijo en el banco -comenta el flamante comprador de una camioneta pick up en Posadas-y esos fondos los iba a usar para entregar a la agencia. Eran 2,6 millones de pesos. Fui al banco, y les dije: ‘vengo a retirar el dinero’. Y ellos: ‘vuelva en una hora que lo preparamos’. Por suerte la agencia de autos me envió al que maneja el dinero físico. El hombre vino con su bolsa y yo con la mía. Cuando me entregaron el dinero, eran todos billetes de 200 pesos. La bolsa del banco era tan gigantesca que no nos alcanzaron todos nuestros ‘contenedores’ para llevar el dinero físico. Por suerte el hombre de la agencia tenía un baúl grande en su auto. Corrimos con el dinero por la calle hasta el estacionamiento y tiramos ahí todo ese montón de plata. Se llenó el baúl”.
“Tenía que extraer 2,6 millones de pesos del banco. Me dieron todo en billetes de 100 y 200. La bolsa fue tan grande que llenó el baúl de un auto”
Cuando se les consulta por los billetes más grandes (500 y 1000) en el banco responden: ‘van a los cajeros automáticos y a nosotros nos dejan los de 100 y 200 pesos’ y levantan los hombros como diciendo que nada pueden hacer.
Esa es la realidad. Ignorarla. Así no existe.
Asesores económicos de la administración de Alberto Fernández ya advirtieron que igualmente los nuevos billetes que circularán no serán demasiados. “De junio a octubre no serán muchos los billetes de $2.000 que se verán en la calle y hay que olvidarse hasta noviembre, después de las elecciones, para pensar en emitir un billete de $5.000. Uno de $10.000 y otro de $20.000 es una quimera para el Gobierno”.
La explicación de este galimatías se parece más a un argumento de Isabel Allende en sus novelas: “La emisión de un billete de 5 mil o 10 mil pesos pesará en la subjetividad de los consumidores y traerá mayores presiones a los precios de los alimentos, bebidas, indumentaria y alquileres”.
Esto es: hay una razón “psicológica” por la que facilitar la vida de la gente traerá más inflación. Que por otra parte, ahora se sabe, es generada por el FMI no por la emisión desenfrenada.
Radicales insisten igualmente
Un grupo de diputados del radicalismo presentó un nuevo proyecto para emitir papeles de $5.000 y $10.000 debido a la “altísima inflación” y reemplazar los de más baja denominación por monedas, una alternativa que es muy resistida por la Casa Rosada.
La iniciativa fue presentada por el entrerriano Pedro Galimberti y acompañada por sus compañeros de bloque Fabio Quetglas, Jorge Vara, Juan Martín y Fernando Carbajal. Además de la impresión de billetes de más alta denominación, el proyecto plantea retirar de circulación los billetes de $10, $20 y $50, y acuñar monedas de $25 y $50.
Galimberti reconoció que “el problema de la inflación no se resuelve con la emisión de billetes de mayor denominación” pero remarcó que mientras el índice de precios continúe subiendo “algo hay que hacer”, y esgrimió como argumentos centrales la pérdida de valor adquisitivo del billete de $1.000 -hasta ahora el de más alta denominación- y la alta demanda que obligó a la Casa de la Moneda a realizar contrataciones en otros países para importar billetes.
