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miércoles, mayo 14, 2025

El dramático testimonio del fiscal Vladimir Glinka con detalles de su vida

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Fue uno de los acusadores de los hermanos Kiczka junto a Martín Rau en el juicio por tenencia y facilitación de material de  abuso  sexual infantil (MASI) que concluyó con la condena de ambos acusados. En su alegato, Glinka recordó cómo él pasó mal en la época en que su padre (abogado local) también fuera detenido y enviado a prisión

En el último día del juicio a los hermanos Germán y Esteban Kiczka por tenencia y facilitación de material de  abuso  sexual infantil (MASI) que concluyó con la condena de ambos a sendas penas de 14 y 12 años respectivamente, impactó en forma notable parte del alegato de Vladimir Glinka, el fiscal adjunto quien junto con Martín Rau lograron que el Tribunal Penal 1 integrado por Gustavo Bernie, Viviana Cukla y César Yaya se inclinara por aceptar las acusaciones, y en la ocasión Glinka realizó un pormenorizado relato con detalles de su vida. Allí, con hechos de su infancia cuando su padre (abogado, ya fallecido) Juan Glinka estuviera más de una vez “imputado, detenido, procesado y condenado” por diversos delitos, él también “pasó por el proceso”.

El equipo fiscal integrado por Martín Rau (anteojos y barba) y Vladimir Glinka (al centro)

Desde un primer momento, Glinka insistió (y hasta la televisión nacional que cubrió el juicio lo puso de relieve) en que el juicio tuvo una mediatización no buscada por la fiscalía sino por los abogados de los acusados y que -según la defensa de Germán Kiczka- todo se trataba de una ‘persecución política’. Y en ese punto, inició una descripción significativa.

“A los fines prácticos, yo soy Vladimir Glinka, abogado. Soy fiscal del Tribunal Penal Número 2. No llegué acá por ser (lo van a escuchar igual) amigo de alguien, hijo de alguien, no llegué acá por ser amigo del hijo de alguien. Yo llegué acá porque me rompí el lomo (trabajé duro) para estar en este lugar después de laburar 15 años dentro del Poder Judicial. Esa es la verdad. Yo estoy acá porque soy una persona útil, porque soy una persona con principios, soy una persona con valores, por eso soy fiscal”.

Y luego mirando a los defensores y acusados, agregó:

“Estoy acá también, y esto quiero remarcarlo a ustedes, que es la base central de por qué hago lo que hago, porque no lo haría si no fuera por convicción. Soy también hijo de una docente, de cuatro hijos, una madre soltera que nunca llegó a fin de mes, pero ha enseñado valores inquebrantables. Soy hijo también de un, me han contado, un gran abogado, (toma un respiro y sigue) un gran abogado que ha sido condenado, reiteradas veces, por tribunales penales de la provincia, por cometer delitos, y en consecuencia también soy un hijo del proceso (judicial)”.

“Nunca quisimos mediatizar el caso”, dice Glinka. “Esa fue una estrategia de la defensa”.

En este punto, la tensión se respiraba en el ámbito del juicio.

“Yo viví el proceso penal, continuó Vladimir Glinka, yo viví lo que vivieron ellos (los acusados), eso que ellos ahora toman como que nosotros tomamos que es un juego, yo lo viví. Yo estuve ahí, yo fui a una visita, sufrí una requisa, me desnudé frente a un policía para ver si no tenía algo escondido, para ir a saludarle a una persona por el Día del Padre o para saludarle por el Día del Niño. Yo pasé por esas cosas y dije, para mí, ‘yo quiero algo distinto para nosotros, no quiero que alguien pase por eso y que sea tratado de esa forma’. Y esas decisiones acertadas me llevaron a este lugar. Entonces, que venga un criminal a decir que yo estoy acá porque algún político me mandó, o porque soy un boludo (sic) que no se dio cuenta que le plantaron una causa, es realmente ofensivo. Y eso tiene que quedar claro. Yo no espero que un criminal tenga decencia, pero por lo menos que se calle la boca. Señores jueces, acá nunca hubo una persecución política, nunca hubo un cuadro político, hubo simplemente las ganas de una persona que comete delitos, de zafar, como dijo Sebastián. Le voy a agregar una cosa más, y esto creo que lo vamos a compartir todos. Pese a esa historia que les relato, también tuve la suerte de conocer una mujer maravillosa, tuve dos hijas, dos niñas ahora, seis y cuatro años. Y aprovecho a decirlo, no lo iba a decir en presencia de estos degenerados, pero ahora que se fueron sí lo puedo decir. ¿Se imaginan ustedes lo que yo sentí cuando vi nenas de la edad de mis hijas en los videos? Cien gigas de información ahí. ¿Tienen idea de cuántas veces latía mi corazón por minuto al ver esas cosas? Como para tener que venir acá y tolerar que digan que esto es una persecución política. Ellos están acá por lo que hicieron, y en esa medida van a tener que aceptar las consecuencias. Por último, respecto a esta primera parte que yo les he hablado de tres posibilidades, y prepárenme el micrófono, por favor” (se pone de pie).

“Hay una cuestión acá que tiene que ver con la estrategia defensiva. Es una advertencia. Yo ya les advertí de esto, pero me equivoqué en una cuestión. No sabía cuándo iban a tratar de enroscarlo, de engañarlo, de quitarle esa objetividad. Pero a la luz de lo que estuvimos viendo en las audiencias, sí me di cuenta. Por eso yo se lo voy a explicar ahora. ¿Qué pasa con Sebastián? ¿Qué pasa con la mente de Sebastián? ¿Le adelanto una cosa? No le pasa nada, eh. Pero en esto quiero ser muy claro, y les voy a dar un ejemplo. Se me ocurrió un ejemplo para darles. Por eso necesito el micrófono. Para esta altura tienen que saber ustedes que, independientemente de la diferencia o los roles defensivos, estábamos frente acá, y yo tengo un compromiso, a decir la verdad, ante una defensa conjunta. Ustedes vieron. Ni siquiera sabían a quién le preguntaba a quién. Se mezclaban hasta en las preguntas. No es una defensa conjunta. Yo le voy a dar un ejemplo, señores jueces, de dónde está la falacia acá, y dónde está el engaño (…)”

“Yo viví el proceso penal”, señala Glinka.

En la parte final de su alegato, distinguió la forma en que trabajó la Fiscalía con la que hizo la defensa de los acusados al señalar que ésta busca un detalle como si fuera el análisis en UNA foto y a partir de ahí intenta llevar a cabo su estrategia.

“La fiscalía no trabaja con fotos. Trabaja con una imagen completa. La fiscalía toma esta imagen de frente, toma los costados, toma la parte de atrás”, continuó con la analogía de la fotografía. “La fiscalía consulta con los vecinos, trae a los testigos y arma un hecho. Arma un hecho histórico. Y sobre ese hecho histórico aplicamos la teoría penal que corresponde para resolver el conflicto penal. ¿Qué hace la defensa? Toma la foto, busca el catálogo de teorías, la que cree que encaja, y después intenta forzar los hechos para que la teoría funcione. Por eso es que puede hablar horas y horas y todos pensar que tiene razón, pero no la tiene”.

Glinka recurre al ejemplo de la foto para explicar su acusación

Finalmente le dijo al Tribunal que el padre de los acusados (Leonardo Kiczka) habría incurrido en el “delito de acción pública” con sus declaraciones (no estaba obligado a hacerlo) con presunto falso testimonio por lo que solicitaba que remitiera al Fiscal de Instrucción de turno bajo la acusación de “entorpecer el esclarecimiento de estos hechos, de hecho, haber colaborado con la impunidad de sus hijos, pese a haber sido advertido de que debía declarar con la verdad y no lo ha hecho”.

Foto: Marcos Otaño. Canal 12 (también la de tapa)

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