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sábado, junio 21, 2025

Campo Grande no olvida al obispo Víctor Arenhardt a 15 años de su muerte

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El obispo actual, Damián Bitar y su antecesor y primer obispo de Oberá Víctor Arenhardt

Fue su hijo pródigo. De allí salió. En 2009, el papa Benedicto XVI lo nombró Obispo de Oberá. Un año después falleció en un siniestro vial. El homenaje fue el 17 de mayo con una celebración en la plazoleta que lleva su nombre y una misa en la parroquia San Rafael Arcángel. Una semblanza para ese hombre sencillo y cura de pueblo

La comunidad de Campo Grande realizó una jornada especial para recordar al primer obispo nacido en Misiones, monseñor Víctor Arenhardt, al cumplirse quince años de su fallecimiento. Las actividades se realizó el sábado 17 de mayo y tuvieron como escenario central la plazoleta que lleva su nombre y la sede parroquial San Rafael Arcángel.

El homenaje comenzará a las 17:00 en la plazoleta, donde vecinos, feligreses y autoridades locales se reunirán para rendir tributo a su figura y trayectoria. Posteriormente, a las 19:00, se celebrará una misa en la parroquia San Rafael Arcángel, donde la comunidad elevará oraciones por su eterno descanso.

Informe de Canal 12 hecho en 2009, previo a su asunción como obispo

Legado de un hijo de Campo Grande

Víctor Arenhardt nació el 23 de diciembre de 1948 en Campo Grande, en el seno de una familia de descendientes de inmigrantes alemanes.

Fue ordenado sacerdote el 5 de marzo de 1977 por monseñor Jorge Kemerer, primer obispo de Posadas y, hasta hoy, junto a Arenhardt, uno de los dos obispos sepultados en Misiones.A lo largo de su ministerio, Arenhardt sirvió en distintas comunidades de la provincia, entre ellas Oberá, Posadas y Montecarlo. Finalmente, en agosto de 2009, el Vaticano lo nombró como el primer obispo nacido en Misiones, un hecho que marcó un hito en la historia de la Iglesia local.

Su sorpresivo fallecimiento, ocurrido en 2010, conmocionó a la diócesis, que en ese momento atravesaba una etapa clave de organización. Armando Vera, sacerdote también oriundo de Campo Grande, recordó que la partida de monseñor Víctor fue un golpe muy duro, cuya huella aún permanece viva en la feligresía.

Un pastor recordado con cariño

La comunidad de la Zona Centro mantiene viva la memoria de monseñor Víctor Arenhardt. El reconocimiento a su figura trasciende el ámbito religioso. Para los vecinos de Campo Grande, Arenhardt representa el testimonio de fe, servicio y humildad. Por ello, en cada aniversario, las actividades buscan no solo recordarlo, sino también valorar el legado de “un campograndense” que dejó una marca profunda en la historia de la Iglesia y en el corazón del pueblo.

Breve semblanza

Había nacido en la chacra en Misiones. Era una familia numerosa de muchos hermanos. Desde chico, se vio su inclinación a lo religioso lo que no impidió que llevara una infancia y juventud como la de muchos otros chicos. Le gustaba el fútbol y cuando creció también le gustaba la política. Amaba escuchar radio en las noches con una copita de aguardiente (o schnaps) para abrir el apetito o al final para bajar la comida. Cuando la frecuencia en onda larga se hacía clarita y llegaban las señales de Buenos Aires, podía estar sentado o ya acostado y escuchando radio el Mundo o Splendid o Rivadavia. Le encantaba la charla distendida y la negociación tranquila.

Como el papa Francisco le gustaba mucho la política y no podía dejar de hacer algo por los demás.

Construyó su carrera desde Posadas donde tuvo a cargo el seminario Santo Cura de Ars, pero después -como buen diocesano- recorrió diversos lugares de Misiones.

Antes, en 1984 asistió y realizó los ritos para el bautismo de una niña de pocos meses: Gilda Rossina Pernigotti

María del P Richi Omar Azerrad (padrinos), los padres de Gilda y a la derecha Víctor Arenhardt

La misma niña que años después en 2009 haría toda la cobertura para la ocasión en que el curita de Campo Grande se transformaba en el Obispo de la recién creada Diócesis de Oberá. Y es el informe que se puede apreciar más arriba

Desafíos obereños

Víctor Arenhardt tuvo que sobrellevar el incendio y reconstrucción de la gran iglesia San Antonio de Oberá en junio de 1986: habían puesto artefactos pirotécnicos para una exhibición de fuegos artificiales giratorios colocados en las ojivas de la cornisa del templo. Era el festejo de San Antonio de Padua.

Chispas desprendidas de los artefactos pirotécnicos cayeron sobre el techo, e iniciaron el incendio. El fuerte viento registrado a esa hora contribuyó a la expansión del fuego.
Pese al incendio del templo, los actos celebratorios del santo patrono de Oberá no fueron suspendidos. “No es hora de lamentos, sino de alegría en la desgracia”, manifestaba al día siguiente en su sermón el entonces cura párroco Víctor Arenhardt.

Eso lo pinta de cuerpo entero. Un hombre íntegro que se dedicó con todo su cuerpo y su alma al servicio de los demás.

Su hermano José Werner (y al que muchos llaman Pepe) también fue conocido cuando asumiera la jefatura de la Policía de Misiones.

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