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martes, abril 16, 2024

En Tailandia, canjean un iPhone por un riñón

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“La verdad es que quería un teléfono así. Moderno. Único. Nuevo. Pero fui a ver a mis padres si podían comprarme y me encontré con su negativa. No hay plata, me dijeron. Y entonces vi en las redes la oferta”.

El relato es sencillo y se trata de uno de los jóvenes universitarios del sudeste asiático que decidió vender un riñón y con ese dinero poder comprarse un iPhone último modelo. Fue a la clínica, entró al quirófano y salió con un riñón menos y un teléfono inteligente en sus manos.

En Tailandia, desde hace un tiempo circula la idea de que se puede acceder a artículos de lujo o tratamientos de cirugía estética aceptando la extirpación de un riñón, que según los expertos se paga hasta 30 mil dólares en el mercado ilegal de órganos.

La polémica estalló esta semana cuando una clínica de tratamientos de belleza mostró a tres jóvenes aparentemente recién operados en su costado izquierdo del vientre (una leve mancha de sangre) y cada uno de ellos con sendos iPhone.

Es que esos órganos tan poco apreciados muchas veces realizan una tarea de limpieza única. Los riñones eliminan los desechos y el exceso de líquido del cuerpo. También mantienen un equilibrio saludable de agua, sales y minerales (como sodio, calcio, fósforo y potasio) en la sangre.

Pero al tener dos que hacen la tarea, son muchos los que evalúan: “Si con uno puedo andar igual… bueno, pues…”

La clínica se denomina Dr. Nith Beauty Center. Y en el lujoso hall podía verse a tres jóvenes (dos varones a cara descubierta) y una chica con barbijo.

El tráfico de órganos en Tailandia es alto, y se considera al país como “base de operaciones y de tránsito” para organizaciones criminales especializadas.

La ley prohíbe la donación excepto entre familiares y con carácter altruista, pero varios casos señalan la existencia de un ámbito de ilegalidad que explota estructuras dentro del país o en el exterior que se prestan a tales actividades, aprovechando las necesidades inducidas por la pandemia y una demanda cada vez mayor de órganos, aseguran en Asia News.

En la Argentina el caso más recordado es el del periodista Jorge Lanata. La madre sana de un joven enfermo aceptó donar uno de sus riñones a Lanata. A la vez, la ex esposa del periodista, Sara Stewart Brown, dio su consentimiento para que le extrajeran uno de sus riñones y se lo trasplantaran al hijo de la mujer.

Y uno anterior que involucró a la cantante Sandra Mihanovich quien donó directamente un riñón a la hija de su pareja Sonsoles Rey.

Altruismo puro.

Pero en este caso, el de Tailandia y los países asiáticos, aparece el lado más oscuro y perverso del comercio de órganos.

La publicación en Facebook de la clínica de belleza aparecía como una incitación a realizar este canje.

Por otra parte, no siempre, la extirpación y la donación se realizan de forma voluntaria. El informe 2020 sobre la trata de seres humanos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) confirmó el pasado mes de agosto, al concluir el encuentro de coordinación regional del organismo, que Tailandia sigue expuesta al fenómeno de la sustracción de órganos de víctimas de la trata, con un número de casos en aumento. La verdadera magnitud del fenómeno, advierte la Oficina de la ONU, escapa a las estadísticas pero podría ser muy superior a los casos identificados.

Fuente: Agencias de noticias

Edición: Mario Pernigotti

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