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miércoles, julio 2, 2025

A orillas del Yabebirí: siguen las aventuras en El Tesoro

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La historia sigue en la actualidad. Los captores de Linda Celeste ya están en San Ignacio. Y Gilles sigue buscando la salida del túnel en el que entró. La diplomacia mueve sus silenciosos tentáculos y negocia

La novela El tesoro de los padres se entrega en forma de folletín semanal, un capítulo por vez. El epicentro está en Misiones y alterna momentos del pasado cuando los jesuitas fueron expulsados con hechos de la actualidad. En este episodio, los captores de Linda Celeste llegan a San Ignacio mientras Gilles, el camarógrafo francés intenta salir del túnel en el que se halla. Y la embajada francesa se preocupa por su desaparición.

Breve descripción de los capítulos ya publicados
1 – Por los caminos del Señor Tadeus – En 1768 Un jesuita de la Misión
de Santa María va a partir hacia San Ignacio mientras los paulistas que
buscan esclavos se preparan para atacar la Reducción
2 – Territorio pirata – En la actualidad, Zosa Guarencio es un capo de la
marihuana y está enojado con las autoridades argentinas porque “no
cumplen sus pactos”. Y busca realizar una acción vengativa: secuestrar la hija de un Prefecto
3 – La sartén y el fuego – Linda Celeste (17) es la hija del Prefecto que
acaba de ser secuestrada. Primero no toma conciencia de la situación y cree que ha sufrido un accidente mientras iba a la escuela
4 – Integrado y vital – Gilles Bechardié es un camarógrafo de la TV
francesa que tiene la posibilidad de venir a filmar en Sudamérica un
documental sobre las Misiones Jesuíticas. Está entusiasmado porque espera hallar tesoros ocultos

5 – La selva tiene muchos ojos y algunas miradas – Próximo a desatarse la batalla entre los esclavistas portugueses y los habitantes de la misión Santa María, un cura jesuita tiene que partir y lleva una carga valiosa en sus alforjas.

6 – La familia del Prefecto Gómez Cervinho recibe una llamada de los captores de su hija. A nivel de cancillería el caso empieza a trascender pero los medios aún no se han dado por enterados.

7 – Ora pro nobis. Mientras Tadeus Rainert escapa con un grupo de aborígenes de la Misión Santa María y una carga en animales, los mamelucos llegan y atacan. Las batallas son feroces

8 – Un descenso húmedo. Gilles Bechardié se anima a ingresar a un túnel-cueva en las ruinas de San Ignacio miní. No sabe lo que puede hallar, pero está dispuesto a todo

9 – El padre Tadeus Rainert es rescatado en su huida de los mamelucos por un vigía de la selva. Están en medio del monte pero terminan hablando del Dante

10 – Los señores poderosos. Los captores de Linda Celeste reciben la instrucción de no cruzar el río con su rehén. Deberán quedarse en una guarida cerca del arroyo Yabebirí. Gilles tiene miedo de perderse dentro del túnel en el que se metió… hasta que ve una luz.

Capítulo 11

Una situación complicada

Tras cuarenta años de reinado, murió el rey medo Ciaxares y lo sucedió en el trono su hijo Astiages. Tenía Astiages una hija llamada Mandiane; soñó que ésta despedía tanta orina que cubría toda Ecbatana y toda Asia. Cuidó de que no casara con ningún medo y la dio en matrimonio al persa Cambises hombre de buena familia, carácter pacífico y mediana condición

(Heredoto Nueve libros de la historia)

Actualidad.

Cruzamiento de llamadas telefónicas y rastreo de información en la web así como búsqueda de datos por SMS.

“Los oficiales del SBD, Roberto Uldarriz y Sebastián Carentein informan que en la zona de búsqueda, hay comunicaciones que pueden resultar atinentes al objetivo.

1) Consideran que la persona que se halla en búsqueda puede estar entre las coordenadas (da los datos) y también pueden ubicarse en tal lado.

2) Adjuntan un mapa con los movimientos sugeridos referidos al contrabando de estupefacientes en la frontera. En el reporte se recordó el reciente caso de una lancha que cruzó hace cuatro días el río con dos personas a bordo (ver fotos adjuntas). A su regreso, la  lancha volvió sólo con el que la manejaba. Detuvieron su marcha en cercanías de la desembocadura del Arroyo de la China regresó al Paraguay sin los acompañantes.

3) Como se recordará este hecho no quedó resuelto y se estima que podría ayudar en la pesquisa que se lleva a cabo.

4) Además, incorporan a fojas 5, el reporte de la actividad sospechosa en territorio de la república del Paraguay que pueden ser vinculados a los objetivos de la búsqueda actual.

5) En consonancia, con lo anterior, hay una captura de llamada de teléfono celular a otro teléfono móvil a fojas 8 al 11. Aunque la voz extranjera no es reconocida, Asuntos Internos sospecha que el que responde desde la Argentina puede ser un integrante de la Fuerza que se encarga de patrullar las costas del río. Y por ende, podría tener relación con los eventos investigados.

6) En el caso de la captura de llamada telefónica, véase en la página 10, donde el que llama desde el exterior advierte a su interlocutor local: “Tenés que cumplir lo comprometido, chera-á porque si no, la vas a pasar mal. Ahora, es cuando te necesitamos. Y vas a tener que llevar adelante esta tarea y necesitamos a toda nuestra gente tanto de acá como de allá (o sea Argentina) haciendo los deberes. ¿Estamos de acuerdo?”. A lo que la voz de Argentina respondía. “Sí, hermano. Pero en estos momentos tenemos en la Fuerza muchos controles y creo que no voy a poder estar disponible para esa actividad que me piden. No voy a poder ir a Candelaria esa noche ni la siguiente. ¿Okey?”. A lo que seguía: “Nada que ‘okey’ ni ‘okey’. Acá vas a tener que arreglarte y cumplir con lo que se te está pidiendo”. (Y seguía así)

7) Hay certezas de que en el operativo (evitaban nombrar ‘rapto’ o ‘secuestro’) está descartado que se usara un avión o helicóptero para el traslado de la persona en cuestión. Sólo quedan los vehículos sobre ruedas y los que se desplazan sobre agua.

La carpeta tenía varios folios más. Los jefes de investigación abocados a la tarea de encabezar el rastreo miraban con desdén el material que tenían entre manos.

-Decime, ¿tenés la misma sensación que yo?

El otro alzó los ojos de los papeles que parecía estar leyendo y asintió.

-La verdad es que no sé qué hacen estos de Asuntos Internos. ¡Tantas horas y rastreos y cruzamientos para producir… esto!” –dijo y señalaba la carpeta y sus magros resultados.

Y el otro volvía a machacar.

-Claro que sabemos que la chica está en esas coordenadas. Eso no es novedad. No hay forma de haberla llevado más lejos.

Y el otro: “Y que no hay traslado vía aérea es más que evidente. No obstante, esa llamada transcripta me hace ‘ruido’. ¿A vos no?

-Un poco, sí. Pero resulta que es anterior al secuestro.

-Bueno, justamente. Allí puede estar la clave. Habrá que ver quién es el receptor, rastrearlo, identificarlo y hacerle un careo, ¿no crees…?

En el momento en que el oficial trataba de terminar su frase, un suave golpeteo de la puerta, lo hizo detenerse.

-Sí…? –dijo y decidió escuchar al que llegaba.

-Disculpe, jefe. Hay comunicación directa con Cancillería. Parece que hay más problemas todavía.

-¿Es posible?

-Aquí le paso el mensaje: “A la desaparición (con alta probabilidad de secuestro internacional) de la joven argentina Linda Selene Gomez Cervinho se agrega la pérdida de contactos con el joven camarógrafo francés Gilles Bechardié. El mismo integra una delegación de la televisión francesa que se halla filmando un documental en San Ignacio. Sin embargo, ayer en horas del mediodía se separó del grupo de la TV y fue última vez visto yendo rumbo a las Ruinas de San Ignacio. Desde entonces, no se tuvo más novedades. Ha habido una especie de consonancia entre ambos eventos, más allá de que prima facie no parecen estar relacionados. Se sugiere no descartar ninguna hipótesis al respecto y esperar que aparezca pronto. De lo contrario, habrá que ver cuáles son los contactos con la embajada francesa y realizar la contención del caso”.

Al terminar de leer la novedad, el jefe del operativo del rescate de Linda Celeste sabía lo que iba a pasar continuación.

-Jefe, una llamada entrante.

-Sí, no me digas nada. ¿Es de la embajada francesa, tal vez?

-Jefe, ¡usted podría trabajar de adivino!

* * * * * * * * * *

El prefecto Gómez Cervinho tenía una foja de servicios intachable. Siempre, desde muy joven, cuando entrara en la fuerza, lo suyo fue el servicio. Sin importar lugares inhóspitos ni horarios desagradables. Estuvo acarreando a su familia por todas las zonas litorales del país. Las lindas y las no tanto. Los lugares donde los mosquitos eran como colibríes y en otros casos, capitales de provincia donde la vida era más tolerante para el resto de su familia. 

Había elegido esta profesión porque su padre y su abuelo fueron hombres dedicados al agua. Está bien: ellos eran más para la marina mercante. Pero esa idea de la ausencia durante seis meses como las que su padre incurría en su propia infancia no constituía el mejor recuerdo. El hombre se iba y cuando volvía veía a sus hijos distintos.

Por eso, optó por el agua, pero cerca. Porque no quería ver a su familia cada seis meses. Eso era intolerable para él. No iba a repetir los errores de su padre. Cuando nació su hermano, su padre no estuvo y lo conoció cuando ya tenía 95 días.  Él eso no quería.

Marta Mabel, la buena esposa y mamá del Prefecto que aún vivía con 72 años, había sido tolerante con su esposo ausentista. Había tomado el timón (nunca tan bien la analogía) del hogar y no sólo se encargaba de las actividades del ama de casa sino que hacía de “papá”. Pagaba las cuentas, asistía a las reuniones de la escuela o de consorcio, arreglaba las cosas defectuosas en la  casa: no sólo era capaz de cambiar un foco de luz sino también conocía cómo funcionaba el tablero de la energía eléctrica. Y era la época en que no había llaves térmicas. Si el tapón saltaba, había que “cambiar el alambrecito”, como decía ella para que volviera el fluido eléctrico a la casa.

Esa ausencia de seis meses de su padre también tenía sus bemoles en la convivencia. Cuando no estaba, lo extrañaban a mares (vaya de nuevo una analogía temática), pero cuando llegaba, al tercer día, ya no veían la hora que embarcase de nuevo. Era como un chinchorro atado a la costa en medio de una tormenta: iba y venía. Chocaba contra la costa, contra otras embarcaciones, contra las olas, contra el aburrimiento. No tenía lugar, allí quieto y en la costa.

Así, entre esos avatares, se hizo grande y siempre el agua “le tiraba”, como solía decir él mismo. Era el “mar que lo llamaba”. Aunque terminó siendo marinero de agua dulce, la Prefectura calzaba perfectamente con sus aspiraciones. Porque no quería las ausencias sin fin de su padre. Él sería un padre presente.

Había conocido a María Elena muy joven y desde entonces, parecían destinados el uno para el otro.

Ahora, luego de 19 años de matrimonio, con Linda Celeste y Ariel sus hijos, constituían una familia consolidada. Sin embargo, por lo bajo, como esas corrientes submarinas o esos remansos del río donde el agua sólo parece que se mueve tranquila, había terribles corrientes de desasosiego en el matrimonio.

El prefecto no toleraba más a su esposa; y el sentimiento parecía mutuo. Pero la hostilidad era sorda y los cañoneos, diarios. Era una guerra de guerrillas.  La lucha apenas trascendía al ámbito doméstico (que una ubicación de sus calzados para ir a trabajar cambiados de lugar podían constituir la base para una agria discusión. Luego de un día, quizá, ya habían olvidado el motivo, pero seguía produciendo adentro un dejo agridulce que le amargaba el carácter y le arruinaba los días).

De su parte, María Elena en su lucha diaria por conservar –lo suyo ya no pasaba por intentar bajar- el peso le agriaba el carácter. Esa lucha contra la balanza era una batalla perdida. “NO, peor aún, era una guerra perdida”. No había forma en hacer retroceder esos kilos que se acumulaban “ahí”. A esta persona que había sido tan dulce y tan generosa como madre, ahora, que los hijos estaban grandes y que volvía a fijarse en ella misma, la imagen que le devolvía el espejo no era definitivamente de su agrado. Tomaba conciencia de que sus mejores años habían pasado y que ese avance ingrato de “esos malditos rollos” sobre su cintura era incontenible. Sus frecuentes dietas para bajar de peso, su recorrido por dietistas y nutricionistas no lograban más que producirle desánimo y la recuperación del peso perdido en menos de la mitad del tiempo que le llevaba verlos desaparecer, con esfuerzos. Y con las píldoras era peor: los efectos se trasladaban a su carácter. Reñía constantemente a sus hijos y –naturalmente- el objeto de sus peores broncas terminaba siendo su esposo. Ningún régimen parecía ayudarla y todo empeoraba a ojos vista.

Imágenes de Freepik

No era gorda. Ni mucho menos obesa mórbida. Conservaba una figura más que atractiva para sus 45 años, pero era una cuestión de autopercepción que los psicólogos estaban estudiando atentamente como una patología que mutaba hacia verdaderos dramas como la bulimia y anorexia. Ella no era así. Era demasiado sana para caer en esas locuras. Comía bien y dormía bien. Las demás pastillas a las que había recurrido para perder el apetito eran más bien inocuas y de origen vegetal. Casi placebos. Pero claro, así también eran bastante ineficaces. ¿Y por qué estaba así, entonces? ¿Por qué tenían esa sensación de que cuando su marido estaba con ella varias horas, todo podía estallar en cualquier momento? Ella no lo sabía ni lo podía explicar. Pero no se lo deseaba a nadie. Pese a esa facilidad que tienen muchas mujeres para socializar sus dramas con otras de su condición, en este caso María Elena era poco comunicativa de sus dramas emergentes del matrimonio. ¿Qué iba a decir? Sus amigas le felicitaban por el buen carácter de Pedro, su marido. Así que mal ella podía venir ahora con una sarta de no-virtudes de este hombre que estaba –ella lo veía así- cada día más insoportable. Y, tal como los psicólogos señalan, ambos estaban en una etapa en que hacían proyección. Lo que veían de mal en el otro, era el propio reflejo de sus propios defectos

En ese contexto, el Prefecto y su esposa fueron avisados que su hija Linda Celeste había sido secuestrada por narcos de la frontera.

Y podía ser el final de la historia de María Elena y el prefecto Gómez Cervinho.

* * * * * * * * * *

Y desde Asunción y Buenos Aires parten sendas órdenes para la razzia con helicópteros, lanchas, y caballería e intentar hallar a la joven secuestrada. Aún se mantenía la orden de perfil bajo para el relato oficial.

Sólo en Paraguay se mantenía cierto nivel de difusión en los medios radiales, aunque al no haber nuevas comunicaciones y no hallar interlocutores dispuestos a dar novedades del caso (ni siquiera en el sistema de relatar sin identificarse conocido como off the record) la noticia iba perdiendo su empuje inicial.

-Atención: noticia de úuuultimo momento. Atacan a balazos a un concejal de Villarrica. Fue esta mañana en la localidad de Villarrica donde el edil tiene residencia. El hombre pudo zafar de la balacera. Se trata de Ernesto Trenposi, del Partido de la Unidad Nacional. Trenposi está internado en la clínica del Buen Socorro y los médicos dijeron que evoluciona favorablemente. Los vecinos dijeron que habían visto a dos sicarios armados que se acercaron al auto de Trenposi. El concejal en la campaña había dicho que iba a investigar el ingreso de autos Mau y su vinculación con el narcotráfico. Con respecto al supuesto secuestro de una argentina no hubo novedades todavía. Como se recordará, ayer trascendió una noticia de que una banda de nuestro país habría secuestrado una joven argentina. Pero esto parece ser una mentira más de los argentinos que buscan crear un conflicto con Paraguay. Bien, amigos, esto es todo por ahora en el ámbito de las noticias…

Para las autoridades, esto era una ventaja ya que podían iniciar el despliegue de personal de las fuerzas sin llamar en demasía la atención.

Pero en Paraguay, no se quedaban quietos.

Gumercindo Zosa Guarancio ha decidido convocar a todas sus fuerzas disponibles. Los recién llegados desde el Norte del país se suman a su elite de choque para intentar una movida arriesgada. Atacar y negociar desde una posición de fuerza con la carta de mayor valor que es su rehén que se halla en algún lugar de la región. Él mismo se cuida de mencionar a los suyos dónde se encuentra la muchacha.

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