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viernes, abril 26, 2024

Lady Di, Míster Di: los inmortales

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Cómo reflexionar sobre la vida de un (semi) dios como Diego Maradona. Quizá se pueda vincular de alguna manera con otros como John Kennedy y Marilyn Monroe que también estuvieron “allá arriba” en la consideración. Y por qué no, con Diana Spencer, la famosísima Lady Di

Michael Korda escribió Immortals, una obra que refirió la relación (semi) oculta entre John Kennedy con Marilyn Monroe desde que él fuera un senador exitoso y ella ya estaba haciendo techo en la cumbre de Hollywood.

El relato sigue la vida de ambos íconos de la cultura estadounidense de mediados de siglo pasado. Cómo fueron construyendo sus imágenes y cómo llegaron a la cumbre.

La novela de Korda tiene una versión en castellano. Es un relato apasionante sobre la relación oculta de JFK y MM

Su desaparición también ocurrió en un breve lapso de no más de quince meses de diferencia. Eclipsados por una vida intensa se evaporaron en el aire y quedaron fijados en la cultura, las canciones (quizá no sea tan casualidad que Candle in the wind la canción que Elton John le dedicó a Marilyn Monroe en su primer álbum, la haya usado luego para despedir a su amiga Diana Spencer 35 años más tarde), los libros, las imágenes, graffitis y demás.

El artista gráfico Andy Warhol fue uno de los que plasmó una imagen icónica de MM.

La sensación que dieron siempre es que sentían semi dioses y que constituían eso que decía el título de la novela.

En estos días de doliente partida del argentino más famoso, vuelve la cuestión de aquellos que deben sobrellevar una vida expuesta, endiosados, amados y odiados por partes iguales.

Endiosamiento. No sólo en Argentina sino en el sur italiano, los ‘terrone’ del Napoles lo aman (foto Napoli Magazine)

“No es fácil resistir esta presión, ¿viste?”, le dijo Diego Maradona al médico que lo atendió en algunas de sus tantas rehabilitaciones llevada a cabo en Suiza. Corría 1996. El profesional recibió el asedio de la prensa hasta sucumbir a los embates. “Y eso que vos solo tuviste un rato de este acoso, eh”.

Lo mismo ocurrió con Diana Spencer, la personalidad pública más impactante que dio el siglo XX.

El acoso de los paparazzi marcó su triste final al mejor estilo de una película de Fellini (el que acuñó por otra parte ese despectivo nombre para los fotógrafos de famosos: ‘paparazzo’ es una especie de tábano o mbarigüí muy molesto al que no se lo puede espantar).

Pero hay un detalle que une sutilmente a la popular Lady Di con Míster Di(ego).

No sólo se sabían (semi) dioses sino que se comportaban como tales. No tenían miedo. Se consideraban inmortales. Al igual que MM y JFK.

En estos días, el diario Clarín mostró y recordó una de sus famosas fotos de tapa. Era Lady Di en su viaje por Argentina, cuando visitó el Sur y se subió a la embarcación de un tal Jorge Schmid quien debe toda su fama desde entonces a ese famoso viaje.

La famosa foto de la que Clarin se hizo memoria esta semana. Diana observa a una ballena en Puerto Pirámides.

Pero el detalle está en la foto. Es bueno observarla. Diana, fascinada, observa con el resto del grupo a las juguetonas ballenas que se acercaban.

¿Ven el detalle? Es la única que no lleva salvavidas puesto. (Excepto el hombre de negro y anteojos que fácil es sospechar que se trata de un guardaespaldas y encargado de seguridad).

Reitero: Diana no usa protección. ¿Para qué? Si ella es inmortal. Si a ella como una diosa o semi diosa no le pasará nada.

Dos años después, apenas, se subirá al auto de un chofer totalmente intoxicado y correrán como locos por las calles de París escapando de los paparazzi hasta estrellarse en un túnel. Y sí, iban a 190 km/h. Diana murió de los golpes. El Mercedes Benz era uno de los más seguros del mundo. Pero ella no llevaba puesto el cinturón de seguridad. ¿Para qué? Si era inmortal. No le iba a pasar nada. El guardia que viajaba con ellos sí llevaba el cinturón y sobrevivió.

A inicios de 2000, Diego Maradona luego de estar en coma en Punta del Este viajó a Cuba para iniciar un nuevo proceso de desintoxicación y pérdida de peso.

Uno de los eventos que llamó la atención fue un día en que chocó su camioneta 4×4 con un colectivo turístico (guagua, le dicen) y su vehículo quedó totalmente destrozado y dado vuelta con Diego enganchado (ahí, sí) por el cinturón de seguridad que terminó de salvarle la vida.

Siempre en el corazón de la gente: Diego con la celeste y blanca (ilustración Fabrizio Birimbelli)

Cómo no sentirse un (semi) dios si todos te tratan como tal. Cómo no sentirte que no te vas a morir nunca si –como en las películas- siempre y a último momento alguien o algo vendrá a socorrerte.

“No habría que sorprenderse de que pasara esto”, dijeron por estos días los profesionales que lo trataron en Colombia cuando se operó y se colocó un cinturón gástrico que lo devolvió a la vida flaco y reluciente como si nunca hubiera padecido nada.

Su corazón ya se sabía era un milagro que siguiera bombeando sangre.

Verlo en ese video del chico al que Diego saludo da idea de cómo estaba el pobre Diego. Parece un ancianito de 100 años. Su corazón ya no daba más.

El último video. Un niño fascinado por el saludo habla con su madre mientras Diego, lentamente, se aleja

La inundación de sus pulmones parece una analogía de los compartimentos estancos del Titanic (no puedo evitar recordar la película de Cameron) que eran avasallados por el agua.

Sólo falta una banda musical que siga sonando y tendríamos el final perfecto.

Chau Diego… hasta siempre.

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