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jueves, abril 18, 2024

Un crimen que marcó la historia de América latina

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Las asociaciones terroristas y criminales aún tienen bases en algunos países de Latinoamérica. Este artículo es de Lucas Junes, periodista de “Itapúa en Noticias”. Encarnación, Paraguay. Y cuenta con detalle, los sufrimientos infligidos a Cecilia Cubas, cuya única culpa era ser hija de un presidente

El misionero Lucas Junes, autor de esta nota

Una de las muertes más crueles que me tocó leer e investigar, una joven, un secuestro, un asesinato y el nacimiento del grupo criminal que marcó un antes y un después en la historia de la República del Paraguay, ese fue el secuestro y asesinato de Cecilia Cubas que dio renombre al EPP.

Antes que nada, quiero comentar que es sin dudas el relato más difícil que me tocó armar, visité decenas de medios digitales con versiones distintas, miré horas de videos y un centenar de microhistorias que surgen ante cada acontecimiento en el caso. Cecilia Mariana Cubas Gusinky era una joven multifacética, plagada de actividades diarias, inteligente, agradable, feliz y amante de los deportes.

Hija del ex presidente de Paraguay Raúl Cubas Grau quien estuvo en el máximo cargo desde agosto de 1998 hasta marzo de 1999.

La joven de 31 años administraba una empresa de su papá, que se dedicaba a la fabricación de columnas de cemento llamada “14 de Julio S.A”, distribuyendo los mismos a la Administración Nacional de Energía para la colocación de los que conocemos como postes de luz habitualmente. Cecilia y toda su familia tenían un pasar económico muy bueno, una vida estable y proyecciones de crecimiento constantes.

Nunca jamás imaginó lo que el 21 de septiembre de 2004 le iba a ocurrir, en esa fecha comienza una nueva página en la historia del Paraguay y de América Latina.

Mirtha Gusinky la madre de Cecilia Cubas

A las 18:45, se dirigía con su mamá a su casa ubicada en el Barrio Laguna Grande de la ciudad de San Lorenzo, cada una a bordo de vehículos distintos.

La madre de Cecilia, llamada Mirtha Gusinky, la sobrepasó y se adelantó unos metros llegando a destino, allí comenzó todo. Cecilia iba a bordo de su Nissan Patrol cuando en ese preciso momento fue interceptada por un vehículo de la marca Volkswagen Santana color azul, sobre la calle Coronel Machuca entre Gral. Garay y Gral. Genes.

Así también por la parte de atrás la choca otro rodado color rojo, este último, de la marca Ford modelo Escort, que le impide poder retroceder para escapar.

Del primer vehículo descienden dos personas que sin mediar palabras comienzan a balear la camioneta de Cecilia, efectuando un total de 26 disparos, 19 impactos efectivos en el vehículo, con armas de calibre 9 milímetros dieron 15 impactos en la zona baja, que eran las destinadas a reventar las cubiertas del rodado y otros 4 agujeros se hicieron en la zona del capó, con las características de un fusil M16, más conocido como armamento de guerra.

Una vez que lograron que el vehículo de Cecilia Cubas se detenga, uno de los secuestradores se asomó a la ventanilla del lado del acompañante y con un martillo metálico rompió el vidrio, abrió la puerta e inmovilizó a la víctima, para luego subirla al auto azul y fugarse.

Así quedó el auto que conducía Cecilia cuando fuera secuestrada

Algunos dicen que eran 7 y otros que eran 9 personas en total los que viajaban en ambos rodados. Lo cierto es que todos subieron al vehículo de la marca Volkswagen y abandonaron en el lugar el Ford Escort rojo dejando la primera escena que luego fue investigada.

Volvamos un minuto al fragmento de vida de Mirtha Gusinky.  Ella antes de entrar a su casa escucha una tremenda balacera y regresa rápidamente donde estaba su hija, visualiza un vehículo rojo inmovilizado y la camioneta baleada de Cecilia, observando el vidrio roto y las balas, imaginen ustedes la tremenda desesperación de una madre en ese momento, entre llantos y gritos comenzó a exclamar: “Llamen a la policía secuestraron a mi hija, por favor ayúdenme”.

Luego testigos se acercaron al lugar y le informaron a Mirtha de lo que sucedió minutos atrás.

Oscar Benítez, uno de los secuestradores

Se encienden las alarmas y comienza una investigación algo complicada, en la escena del hecho había decenas de personas tocando todo lo que había, personal de Criminalística poco y nada pudo hacer para recabar pruebas importantes, ya todo el lugar estaba contaminado.

En ese momento, se sabía que era una banda de delincuentes fuertemente armados bastante profesionales, pero nadie tenía idea de la magnitud de criminales que en ese momento estaban por mostrar su lado más oscuro y generar un antes y después en la historia, luego sabrán por qué…

Los secuestradores, luego de unos minutos abandonaron el vehículo de color azul sobre la calle Blas Garay a pocos metros de la Ruta PY02 y subieron a Cecilia a una camioneta Ford modelo Ranger color blanca, para llevarla a una vivienda ubicada en la calle Las Palmas de Ñemby.

De este último trayecto de los malvivientes, los investigadores no tenían la más pálida idea, pero el silencio y el shock sólo duró una hora aproximadamente hasta que se produjo el primer contacto telefónico por parte de los secuestradores.

El teléfono sonó en la casa de Cubas.

La mucama de la casa atendió la llamada y cedió el tubo del teléfono a Daniela Sosa, amiga de Cecilia, quien llegó hasta el sitio al enterarse lo que ocurrió. Del otro lado se escuchó una voz masculina, los secuestradores aseguraron que Cecilia estaba con vida y sin daños. También las órdenes de esa llamada fueron claras y expresas: “No prensa, no Fiscalía, hagan lo que les digo o les va a costar muy caro”.

Se dio inicio a una larga etapa de investigación, negociaciones y por sobre todo búsqueda desesperada de la joven de 31 años que ya estaba en cautiverio.

Carta enviada por Cecilia desde el lugar de su secuestro

Todos estos días y meses se efectuaron las negociaciones para liberar a Cecilia a través de diferentes medios de comunicación, vía telefónica, correos electrónicos, notas dejadas en lugares insólitos, entre otros. 5 millones de dólares era el monto que pedían los captores.

El 13 de noviembre de 2004 se realizó el primer y único pago en una zona rural de Caaguazú, habían acordado la suma 300.000 dólares, con pruebas de vida de por medio que solían facilitar los secuestradores, que constaban de fotografías de Cecilia con periódicos de las fechas.

Luego de ese pago los secuestradores enviaron un mail confirmando que recibieron el dinero, pero que eso sería el pago por intereses de los 5 millones de dólares que pidieron, ya que se habrían retrasado mucho en abonar la suma que ellos fijaron. Todo se derrumbó para los Cubas.

Desesperado el ex presidente llamó a los medios de prensa diciendo que los secuestradores no tenían palabra, mostrando inclusive una nota que ellos habían escrito a mano, parte de las negociaciones que se fueron dando entre los captores y los familiares de la víctima.

La desazón aumentaba mientras más pasaba el tiempo

El grupo criminal vio esto y respondieron con un duro mensaje vía mail, donde primeramente se burlaban de las capacidades de los investigadores y además decían: “Hicieron lo peor, Cecilia nunca será hallada y en caso de que lo hagan, será encontrada en pedacitos. El 21 de diciembre del 2004 se dio un nuevo mensaje de los captores, exigían el irrestricto pago de 3 millones de dólares para el 24 de diciembre, la respuesta debía darse en el noticiero de canal 13.

Aconsejaron que Raúl Cubas aparezca y confirme que contaba con el dinero.

Esa fue la última vez que mantuvieron un contacto o cualquier tipo de comunicación con los secuestradores de Cecilia Cubas. El tiempo pasaba, la investigación seguía, pero no lograban novedades importantes, hasta que un día decidieron allanar una casa, casi por compromiso.

La casa donde estaba secuestrada

Para entonces se cumplía el día 148 del secuestro, una vivienda ubicada sobre la calle Las Palmas 342, del barrio Mbocayaty, de la ciudad de Ñemby era intervenida en búsqueda de Magna María Meza alias “La Pelirroja” quien allí residía con Manuel Cristaldo Mieres, ambos buscados.

Se manejaba la información que estas dos personas tendrían alguna relación con el secuestro de Cecilia Cubas, inclusive la Policía a través de la Comisaría local tendría identificado el lugar, pero nunca le dieron el suficiente interés, hasta que un día por fin la allanaron

A casi cinco meses de cautiverio, el 16 de febrero de 2005, en esa intervención encontraron un sinfín de elementos raros, sustancias, somníferos, bolsas, chalecos antibalas para armar, ventanas cubiertas y un llamativo alisado de cemento reciente que llamó la atención. Los bomberos fueron citados al lugar y como no tenían mucho para hacer porque no había cadáver, comenzaron a romper ese alisado de cemento y cavar para ver si encontraban algo. Alisado, tierra, madera, alisado y por último escombros, eso encendió las alarmas tras varias horas.

¿Por qué habría escombros y rocas allí? Era la duda de los Bomberos, en compañía de la policía removieron los cascotes y ese olor nauseabundo, a putrefacción, tan característico de algo descompuesto se sintió en todo el lugar.

Inmediatamente todos llegaron, a verificar la escena.

Un cuerpo humano reposaba sobre la tierra en ese lugar frío y cerrado, lo que sería el rostro y gran parte ya se encontraba en estado de descomposición esquelética, y algunas partes que quedaban de piel con un color algo blanco muy particular. Reconocerlo era imposible todavía.

Recurrieron a la antropología forense para identificar el cuerpo, se decía que al cadáver se le arrojó cal para acelerar la descomposición, pero luego se comprobó que los rastros blancos en el cuerpo era la transformación de la parte grasa del cuerpo a cera, por el lugar cerrado.

La saponificación o Adipocira es un cambio físico de la grasa corporal, que por medio de la hidrólisis se convierte en un compuesto ceroso similar al jabón. Suele comenzar en las zonas con más grasa. Eso permitió que se conserve el estado del cuerpo y un tatuaje que se veía.

 La primera identificación del cuerpo fue por parte de los familiares, visualizaron un tatuaje que se encontraba en la zona lumbar baja, un tribal tipo mariposa, luego por la dentadura y último por los datos que tienen las prótesis mamarias de un implante el 6 de enero del 2003. Se confirmó lo peor, Cecilia Cubas fue encontrada muerta a 5 metros bajo tierra y comenzó la autopsia. El cuerpo no presentaba rastros de violencia de ningún tipo, no había signos de forcejeo ni lucha dentro del túnel. Habría sido imposible bajar el cuerpo con resistencia.

No había rastros de fauna ni flora cadavérica lo que generaba aún más dudas, puesto que si la muerte hubiera sido en la superficie el cuerpo hubiera tenido lo que conocemos cotidianamente como gusanos, que contaminan el cuerpo, minutos después que un ser vivo deje de existir.

El rostro había sido cubierto con una cinta de embalar cubriendo boca y nariz en su totalidad, que a su vez tenía una especie de papel que impedía la respiración. Cecilia murió por una asfixia mecánica estaba comprobado, ¿Pero por qué no se resistió? Estaba por comprobarse… Encontraron en el lugar tabletas de Disomnilan, el nombre comercial de un sedante que puede alterar la capacidad de reacción, dificultar la concentración y producir amnesia. Eso le dieron a Cecilia para bajarla al interior del túnel sin oponer resistencia alguna.

Cabellos de Cecilia se tomaron para el análisis, pero en ese momento no había los elementos de toxicología forense. Dos años después la tecnología se instala en Paraguay y se válida judicialmente, por lo que pudieron determinar que a ella la mantenían durante el cautiverio dopada. Lo más triste de esta historia se confirmó, Cecilia Cubas fue dopada para ser escondida en la fosa, cerraron el hueco con tierra, alisados de cemento, madera y en diciembre los ocupantes de la casa abandonaron el lugar. Cecilia Cubas Gusinky fue enterrada viva y allí murió Preguntarán por qué mencioné que esto fue histórico, es que el caso de Cecilia Cubas fue la primera experiencia de secuestro y muerte en la historia de la República del Paraguay para la medicina legal y ámbito judicial. Lo que sucedió ya se sabía, pero, ¿quiénes lo hicieron?

 Volvamos al caso, desde el plan de secuestro, el armamento, la modalidad, la asociación criminal, todo estuvo hecho con minucioso trabajo. El túnel es fundamental para la investigación ya que se cree que fue hecho mucho tiempo antes del secuestro, todo planeado. El túnel realizado fue con un conocimiento profundo de la causa, los captores contemplaban la posibilidad de la muerte de Cecilia Cubas, ya que no había ni un solo gramo de cemento para sostener la estructura del túnel, fue hecho para no ser encontrado después.

Se cree que Cecilia murió entre el 21 y el 24 de diciembre de 2004, fecha que coincide con el cese de las comunicaciones de los secuestradores. Los ocupantes de la vivienda festejaron la Navidad de manera normal, es más decoraron la casa.

Osmar Martínez, otro de los condenados por el crimen

Magna Meza alias “La Pelirroja” quien era la “cuidadora” de Cecilia Cubas iba a la despensa del barrio, a la panadería, a la carnicería. Es más, le manifestó a un comerciante que pronto se mudaría por la inseguridad en la zona.

 Luego se comprobó que los secuestradores eran el brazo armado de “Patria Libre” antecesor directo del EPP (Ejército del Pueblo Paraguayo). Autores del secuestro María Edith Bordón en noviembre de 2001.

Además, tenían a su cargo asaltos a bancos a modo de recaudar dinero.

Un grupo criminal entrenado directamente por las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) con aliados en Brasil, Bolivia, Argentina y otros países.

Anterior al secuestro en 2003 se allanó un domicilio en Sanguina Cue, Departamento de San Pedro, donde fue detenida la famosa Carmen Villalba líder del EPP y se fugó Alcides Oviedo. Allí incautaron un gran arsenal de armas de guerra e insumos para la creación de explosivos, equipos de comunicación tácticos, vehículos y una computadora. Entre las cosas que incautaron había un documento llamado “Plan León”, donde se encontraban análisis y estudios de personas con alto nivel económico en Paraguay.

En esa lista aparecía la familia de Raúl Cubas, donde figuraban también datos de María Edith Bordón.

Otro documento hallado fue llamado “Fuerza Propia” que contenía instrucciones del comando operativo encargado de cumplir los objetivos, es decir realizar los secuestros. Un grupo totalmente entrenado para delinquir que aterrorizó al país y lo sigue haciendo en la actualidad. El asesinato de Cecilia Cubas fue el golpe más grande de este brazo armado de “Patria Libre” que tiene bases terroristas en varios países, luego de esto muchos de sus integrantes se autodenominaban como pertenecientes al EPP, con fuerte presencia en el norte del Paraguay.

Aunque en esta parte de la historia de las fuerzas armadas en todos los países entran cientos de historias más que serán interesantes profundizar en otra ocasión, más de 20 fueron los acusados por el secuestro y muerte de Cecilia Cubas, algunos condenados y otros abatidos. No quiero distinguir entre las clases sociales ni ideologías políticas en la ocasión, estos delincuentes se cobraron muchas vidas y el terrorismo es una realidad grave en América Latina. Hay miles de cosas que agregar a esta historia, lo importante es nunca olvidar.

Cecilia Cubas de 31 años, hija de un ex presidente, fue una de las tantas víctimas de la maldad. Murió sufriendo de la manera más terrible y enterrada viva, un capítulo más de la historia negra del Paraguay.

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