Ocurrió en Mendoza. Juzgaban a un trío por un ataque y muerte en celda. El más peligroso -con condena perpetua- sacó una chuza y atacó a la fiscal del caso. La mujer se defendió con gas pimienta. El criminal quiso luego tomar de rehén una abogada pero fue reducido
La historia comenzó hace cuatro años. Un 25 de diciembre de 2019 tres presos atacaron a un cuarto en una celda que compartían en Mendoza. Nicolás Lozano compartía la celda con Hugo Eduardo Arredondo en el penal de Almafuerte y esa Navidad de 2019 fue asesinado a golpes de puño alrededor de las 22 y en el interior de uno los calabozos del módulo 5, en el ala 2 de la cárcel de máxima seguridad. En ese momento, los penitenciarios recibieron el aviso sobre un episodio de violencia, y cuando llegaron hasta ese sector se encontraron con Lozano (apodado “Rata”) herido de muerte.
Con el homicidio consumado, hace casi cuatro años fue la fiscal Claudia Ríos quien tomó el caso, y pocas horas después ya estaba individualizado el agresor: Hugo Eduardo Arredondo.
Los protagonistas de esta pelea -que derivó en la muerte de Lozano- habían sido condenados años anteriores por diferentes homicidios. Hugo Arredondo (37), apodado “Mecha”, se encuentra detenido desde 2015 por asalto seguido de muerte. El “Mecha” fue condenado como autor material de aquel homicidio.
Hasta que el miércoles 13 de septiembre, la fiscal Ríos y el Mecha Arredondo volvieron a cruzarse. Él la tenía marcada. Ella sabía que él era el único responsable. Al tener una perpetua tampoco tenía tanto para perder.
Luego de los alegatos y tras las primeras etapas del juicio oral se llegó a una pausa. En ese momento, el procedimiento penal hace que a los acusados se les quiten las esposas y cadenas. Están con las manos libres, custodiados pero con libertad de movimiento.
En ese momento, el Mecha Arredondo le dijo a sus custodios que deseaba ir al baño. Cuando iban caminando hacia los sanitarios pasaron cerca de la fiscal criminal. Ella estaba atenta. Él sacó de entre sus ropas una chuza o cuchillo casero hecho en las cárceles y se lanzó sobre la mujer. La sorpresa del hombre no fue por realizar el ataque sino porque lo estaban esperando. Ella lo esquivó, él intentó tomar de rehén a una muchacha (una joven abogada que hacía su pasantía en el juicio) y en ese momento, Ríos le lanzó el gas pimienta. Fue tan rápido como inesperado. El Mecha quedó reducido y la chica sufrió rasguños en el cuello pero estaba bien. La fiscal Ríos había ganado.
Pero comenzaron las investigaciones.
¿Cómo era posible que el hombre hubiera podido entrar a la sala del juicio oral con una chuza (o faca, como se dice en Misiones)? Se supone que le hicieron una requisa a la salida del penal; otra, al bajar del bus que lo trasladó y finalmente, una tercera al ingresar a la sala del juicio.
El Procurador General, Alejandro Gullé, dio los detalles de la agresión que sufrió la Fiscal de delitos complejos Claudia Ríos y añadió: “Vamos a intentar retocar los protocolos de seguridad”, dijo.
Finalmente, Gullé dijo que no hubo “ningún tipo de amenaza” previa del preso hacia la fiscal, sino que directamente le “arrojó una puñalada a la altura del cuello”, y al respecto explicó que a los detenidos se les quitan las esposas cuando comparecen ante un tribunal.
Según los investigadores, al momento del ataque a la fiscal Ríos, en la sala de audiencia se hallaban cinco agentes penitenciarios que custodiaban a los presos.
A la par de esto, habrá algunas cabezas que rodarán.
Siete responsables del traslado y las requisas al preso que atacó a la fiscal Claudia Ríos fueron pasados a disponibilidad y los investigadores intentan determinar si el agresor contó con la colaboración del personal de esa fuerza de seguridad.
Marcelo Puertas, titular de la Inspección de Seguridad, un órgano civil de control externo a las fuerzas de seguridad que depende del Ejecutivo provincial, aseguró que siete efectivos “fueron pasados a disponibilidad y serán citados a declarar, aunque puede haber otros efectivos o responsables de áreas involucrados”.
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