En el segundo día del juicio a los hermanos Kiczka, se conocieron las declaraciones de los dos primeros testigos, como también de Leonardo Kiczka. Los fundamentos de los fiscales, contundentes
Con la incorporación por lectura de los dos primeros testigos, el martes 1 de abril desde las 8:30 se desarrolló la segunda jornada de juicio contra el ex diputado Germán Kiczka y su hermano, Sebastián, en el Palacio de Justicia de Posadas. Están imputados por tenencia, facilitación y distribución de material de abuso sexual infantil (MASI). Además, Sebastián está denunciado además por abuso a una adolescente de 15 años en Apóstoles.
El proceso, a cargo del Tribunal Penal Nº 1, integrado por los jueces Gustavo Bernie, Viviana Cukla y César Yaya, se extenderá por doce jornadas, con solo dos audiencias públicas en el Salón de Usos Múltiples del Edificio de Tribunales de Posadas sito en la avenida Santa Catalina. En la parte acusatoria están el fiscal Martín Alejandro Rau, acompañado por el fiscal adjunto Antonio Vladimir Glinka.
Leonardo Kiczka, padre de los imputados, fue el primer testigo en declarar de manera presencial. Fuentes cercanas a la causa, aseguraron que “ratificó lo expresado en el momento del allanamiento”. Así también, comentaron que “negó conocer los ilícitos que ocurrían en su vivienda”. .
En la jornada, también se tomó conocimiento por escrito de otros dos testigos. Se trata de los peritos presentes en el allanamiento a la casa de los Kiczka.
Los fiscales tienen la palabra
El juicio comenzó con fuertes alegatos de los fiscales y momentos de mucha tensión. El fiscal Rau dejó en claro que el caso gira en torno al abuso sexual infantil, un delito que no admite consentimiento bajo ninguna circunstancia. Y acusó a los imputados de cometer actos vinculados a la explotación sexual infantil y distribuir material explícito. Rau hizo hincapié en el hecho de que los acusados tenían pleno conocimiento de sus acciones. Es más citó frases de Sebastián Kiczka que evidencian su conciencia sobre la gravedad de los hechos. Y también señaló la naturaleza atroz del material involucrado, que incluye contenido con menores de tan solo 2 y 3 años, prácticas aberrantes como incesto y zoofilia, y abuso sexual infantil. Glinka enfatizó que no hay posibilidad de consentimiento en estos casos.
Respecto de las intenciones de la defensa de instaurar la idea de que se trata de una persecución política, ambos fueron enfáticos. “No son presos ni perseguidos políticos bajo ningún punto de vista“, afirmó. “Un perseguido político está dispuesto a morir por sus ideas. ¿Ustedes creen que los podemos sentar a ambos en la mesa con Nelson Mandela, por ejemplo? Por favor…”
Y en el caso de Glinka, éste realizó una serie de advertencias que se dividían en tres partes. “La primera es por la posibilidad de que esta causa haya comenzado con los medios. La segunda es que esto sea posible en realidad una persecución política contra Germán Kiczka. La tercera pasa porque haya sido Sebastián el autor de todo esto y que de alguna manera complicó a su hermano”, planteó como posibilidades para el caso.
Y se respondió.
“¿Esto comenzó a raíz de los medios?”, preguntó el fiscal a los jueces. “¿A quién beneficia la presencia de los medios?”, insistió Glinka. “Desde la fiscalía no creemos (que nos favorezca). Damos notas porque entendemos que la gente quiere saber. Somos funcionarios serios, pero no nos beneficia en nada porque de hecho, contamos cosas que preferimos contar acá”, señaló.
Sobre si hay una persecución política, recordó además que la causa comienza en Estados Unidos, mucho antes de saber la implicancia de un legislador y de alto poder político por sus cercanías al puertismo. “Es muy difícil sostener que esto es una cuestión política después de ver que arranca en un alerta que nace en Estados Unidos, que involucra a personas radicadas en varios países”, enfatizó.
Y quedaba la última cuestión. queda la posibilidad de que este sea una cuestión propia de Sebastián. “Y que por alguna razón, Sebastián no está en condiciones de merecer la pena que corresponde por el delito imputado (argumento de la defensa). Y sobre eso, la verdad que lo hemos escuchado varias veces. Yo me quiero remitir a un 8 de enero a las 3.48 de la madrugada, donde le dice a una persona: “No sé cómo, pero siempre zafo. Y mirá que me he cog*do menores, ¿eh?” Analícenlo, separen la oración palabra por palabra. Esto significa que (el acusado tenía) conocimiento pleno de la conducta. Sabe que son menores, sabe que está mal, sabe que la justicia lo reprime y aún así (sigue y) zafa. Vamos a ver en la clausura por qué zafa. Pero bueno, acá se terminó. Ahora no zafan más. Señores jueces, esto es lo que va a pasar en este juicio. Vamos a estar nosotros de este lado”.
Las defensas
Cuando fue su turno, Gonzalo De Paula comenzó explicando por qué su cliente (Germán Kiczka) debería ser absuelto del cargo. “Es un hecho culposo y puedo embestir a alguien con el vehículo del doctor Rau. Pero por ese hecho el dueño del auto (Rau) no puede hacerse cargo. En este caso sucedería lo mismo”, parangonó.
A escasos metros estaba Eduardo Paredes, quien defiende los intereses de Sebastián Kiczka, el mayor de los acusados. En su alocución, el defensor insistió en que a su cliente se le evite una pena y, en su lugar, reciba atención psicológica para tratar lo que, en entrevistas previas, describió como una “compulsión” por los menores de edad.
se analizó en el debate citar al diputado Pedro Puerta. En caso de ocurrir hará su declaración en ausencia y por escrito