22.7 C
Posadas
jueves, abril 25, 2024

Conducción política IV

+INFO

La importancia de las nuevas tecnologías en la conducción. Perón se refiere a la importancia de la doctrina con respecto a la independencia económica, soberanía política y la justicia social. Y de cómo las nuevas tecnologías (en este caso, la radiofonía) permiten al gobernante acercarse al pueblo. Textos seleccionados de “Conducción política” de Juan D. Perón.

Independencia, soberanía y justicia. Conceptos básicos. (imagen: Familypedia.org)

La doctrina de la nación es nuestra doctrina

Ustedes se imaginan que todas las dificultades que encuentra el gobierno para hacer marchar a la Nación en una misma dirección —teniendo en cuenta los dos objetivos fundamentales de hacer la felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación— se deben al desacuerdo que existe entre los mismos argentinos. Unos quieren la independencia económica y otros no la quieren. Unos quieren la justicia social y otros no la quieren. Unos quieren la soberanía política y otros no la quieren. ¡Cuando son tres cosas que ningún argentino podría dejar de querer! Sin embargo, todas las dificultades están precisamente en esa falta de doctrina común de los argentinos, como consecuencia de que se ha tomado la conducción de la Nación basándose en las apetencias y en los sentidos de los hombres y no en los ideales de la nacionalidad y en las altas formas patrióticas de conducción y realización por el Estado y para la nación misma. Ese enfoque hay que cambiarlo. No debemos hacer lo que nos conviene a nosotros, sino lo que a todos; lo que conviene al Estado, no a cada uno indistinto e incívicamente. Por eso cuando hablo de la moderna conducción hablo de la necesidad primaria de organizarse para actuar con la unidad de concepción que nace de la doctrina y de la común unidad de acción que nace de la unidad de concepción. Sin esto, todas son dificultades para la conducción.

(…)

La técnica moderna al servicio de la conducción política

Las formas nuevas o modernas han permitido también mucho de elevación cultural de las masas. Antes se efectuaba mediante la difusión fragmentaria, difícil, del contacto directo con las masas para poder educarlas o instruirlas. Hoy, el agricultor, que no baja a una población durante un año, escucha lo que le decimos todos los días desde aquí mediante la radiotelefonía. Vale decir que las modernas conquistas de la ciencia nos van facilitando la tarea Cuando actuamos en un acto cívico, nos basta hablar a todo el país por radio y no queda ningún argentino sin conocer lo que le terminamos de decir. Eso era antes imposible. Hoy lo hacemos en un minuto. Antes se necesitaban seis, ocho meses, un año. Hoy no se puede admitir ni tolerar la conducción anarquizada de las partes, ya que es posible realizar la conducción centralizada mediante los nuevos métodos. Así fue como nosotros derrotamos a nuestros adversarios aferrados a las viejas formas de los comités y de la transmisión por intermediarios, que eran los caudillos políticos. Nosotros tomamos la radio y dijimos a todos: “Hay que, hacer tal cosa”. Y la hicieron. Esa unidad de acción se obtuvo aprovechando un medio que ellos no supieron aprovechar en la misma forma que nosotros.

Tenemos nuevas formas de conducción política

La víspera de la elección del 24 de febrero, nosotros dimos por radio la orden a todos los peronistas, y al día siguiente todos la conocían y la ejecutaban. Nuestros adversarios se reían de nuestra orden y seguían con sus discursos, sus comités, sus empanadas, sus conferencias y sus convenciones soberanas. Cito ese ejemplo para que se den cuenta de que la ventaja de los tiempos modernos radica en esas dos circunstancias: la posibilidad de elevar la cultura ciudadana de la población mediante una devoción y un trabajo permanentes, por todos los medios, y de agilizar y centralizar la conducción en el momento oportuno para que no prevalezca ningún interés personal o parcial, sino el interés de todos, atados en la conducción centralizada desde un punto de vista que hace insospechable que puedan perseguir ningún interés y que no tienen interés de favorecer a nadie particular sino a los hombres que trabajan con el mismo tesón y el mismo afán para la defensa de la colectividad. Es decir, estas nuevas formas son las nuestras.

La tecnología cambió las formas de conducción, sostuvo Perón (Ilustración: Pablo Temes)

Debemos aprovechar bien los nuevos sistemas

Hay que ir aprovechando todo eso nuevo para ir llevando una conducción más ajustada a la necesidad de la propia conducción. Estas modernas formas de conducción permiten reformar los antiguos sistemas lentos, sometidos a una cantidad de interferencias que hacían no solamente inaplicable, lento e incorrecto él sistema, sino que no permitían en manera alguna unificar la forma de concebir para unificar la manera de accionar. La nueva forma de conducción está ajustada a esos nuevos medios, a esa nueva cultura y al nuevo sentido que puede tener la conducción moderna. Cuando quien conduce no los aprovecha y conduce como hace un siglo, es indudable que se halla en enorme desventaja frente a los que aprovechan todas las circunstancias de los perfeccionamientos modernos para ponerlos al servicio de la conducción.

La técnica moderna ha permitido cambiar incluso el tipo de organizaciones

Por esa razón, estas nuevas formas han permitido también alterar en cierto modo la organización de las fuerzas que actúan en la política.

Si utilizando aquellos antiguos medios nosotros estuviéramos organizados como estaban organizados antes, no podríamos tener las formas orgánicas modernas. El peronismo tiene un partido político de hombres, tiene un partido político de mujeres y tiene una organización sindical, que también actúa en beneficio del peronismo, aun cuando muchos de sus integrantes no pertenecen a ningún sector político. Esta es la realidad.

Hace mucho tiempo eso no hubiera sido posible, porque como la dificultad de aquellos tiempos era precisamente la conducción, cuanto mayor fuera el número de conducciones, los inconvenientes se multiplicaban por el número de los distintos organismos que debían conducirse.

Por eso no podían darse el lujo de tener distintas agrupaciones y organizaciones para manejar.

Pero hoy no existe ninguna dificultad para qué sea así, y si las mujeres quieren organizarse por su cuenta y tener ellas su organización política, ¿por qué no les daremos el gusto? Y sí los hombres quieren tener su partido político sin que nadie interfiera su acción, ¿por qué no les daremos el gusto? Y si los obreros no desean incorporarse a un partido político y quieren seguir formando parte de un sindicato, ¿por qué no les vamos a dar el gusto? Si practican nuestra doctrina, ¿qué nos interesa dónde están encuadrados y dónde actúan? Nos basta con que sientan y actúen como justicialistas, cualquiera sea la organización que los agrupe. ¿Por qué? Porque así los podremos conducir cualquiera sea el tipo de organización que tengan.

spot_img

Ultimas Noticias