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viernes, marzo 29, 2024

Una sola miel y miles de flores diferentes

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En Oberá, un especialista dedicado al rubro, Armando Kreitzer, da su opinión sobre la producción apícola y el trabajo de las abejas: dice que aquí los laboriosos insectos extraen néctar y polen de diversas especies y eso termina constituyendo un producto final único y muy especial.

“Nuestra miel por la particularidad de las flores que las abejas encuentran para extraer polen y néctar es multifloral. Porque no hay cultivo de una magnitud tal que pueda ser monofloral dónde ellas están trabajando”. Es decir, las abejas en sus recorridos, recolectan materia prima de diferentes flores, y logran sabores únicos, según la zona sobre la que trabajen. En una zona, usarán las de eucaliptos y en otras, las del naranjo. O las flores silvestres. Lo cierto es que ellas, laboriosas como son, van colectando y colectando. Y llegado el momento de probarlas, su sabor resulta un mix absolutamente atractivo.

El que explica esto es Armando Kreitzer, técnico apícola quien se dedica a la apicultura desde hace más de 20 años al señalar que la producida en Misiones es una miel muy especial.

Esta sustancia es el resultado de un proceso realizado por las abejas, que recogen como materia prima el néctar de las flores, para luego mezclarlo con otros elementos.

Estas pequeñas trabajadoras cumplen un rol indispensable para la naturaleza, ya que durante la recolección del polen y el néctar de las flores, las abejas contribuyen a la polinización de los cultivos comerciales y autóctonos, y así favorecen ala biodiversidad ambiental.

También es importante mencionar que no solo la miel, sino también otros productos de la colmena como el polen, los propóleos, la jalea real, la cera y las apitoxinas se utilizan en la industria cosmética y en medicina alternativa.

Abejas en su ronda diaria, recolectando polen y néctar, a la vez que polinizan las flores y cultivos.

Misiones cuenta con una importante producción de miel, con al menos unas 800 familias que se dedican a la apicultura. Los productores locales buscan la mejor calidad para sus cosechas, y mantener lo altos estándares de miel de la provincia.

Panales de miel, listos para la extracción.

Por sus beneficios y su delicioso sabor, la demanda es alta, sobre todo en los meses más fríos del año. Kreitzer, comentó que la gente consume más miel cuando hace frío. “Se pueden llegar a cosechar de 20 a 40 kilos por colmenas, es un promedio de acuerdo a las floraciones del año”.

Las trabajadoras

Para poder trabajar de forma segura, se emplean trajes especiales, velo, guantes y botas; además, una herramienta clave es el ahumador, un instrumento similar a una jarra de acero inoxidable, con un fuelle y una boquilla por donde sale el humo. Con éste, se tranquiliza a las abejas, haciendo posible trabajar con ellas sin estresarlas, y sin riesgos de picaduras.

Como en una película de cowboys

En los años 60, las famosas abejas africanas habían cruzado el Atlántico y llegado al Brasil. Y fueron extendiéndose por todo el continente hasta llegar a Misiones. Los apicultores temblaban porque eran muy agresivas y eliminaban a las locales, laboriosas y pacíficas.

El tiempo corrigió algunos problemas de las visitantes que al cruzarse con las locales terminó dando una nueva generación de abejas.

Al respecto, Krietzer -curado de espantos- tiene observaciones respecto del tipo de abeja que hay en Misiones.

“Aquí tenemos un genotipo africanizado muy defensivo y el veneno de abejas es remedio aunque duela”.

Kreitzer junto a sus hijos, con el equipo de protección, una familia apicultora.

La producción local es de suma importancia, para conservar el trabajo vital de las abejas, quienes están en amenaza constante de desaparecer. Por ello, son fundamentales el asesoramiento técnico, los instrumentos y las gestiones tanto desde la Provincia, como desde el Municipio.

Hace pocos días, se concretó el registro de la sala elaboración de de miel e hidromiel de Kreitzer y su familia. En este lugar, fraccionan y elaboran sus productos, comercializados bajo la marca “APICOLA MIL FLORES”, la entrega estuvo encabezada por el Intendente de Oberá, Dr. Carlos Fernández, en conjunto con el Departamento de Seguridad Alimentaria y, las gestiones realizadas con el Ministerio de Salud Pública de la provincia.

El apícola Krietzer junto al Intendente Dr. Carlos Fernandez.

La familia Kreitzer decidió formalizar la comercialización de la miel multifloral que produce, y, además, en conjunto con su hijo, agregar valor a este producto mediante la fabricación de hidromiel, una bebida alcohólica de exquisitos aromas, obtenida a partir de la fermentación de una mezcla de agua y miel, que aún no es tan conocida en el mercado local, pero gana adeptos entre aquellos que consiguen probarla.

Todos sus productos: Miel de Yateí, Solución de propoleo, Miel Multifloral, Hidromiel, y Polen.

El registro de las salas de elaboración y de los productos tiene como finalidad incluir en el circuito formal de la comercialización a estos alimentos que se elaboran artesanalmente, cumpliendo con las normas bromatológicas, y fomentar además la inclusión social en el campo de la producción artesanal. “Pudimos obtener el registro de elaboradores de alimento, y con eso se abre una ventana para poder ofrecer nuestros productos en góndolas, teniendo la aprobación de que es un producto seguro” agregó.

Contactos:

Celular +54 9 3755 55-8036

Dirección: Formosa 666, Oberá, Misiones.

Proceso de cosecha de la miel

El primer paso es la selección y extracción de los panales del apiario. Los panales adecuados para ser cosechados no deben contener crías, ya que esto afecta la calidad de la miel obtenida. Y, deben estar totalmente operculado, es decir, cada celda debe estar cerrada por una fina capa de cera. Las abejas operculan la miel sólo cuando ésta alcanza el contenido óptimo de humedad.

Panal operculado

El segundo paso es el desabejado, es decir, sacar a las abejas de las alzas melarias para llevar sólo la miel. Existen varios métodos, los más usados son con humo o sopladores.

Ahumador siendo utilizado sobre una alza

Por último, se trasladan cuidadosamente las alzas a la sala de trabajo, donde se extrae y envasa la miel, siguiendo las prácticas bromatológicas, para asegurar la inocuidad del producto.

Krietzer cosechando una alza.

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