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viernes, abril 26, 2024

La abuela hacía pan con chicharrón; él instaló las panaderías

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La historia de Omar Sosa es bien misionera. Aunque su apellido denote un origen criollo, una de sus abuelas era bien eslava. Y le enseñó esa delicia del pan con chicharrón. Y él salía a venderlo. Ya grande, en Puerto Iguazú se dio el gusto. Creo su propia cadena de panaderías y la homenajeó a ella, claro está

Y, sí. Le puso “El pan de la abuela”. Era el homenaje más sencillo y directo que podía hacer. Omar Sosa era un pibe, casi un adolescente que veía a su abuela de origen ucraniano hacer los panes con chicharrón (esa delicatesen misionera a prueba de cardíacos) y quedó marcado.

Esa mujer de origen eslavo nunca pensó que iba a impactar tanto en  Omar Sosa. Es que él tenía 13 años le encomendó la tarea de vender los panes que ella preparaba. “Mi abuela era ucraniana y elaboraba pan casero con chicharrón y a mí me tocaba el trabajo más lindo de vender. Así comienza mi vida en el rubro panadero. Recordando eso que me pasó desde chico en el 2018 decidí emprender en el rubro de los panificados” recordó.


Ese hecho sería el puntapié inicial para que más adelante ese joven fuera capaz de comenzar un emprendimiento que lo llevaría a instalar una panadería que hoy tiene cuatro sucursales en Puerto Iguazú y una franquicia en San José.

Es “Panadería y pastelería”. Hay todo tipo de delicia que cuando el frío aprieta, la gente consume más aun.

Una delicia que ofrecen en El pan de la abuela y va con receta y todo

El contacto diario con la gente de distintos servicios (hotelería, kioscos y demás) a las proveía le hizo ver el negocio en ciernes.

Omar venía abasteciendo a maxikioscos, hostels, restaurantes y a la concesionaria ubicada en las Cataratas.

“Para cumplir con los pedidos del hotel, nosotros comprábamos a varios panaderos. Entonces llegó el momento en que dije: cumplo uno de mis sueños (hago mis propios productos) y a la vez suplo la necesidad de mi cliente. Después empezamos a vender al barrio Villa 14, y más tarde, con algunos hostels, y así fuimos creciendo hasta llegar a los barrios”.

Ofrecen servicio de delivery, a través de todos esos canales nombrados sus productos, entre los que se destacan los panes, panes artesanales, pan de hamburguesa, tortas, tapas de empanadas y pascualinas, tartas, facturas y chipitas, llegan a la mesa de todo Puerto Iguazú.

Pan tipo casero y silvestre. Mortal atractivo


Emprender en pandemia
En abril de 2020 se animó junto a su equipo a abrir una sucursal en Barrio Belén, el éxito fue tal que a los dos meses abrieron otro “Pan de la Abuela” en Barrio Bicentenario, luego en Zona de Granja y el último en marzo de este año, en el Barrio Iprodha.
Sobre el proceso de toma de decisión de emprender en pandemia afirmó: “Somos una familia emprendedora. Siempre digo que las mejores mentes y las mejores ideas crecen en las crisis. Es por eso que decidimos apostar en un momento súper difícil, sin saber que respuesta íbamos a tener. Decidimos irnos a los barrios porque en el principio de la pandemia el centro estaba en estado crítico y decidimos ir en busca de la gente a precios accesibles. Estamos muy felices porque la verdad es que la respuesta  fue increíble, Iguazú nos elige todos los días y cada día más”.

En la entrevista, Omar contó cómo fue recibir el galardón a CVI noticias


Esta hazaña le valió el premio a Joven Empresario 2020 otorgado por la Comisión de Jóvenes Empresarios de la Confederación Económica de Misiones (JCEM) en reconocimiento a los emprendedores de la provincia de entre 18 y 40 años.

Según explicó su secreto para el éxito es la relación con el cliente y especialmente la escucha a sus  necesidades “Me gusta el contacto con los clientes y siempre les pregunto, que le gusta, que deberíamos cambiar y trabajamos en las críticas que es la mejor herramienta para el crecimiento” aseguró.
Otra herramienta que significó una gran aliada fueron las redes sociales “tratamos de difundir todos nuestros productos en las redes sociales, porque como dijo Bill Gates: “lo que no se ve, no se conoce. Entonces hicimos una apuesta fuerte ahí y tratamos de mostrar todo lo que hacemos” destacó.

Capacitación Constante
Por otro lado, señaló que sus más de 30 empleados están en constante capacitación debido a que: “La panadería y la pastelería son campos muy grandes que nos motivan cada día a superarnos y a la innovación. Siempre es importante la capacitación y la actualización de recetas porque los productos que hoy en día abastecen los mismos proveedores van evolucionando al igual que las máquinas. Y a parte de eso los panaderos le ponen bastante corazón a lo que hacen y se puede ver en los productos”.


Teniendo como excusa a la efeméride, destacó el trabajo de los panderos y pasteleros: “El trabajo del panadero es muy sacrificado, cuando nosotros estamos descansando ellos están trabajando. Además por todos los conocimientos que deben tener porque un panadero hace pan casero, pan de campo, entre otros productos y por eso todo mi reconocimiento con ellos.  Valoro mucho el trabajo que realiza mi gente y siempre digo, sin desmerecer a nadie que tenemos a los mejores”.
Inclusión laboral: 
La panadería El Pan de la Abuela en conjunto con la oficina de empleo está trabajando en un proyecto de inserción laboral para personas con discapacidad, específicamente en esta oportunidad con dos mujeres sordomudas que serán incorporadas al plantel de trabajadores de la panadería.
“Estamos trabajando con el equipo de pastelería que va a recepcionar a una chica y en el equipo de empaquetado y armado para el delivery que va a tener a otra personas y se están capacitando para que cuando las recibamos no haya inconvenientes” explico Omar.

Más proyectos: 
Todo lo logros no frenan las ganas de seguir creciendo y es por eso que están trabajando en un nuevo servicio de “Food Track” que en breve “queremos poner en funcionamiento que es más que nada una panadería móvil para ofrecer los productos que más se consumen en la panadería como chipitas, facturas y algún mbeyú o mate cocido” Si bien no hay fecha exacta, se pretende instalarlo en aproximadamente dos meses.
Para finalizar, Sosa expreso su agradecimiento a “Dios porque fue la herramienta que a mi me incitó a poder reinventarme y los resultados que pudimos recaudar fueron muy buenos, a mis empelados que hacen que todo sea posible, a mi familia que me apoya en todo y por su puesto a mis clientes que siempre nos eligen”.
Desde 1957, cada 4 de agosto se celebra el Día del Panadero, como homenaje a los trabajadores del rubro y para recordar la creación en 1887 del primer sindicato de obreros.

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