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viernes, marzo 29, 2024

El extraño caso del avión al que a veces le falla el tren de aterrizaje

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Son turbohélices y pueden llevar hasta cinco pasajeros. Funcionan como una especie de remise aéreo que se contrata cuando se tienen dinero y apuro por partes iguales. Lo extraño es que la misma aeronave sufre el mismo percance con trece años de diferencia y –eso sí es suerte- con igual resultado. O quizá no: tal vez simplemente fue un piloto que quiso bajar y la neblina le impidió ver bien la pista a la que entró de costado y el resultado fue la afectación del tren delantero. Y si fuera así, la Junta de Investigaciones de Accidentes de Aviación Civil dará su veredicto dentro de mucho tiempo, cuando ya nadie se acuerde de este percance.

Los Rockwell 690B Commander son aviones fabricados hace varias décadas en Estados Unidos.  Se estima que datan de los años 70 y combinan lo mejor que había en ese momento: las hélices impulsadas por los motores acompañadas por la potencia de los turbos (o jets). De allí que su nombre descriptivo sea “turbohélice”.

El martes 20 de septiembre a la mañana, los encargados de tripular una de estas naves Juan Vera y Andrés Santillán  se hallaban en el aeropuerto internacional de San Fernando (en la zona de San Isidro a pocos minutos del centro de Buenos Aires). Allí recibieron a Ajay Patel, Kaushal Patel y Juan Gómez. Los dos primeros de nacionalidad india y el restante, español: los tres pasajeros que debían trasladar a Gobernador Virasoro, Corrientes. A esta lista se agregan Ferulano Carminatti y Pablo Ramón también pasajeros y, se supone, argentinos.

El interior es muy cómodo

En definitiva, los tripulantes son dos mientras los pasajeros, cinco.

Eso de Virasoro es lo que primero se señaló. Luego, en El Territorio, se precisó: La ruta pautada era San Fernando, Buenos Aires, hacia Apóstoles, Misiones.

El avión –vale reiterarlo- es un Aero Commander matrícula LV-BCJ cuyo país de origen es Estados Unidos y cuenta con dos motores Garret, y con dos hélices Hartzell, 

La parte de motores andaba bien. Pero al aproximarse al destino, los pilotos habrían informado problemas en el despliegue del tren de aterrizaje. O quizá no veían bien. Solicitaron aterrizar en Posadas, que tiene sistema ILS pero les avisaron que no está habilitada la pista.

Apóstoles es la única pista autorizada en la zona sur de Misiones para recibir aeronaves privadas de pequeño y mediano porte, ante el cierre del aeropuerto de la capital misionera. La alternativa para los vuelos privados es el aeroclub de Oberá, pero esta opción era menos atractiva.

Lo concreto es que pidieron autorización para bajar en Apóstoles sin tren de aterrizaje. O eso es lo que se informó inicialmente.

Porque la otra versión la da el personal de pista.

En conversación con Radioactiva 100.7, el encargado del aeroclub, Matías Safrán, aclaró: “No hubo despiste y no fue de emergencia, el avión quedó en el medio de la pista. Aparentemente, no había visto bien el eje de pista”.

En una palabra, al tener mala visibilidad, el piloto no entró bien en la pista y el avión se mancó sobre un costado. Las fotos son elocuentes: el avión luce despatarrado y apoyado sobre su panza en el costado izquierdo del fuselaje.

Los datos muestran que entre los daños materiales del avión está la rotura del tren de aterrizaje de un lado, el tren principal. Y que eso hizo que se rompieran otras partes del avión como ser la hélice que afecta al turbo al tocar la hélice en la pista.

¿El destino era Virasoro o Apóstoles?

Al saberse que los viajeros iban a Virasoro, puede suponerse lo primero. Pero en realidad, ellos eran esperados por una persona con un vehículo en el predio del aeropuerto de Apóstoles. Y rápidamente se dirigieron a Virasoro. Ergo, el destino inicial era Apóstoles. El final, Virasoro.

¿Por qué no se movió la nave inicialmente?

El área fue preservada al igual que la avioneta hasta la llegada del personal técnico de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) para realizar los peritajes correspondientes.

¿Había otro avión que venía a Apóstoles?

Sí. Según el encargado del aeroclub, Matías Safrán, un Lear Jet proveniente de Buenos Aires retrasó su partida por este inconveniente.

¿Qué otro elemento intervino en el momento?

La llegada de las neblinas matinales por el aumento de la humedad.

¿Qué otro hallazgo hay en torno a este caso?

El Territorio recordó que hace 13 años el 7 de marzo de 2009 la mismísima aeronave sufrió un desperfecto idéntico que obligó al piloto a efectuar un aterrizaje de emergencia en el aeródromo de Paraná, Entre Ríos.

En aquella oportunidad, de acuerdo al informe de la Junta de Investigaciones de Accidentes de Aviación Civil, un tripulante estaba al mando en compañía de tres pasajeros que habían salido del aeropuerto de General Rodríguez y al momento del aterrizaje, cuando el piloto accionó la palanca para desplegar el tren de aterrizaje, comprobó que la misma no ofreció la resistencia habitual y que el tren no bajó. Luego de evaluar la situación decidió realizar un aterrizaje de emergencia con el tren plegado. Declaró la emergencia, impartió las instrucciones de seguridad a los pasajeros y se dispuso al aterrizaje.

Por suerte, para tripulantes y pasajeros, la historia en aquel entonces y esta ocasión terminó bien.

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