El Territorio llegó a los cien años. Nada menos. Fundado por un correntino, cuando el país era otro: gobernaba el radical Marcelo Alvear y Misiones era (apenas) lo que indicaba el nombre del diario. Su primera página eran solo avisos, y -quizá- allí estaba el secreto para su supervivencia posterior

Hay un cuento de Jorge Luis Borges que se llama La señora mayor y relata el caso de María Justina Rubio de Jáuregui, una hija de militares de la época de las guerras de la libertad. Es 1941 y la mujer está por cumplir cien años. Su padre Mariano ha combatido en Cancha Rayada con San Martín, en Maipú y luego -junto a Lavalle- contra Rosas. Viaja a Uruguay, se casa, tiene dos hijas y finalmente muere durante la Guerra Grande. Tenía 43, que “era ya casi la vejez”, remata Borges. Su viuda y las dos hijas se trasladan a Buenos Aires y así entran en el nuevo siglo. Desde los años 30, María Justina junto a sus tres hijos y yernos “empezó a apagarse”.

No sé por qué relacioné los cien años del diario El Territorio con un cuento borgiano, más allá de la obvia referencia del centenario. Allí pasé años de redacción -los mejores profesionalmente hablando- casi dos décadas completas. Y el decano no solo deja huellas en la sociedad en la que está inserta sino que además dejó huellas en quienes lo integraron desde la diversa, amplia gama de oficios y trabajos que allí se ejercen.
“Es una industria de contenidos”, solía repetir un antiguo secretario de redacción. “Una industria de tomates peritas enlata todos los días tomates unos iguales a otros y eso eso es lo que debe hacer. Nosotros, no: debemos envasar cada día contenido. O sea, historias, relatos, noticias, notas, informes, reportes…”
Y vender, claro está. Si no hay lector no hay diario.

El modelo empezó a cambiar en los años de 1910. Estados Unidos inauguró la era de los diarios que vendían contenido (en especial, policiales, con muertes, asesinatos y demás tragedias que la gente leía con fruición). La llegada de los canillitas (vendedores ambulantes de periódicos) comenzó a cambiar la estructura del negocio, tal como lo cuenta la historiadora Silvia Gómez en el propio diario. El voceo o venta a los gritos fue desplazando el sistema de envío por correo.
https://www.elterritorio.com.ar/noticias/2025/05/31/856204-diario-diariooooo

Sin embargo, y volviendo a aquellas viejas épocas de los años 20 del siglo 20, los diarios (que ya tenían más de un siglo de existencia desde la Revolución de Mayo) se imprimían para divulgar ideas propias, las posturas que se defendían y -si se podía- fustigar las ideas de los contrincantes políticos.

Para recordar, el eslogan del más antiguo diario argentino vigente dice: “La Nación será una tribuna de doctrina”.
Pero El Territorio fue distinto en algún aspecto. Uno recorre la muestra en la Costanera y queda claro: con el ejemplar N° 1 recuperado en la tapa (que tenía una extensión sábana esto es: dos páginas tabloides unidas) no hay una sola nota periodística. Son solo avisos comerciales. Y la aclaración: “El Territorio Diario de la mañana. Político, social, noticioso y de intereses generales”.

El gobernador Hugo Mario Passalacqua recorre la muestra de ET. Como buen licenciado en Comunicación Social e hijo de un periodista, se animó a dejar algunas definiciones sobre un tema que le gusta.
“El diario El Territorio es mucho más que un periódico para mí y esto lo afirmo como ciudadano a pie no sólo como Gobernador. Lo comentábamos recién con su presidente Álvaro Caamaño y el ex gobernador Oscar Herrera Ahuad, es parte de la historia de Misiones. No hay nadie que tenga tanto volumen de data, imagen y que preserve de esta forma la historia de Misiones”, aseguró el Gobernador.

Y el propio Caamaño (ex Fiscal de Estado y defendido en su momento en las páginas del diario a través de la gestión de su abogado Luis Moreno Ocampo) agregó: “Para nosotros, El Territorio es bastante más que sólo un medio de comunicación. Es un elemento constitutivo de la identidad de los misioneros. Creemos que nuestro destino como medio de comunicación está íntimamente ligado a la provincia de Misiones y a la evolución histórica en nuestra provincia”.
El mismísimo nieto de don Sesostris Olmedo hojea una de las primeras ediciones del diario que su abuelo se animara a editar en Posadas.

Rolando Olmedo, nieto de Sesostris ha estudiado la historia de la familia y cómo se llega a editar el diario. “Es una suerte de liturgia de nuestros antepasados, para saber de dónde venimos y para conocer las dificultades y también el periodismo de esa época, que obviamente con los años fue modificándose y en aquel entonces las publicaciones “eran de un tinte más social/político que el periodismo más cotidiano como se conoció después”.

Sí, fueron años duros. De poner la cara e ir preso. Sesostris junto con otros radicales fueron enviados a una prisión en el medio del río. Ya por esas épocas iniciales tenía contacto con su amigo correntino Humberto T. Pérez. Quien luego se haría cargo de la mayoría accionaria del diario.
Don Humberto siguió con ese modelo de lucha y en los años 60 impulsó -por ejemplo- la creación de la universidad nacional de Misiones así como una década antes había llevado adelante la idea de la provincialización.

Ya desde los inicios, el diario apostó a la tecnología como forma de adaptarse a los nuevos tiempos. Por caso, en 1937 actualiza la tecnología y comienza a imprimirse en linotipo, máquina que por su novedoso teclado, proporcionaba rapidez en su composición.

En 1940, Pérez pasa -luego de 15 años en manos de Olmedo- a ser el dueño y conductor del diario.
En 1950 vuelve a cambiar su tecnología de impresión, y utiliza una impresora doble impulsada (aún) por la mano del hombre y en 1955 se incorpora una Rotoplana, que imprimía 16 páginas completas en formato sábana, al utilizar bobinas de papel en vez de las resmas usadas hasta ese momento. Ya en 1958 incorpora la rotativa de dos pisos, pasando a tener un tiraje de entre 12.000 y 14.000 ejemplares diarios en formato sábana, hasta la década de 1970 donde cambia al formato tabloide, más amigable para los lectores, y desde 1997 se rediseña sus páginas y comienza a imprimirse en color.

Hasta el final de sus días, Pérez continuó con la lucha.
En los años duros de la última dictadura (1976-1983) el diario impulsó la Comisión de Defensa de Legítimos Intereses de Misiones (Codelim) que buscaba impedir que el gobierno nacional vendiera las empresas de la provincia (como Papel Misionero).
Sus hijos Luis “Lucho”, primero y Humberto “Tono” continuaron con su legado hasta 1996.
Hasta llegar a la actualidad.
Hace algún tiempo, ET dejó de salir impreso todos los días. Solo los fines de semana y algún día en la semana aparece en los kioscos. En las demás jornadas, solo vía digital a través de su sitio web. Es el cambio de tiempo y el diario se adapta, fue la explicación.
O tal vez, es el fin de una era. Quién sabe. Hay personas que ya predicen el fin de la era de los diarios. El modelo de suscripción digital puede ser una alternativa. Otros afirman simplemente que cualquiera con un celular con cámara fotográfica en la mano ya es un periodista. Y más si se le agrega un poco de Inteligencia Artificial.
Son desafíos que se vienen y ya están instalados.
Cuando María Justino Rubio -en el relato de Borges- llega al centenario, apenas puede reconocer la realidad y qué está pasando a su alrededor. A veces, llegar es difícil, como dijo el Gobernador, y mantenerse mucho más aún.
Mario Arturo Pernigotti.
El autor de esta nota trabajó en El Territorio desde 1992 hasta 2011