Desde hace varias décadas una tradicional familia posadeña se dedica al cultivo, producción y elaboración del arroz blanco que se usa en las cocinas de la provincia. Sus cerca de 90 mil kilos mensuales (de las variedades grano largo fino y fortuna) desaparecen de las góndolas de supermercados y autoservicios

Es temprano en la mañana del 9 de julio. Está fresco pero es un hermoso día. Don Adolfo Mantulak se acerca tranquilo hasta la Parroquia Itatí allí sobre la avenida Santa Cruz casi Uruguay. Es un hombre de 81 años pero aparenta 20 menos. “Todos me lo dicen”, admite con humildad. Ya lo están esperando. El grupo de Hombres Valientes lo convocó porque él sabe de qué se trata: tendrán que hacer un arroz con pollo para juntar unos pesitos para la Iglesia. Y Mantulak conoce el tema. Él va a dirigir toda la operatoria para que cerca del mediodía las 230 porciones estén listas para ser retiradas. “Ya lo hacíamos en la iglesia Espíritu Santo en nuestro barrio El Palomar donde estábamos con un grupo de amigos. Ahora vamos quedando menos. Viene Carlitos Staciuk, por ejemplo”. Mantulak ha vivido ahí cerca de la iglesia San Vladimiro sobre la avenida Rademacher. Una familia hecha y derecha y bien misionera que no olvida sus raíces.

Ya han ido cayendo las porciones de pollo que se fueron haciendo en el aceite en esos discos gigantes; luego vinieron la cebolla, el tomate, el morrón (“zanahoria, no: esto no es un guiso”, repiten los ayudantes). Y así entre mates y bromas van pasando las horas. Luego sobre el final, don Adolfo recurre a lo suyo. Va sacando los paquetes y el bolso grande de arroz. El grano largo fino de Mantulak es una delicia que no falta en ninguna familia misionera. Y ahí va cayendo esa maravilla blanca que alimenta al mundo desde hace cinco mil años. “En doce minutos ya estará listo”, anuncia.
Y así será. La gente ya hace cola con sus recipientes. Se irán contentos y quedarán satisfechos. “¡¡Muy rico el arroz!! Y abundante. Excelente”, comentará luego María Rossi una repostera profesional que trabajó con su personal el día de la patria.

Historia
Hace unos 7 mil años (o sea, 5 mil años antes de Cristo) los chinos descubren las plantas de arroz que crecían en las costas inundables del río Yang Tsé. Tardaron un tiempo hasta encontrarle el punto (ya todo el mundo lo sabe: el arroz se cocina muy poquito o para todo el barrio; no hay punto medio). Y desde entonces pasaron a constituir el alimento más conocido del mundo.

Todo el oriente lo consume. Y luego con los Marco Polo del mundo llegó a Europa y de allí a América. Solo hacen falta terrenos inundables, lagunosos, húmedos: el arroz es como los patos, le gusta andar en el agua. El sudeste asiático tiene mucho de ello. Pero el Sur misionero y el norte correntino también.
A Adolfo Mantulak le tocó continuar la tarea que había iniciado su padre. Ya a mediados de los años 60, la firma Mantulak tenía el molino que les permitía envasar lo producido. ¿Cómo es el procedimiento? Se siembra en el inicio de la primavera y a los 150 días se obtendrá la cosecha.

Argentina exporta arroz -principalmente correntino- por unos 250 millones de dólares anuales. Pero los Mantulak no exportan un gramo. Todo lo venden aquí: un millón de kilos anuales divididos en las dos variedades más buscadas. Cultivan el grano largo fino (tienen unas 1000 hectáreas) y el Fortuna (con 200 hectáreas).

El que toma la palabra ahora es uno de los hijos de Adolfo Mantulak. Y le cuenta a Misiones Online:
“Esto comienza con mi abuelo, que es el fundador de la empresa, que empezó muy joven trabajando hasta que en el año 65 se instaló el molino en Villa Poujade (Posadas), que era toda una zona de campo todavía. Se instaló su galpón, se trajo un molino de Brasil y ahí empezó a laburar”, explicó Daniel Mantulak, miembro de la tercera generación de una empresa familiar que ya va por la cuarta generación.

“La verdad -admite Adolfo- que la nota de MOL tuvo su impacto porque se reactivó un interés por la marca y nuestros productos muy importante”.
Anualmente Mantulak entrega al mercado un millón de kilos lo que equivale a unos 90 mil kilos mensuales en promedio. “Y sí, continuó Adolfo, ya nos llamaron del California. Tenemos que ir a reponer porque estaba por empezar a faltar. O sea, no es que tenemos que ir a ofrecer. Nos vienen a sacar de la mano”.

Hace unos años, Omar Azerrad (un trabajador social retirado) se mudó con su esposa María Ricci a Rosario donde residía su hija Karina. Omar llevó el arroz Mantulak a la gran ciudad y todos los que lo probaban quedaban muy satisfechos con el producto. “Quise exportar el arroz Mantulak a Rosario pero no pude -contó luego-. Me dijeron que no tenían existencias suficientes para proveer…”
Y Adolfo lo admite. “Sí, vendemos todo por acá. En todo Misiones y algo de Corrientes colocamos toda nuestra producción”.
Ahí están los paquetes el que trae el distintivo azul (largo fino) y el que trae el rojo (Fortuna). Dos exquisiteces.

En Argentina apenas se arañan los 10 kilos por persona por año. En el sur dicen que es mucho menos. Y que aquí con la tradición brasileña (arroz con feijao) el promedio sube bastante. Una comida rica, saludable y económica. Más no se puede pedir.
El propio hijo de Adolfo lo certifica. Los Mantulak aseguran que continuamente reciben pedidos para vender fuera de la provincia, pero apenas consiguen responder a la creciente demanda dentro de la provincia. “Los misioneros se comen todo el arroz. No nos queda un grano para mandar a otro lado todavía. Tendríamos que aumentar la escala de producción en los campos, capacidad industrial tenemos”, dijo
