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jueves, marzo 28, 2024

La historia jamás contada del hotel de los pobres II: siglo nuevo y vigentes desafíos

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El Hogar Madre Teresa de Calcuta festeja en el inicio de septiembre de 2021 sus primeros 35 años de existencia. Y esta nota constituye un virtual homenaje a todos los benefactores (algunos han pedido que no los nombren) pero que forman parte de su historia. Un edificio nuevo que produce orgullo y un espíritu perenne que se vincula al legado de la Madre Teresa de Calcuta

Avanzando, pese a todo

Resumiendo.

Empiezan en 1986 con los trámites y en 1988 ya estaba la primera Ñande Roga. Ahí toma la palabra Aída Beyer de Carlés. “Yo estaba embarazada y de licencia”, recuerda Aída. “En 1986 empezamos con idas y venidas y trámites para Personas Jurídicas, crear el Estatuto. Y no sabíamos nada. En 1988 ya teníamos la Ñande Roga Ahí empezamos a funcionar. Enseguida empezamos a gestionar la segunda Ñande Roga que se construyó al costado como corría el terreno y que iba a ser para recibir a los hombres”.

Luego se construyó la fachada de material y eso no fue mucho después.

“Cacho Piris era el Presidente y yo estaba en la parte de papeles. Venían los enfermos directamente. Recuerdo que la inspiración (de poner en marcha el Hogar) surgió de ir con la Pastoral de Salud al Hospital y encontrar una embarazada sentada en el pasto. Le llevábamos zapatillas, almohadas. Era todo más precario. Esta gente fue la que buscamos proteger y ellos encontraron un respaldo”.

Reflexiona un momento, Aída.

“Empezamos pensando en ellas, las embarazadas. Gente que dormía a la intemperie mientras esperaba: para ellos surgimos”.

Por las madres y las embarazadas. Ellas fueron la primera prioridad en el Hogar.

Hay aclaraciones muy precisas: “Nuestro reglamento impedía los enfermos infectocontagiosos y tampoco a los enfermos mentales”.

Al comienzo, el Hogar tenía poca capacidad. Unas quince personas podían albergarse. “Recuerdo que nos ayudaban las hermanas Eva y Ana Dolores y claro, la guía espiritual y de trabajo al frente ubicaba a María Virginia y al Padre Jaime”.

“¿Cómo era el sistema de admisión?”

“Muy precario o, mejor dicho, artesanal: Una señora que cuidaba con su marido hacían el registro con un cuadernito anotando”.

Y ahí surge la primera crisis de crecimiento, como dicen los economistas.

Dos momentos con el Padre Jaime (arriba) y la hermana María Virginia (abajo).

“Y nos dimos cuenta que (así) no podíamos seguir. Más con los adelantos tecnológicos. Hay que recordar que las computadoras personales (las PC) llegan y se popularizan a mediados de los 90”.

Todo se hacía –como decía Alejandro Lerner- a pulmón, pero era el momento de pegar un salto cualitativo. “Y cerramos el Hogar. Porque no teníamos personal ni para pagar. Eso era cerca del año 2000. Y una persona que trabajó en la recepción quería cobrar más y realizó una demanda. Y ahí cerramos y salimos en los diarios”.

El Hogar no tenía ni para sueldos ni para mantener su actividad.

“Entonces aparece el gobernador Carlos Eduardo Rovira en el año 2000. Y lo llama a su ministro de Salud Pública (Telmo) Albrecht. Eran las 3 de la mañana cuando él que estaba en Mendoza y lo llama Rovira y le da una instrucción precisa: le pide ‘Solucioname esto”.

Aída sigue con sus recuerdos. “Y nos reunimos en el Hogar Madre Teresa de Calcuta y viene el ministro de Salud. Nos querían hacer un juicio laboral porque el encargado pretendía cobrar más y quería todo el retroactivo. El problema era que NO teníamos ese dinero”.

Ese era el panorama.

“Viene Albrecht y dice: Esto tiene que abrirse. ¿Qué necesitan?”

Y Aída recuerda que contaron el problema que tenían y que Albrecht sacó plata del bolsillo y dijo ‘Arreglen esto. Yo recibí la orden a las 3 de la mañana. La plata les dejo acá’.

“Esa plata que nos dio sirvió para atender el reclamo. Pagamos a la persona que quería demandarnos. Y ahí hubo juicio, pero se arregló. Y se pagó con ese dinero de Albrecht”.

Cuando se estaba yendo, anunció: “Cuando esté funcionando iré a visitarlos y ver”, anunció

Y viene Albrecht y la encuentra a la hermana Eva.

-Pero yo no sabía que era usted. Nunca te hubiera dejado ir, dijo el Ministro como lamentando haber perdido ese personal para el área directa de Salud Pública…

-Si supiera tu nombre… ¿vos eras Eva?

-Sí… Evarista…, contestó la hermana (risas).

“Con ese paso gigante, abrimos al otro día. Se vienen cinco personas enfermeras y personal administrativo. Eva era una del personal sanitario de Salud Pública. Y la adscribieron. Todas las otras que vinieron eras buenas personas. Y, de repente, el Hogar Madre Teresa de Calcuta se volvió más profesional. ¡Si hasta conseguimos un teléfono público adentro!”.

Adelante (semiinclinada) la actual directora, Mariana Basconcel.

Profesionalizados

Con el apoyo oficial en marcha, el trabajo en el Hogar se “profesionalizaba”. “Teníamos lavarropas. Con las chicas se hacían los lavados. Y ahí no cerrábamos. De lunes a lunes. Hasta un TV un Toshiba. Sí, eran las mujeres al fondo y los hombres, al costado”, recuerda Aída.

“De un golpe de vista se apreciaba todo. Era como una L invertida”.

Y se asombra. “Hoy con las cámaras en el interior y afuera del Hogar se ve todo. Ves que vas al baño y no salen, entonces, se puede iniciar un procedimiento de salvataje”.

Aida vuelve hacia lo sobrenatural. “Todo esto es el fruto de la oración. Esto es mágico: la magia de Dios. Te asombran y te dejan sin aliento. La perseverancia es una virtud que me ayudó a sacar adelante las cuentas hasta que hubo que hacer para el traslado”

¿Traslado?

Sí. Hubo que mudarse.

¿Qué pasó?

“El Hogar venía creciendo cada vez con más camas. Pero teníamos un problema con las cloacas, el pozo negro y había que traer continuamente el camión atmosférico”, recuerda.

Eran los primeros años del nuevo siglo.

“Raúl Valenzuela era nuestro presidente. Y hay que recordar que la pendiente del terrero es negativa: desciende hacia el fondo del lote” (es la cuenca del arroyo Vicario).

Y había más. “Teníamos que crecer. Ese era nuestro ‘proyectito’. Una idea sencilla: hacer un edificio de dos plantas y construir dos sectores. Hablé con el arquitecto Meaurio del Iprodha. Bueno, después nos llama la abogada del Instituto y me dice que hacían la obra, pero todo quedaba para ellos”.

Y no. “Ahí nos echamos para atrás. Luego viene la hermana Ana Dolores y me cuenta que había una ONG alemana de nombre Advenia que financiaba proyectos como el nuestro: solo hay que enviar un plano y muchas fotos”.

Ahí todo empezó a marchar más rápido. Aída consulta con el Padre Alberto Klein y le sugiere hacer un plano.

“Ahí viene en nuestra ayuda el arquitecto Diego Bone que era funcionario municipal que nos hizo un plano de proyecto para obra de dos plantas y más las fotos que pedían desde Alemania. Recuerdo el monto del presupuesto: 2 millones de pesos”.

Se comunican con Advenia y la gente de Alemania recibe la propuesta y se lanza a evaluarla.

Pero el mundo no se detenía. Algunos jugaban a la especulación bursátil y otros tomaban préstamos que nunca iban a pagar.

¿Resultado? “Casa de papel”, diría uno que miró la serie (solo que aquí no había un Banco Central que imprima billetes; no había nada). Esto es: crisis financiera terrible y global. Gente que se suicida y otros que se funden. ¿Dinero para beneficencia? Olvídense.

Europa y Estados Unidos se derrumban en la gran crisis financiera de 2008 y así también se cae la idea del “proyectito” del Hogar Madre Teresa de Calcuta.

“Nos llega la comunicación desde Alemania: No vamos a ayudar, la debacle económica financiera nos impide”, recuerda.

Y lo tomó como un nuevo desafío.

“Las cloacas había que hacerlas. Y así fue. Volví a convocar a los medios que siempre nos apoyaron. Siempre nos dieron una mano. Y dije: Hacemos este llamado porque necesitamos construir las cloacas para el Hogar, porque la conexión ya pasaba por frente a nuestro lote y por ende, la empresa prestadora del servicio ya cobraba”.

El Padre Barros, uno de los sacerdotes con mayor sensibilidad social, se hace eco. La llama. “Leí en el diario que andan con ganas de hacer las obras de cloacas. Bueno, aquí tiene mi aporte”. Y le dio un buen dinero que provenía de las colectas de Cáritas. “Faltaba igual, pero era una cifra importante”.

La contadora del Hogar, Alicia Husulak en tanto, llama a Aída y le dice que el empresario Omar Ratti se iba a comunicar con las autoridades. Husulak imbuida de ese espíritu generoso le preguntó a Rati: “¿Será que no podés hacer nada por el Hogar?”

Y el empresario asumió el desafío.

“Fui a ver a Omar Ratti y me pregunta qué era lo que necesitábamos. Y yo le digo que precisábamos un lugar más grande. Y ahí nomás le muestro los papeles que teníamos: saco la escritura, el ‘proyectito’, la mensura nueva”.

Omar Ratti, el gran mentor. Fue el que dio el empujón para hacer el edificio actual.

Y Ratti queda observando y dice: “¡Ah… Pero… ustedes tienen todo! Así que esto se hace”.

En un momento, el empresario va al fondo, piensa un poco, se da vuelta y –como si se le hubiera prendido una lámpara- vuelve y le dice a Aída:

-Esto se hace, ¡pero de cuatro plantas!

-Pero ¿y cómo subirán los albergados?

-¡Con ascensor, señora, me extraña!

Ahí, Ratti dice que le esperara 30 días

Aunque ilusionada, Beyer de Carles decidió no contar a la Comisión Directiva estas novedades.

“Un día me llama Omar Ratti y me dice si nos podíamos encontrar en el banco. Me contó que tenía un dinero de la liquidación de la Bolsa de Valores, el proyecto que se había iniciado en los años 90 (y que intentaba crear un mercado de capitales para Misiones) y que no había prosperado. Ahora los fondos volvían a Ratti (uno de los impulsores) y él decidía que debía tener un buen destino: Ese dinero era para el Hogar”, relató.

-¿Tienen cuenta en el banco?

-Sí, sí –respondió Aída.

-Bueno, hacemos este traspaso de fondos y ustedes se mudan. Busquen una casita para seguir funcionando y nosotros arrancamos con la construcción.

Ratti le comenta: “Sabe lo que me gusta de ustedes, la discreción. No es bueno andar contando todo”.

Aída tenía que resolver otras cuestiones.

“Le conté al padre Barros sobre la nueva situación y me dijo que guardáramos el dinero que me dio y que era para hacer las cloacas. Mientras, buscábamos una nueva casita muy cerca del Hospital para seguir funcionando en tanto se construía el nuevo edificio”:

Ahí volvieron a tener suerte. Aparece un benefactor. “Leímos en el diario que necesitan ayuda para el tema de cloacas. Acá estamos, nos dijo el señor Finten de la distribuidora de gas. Y conseguimos la casita para el nuevo temporario Hogar a dos cuadras de Rademacher por la calle Ambrosetti. Y Finten se hizo cargo del costo del alquiler por años”.

Abril de 2021, más reconocimientos

Catalina es de Jardín América y posee una preciosa letra cursiva. Clara, nítida. Escribe como una maestra. Y pone.

“Hermosa experiencia en el Hogar. En primer lugar, doy gracias a Dios por hombres y mujeres que sintieron en su corazón (la necesidad de) crear este Hogar, tan hermoso, cómo y acogedor. Dios los recompense. La atención, excelente. Comenzando en la puerta de entrada, con gente dulce, amable. Hay comprensión humana, con una paciencia y extraordinaria amabilidad. Limpieza e higiene inigualables. En la cocina una comodidad y limpieza. Los dormitorios, súper cómodos, súper lindos. Baños, duchas, excelentes. Gracias por ser tan humanos con gente del interior de la provincia”.

Al despedirse, Catalina H aclara que se atiende en el Instituto Misionero del Cáncer.

El final es el comienzo

La gente de Omar Ratti comenzó el diseño de la obra en 2011. Hubo un trabajo previo y luego llegó el momento de decir adiós a las viejas instalaciones. Se desmantelaron las dos viviendas Ñande Roga y sus partes (paredes, puertas, ventanas) fueron para las casas de los cuidadores que las pidieron.

Ya no había pasos hacia atrás.

El proyecto y cálculo lo hizo el arquitecto Horacio Caballero, aunque luego renunció y continuó haciendo otra persona, recordó Aída.

La mudanza al lugar transitorio fue toda una nueva aventura. Los camiones de Finten ayudaron a llevar los elementos.

Alicia Quintana recuerda: “Después estaría el trabajo de sostenimiento, con todo tipo de eventos, como exposiciones, ferias. Rifas. Y la búsqueda de nueva casa cuando llegó la construcción del moderno edificio. Mudanzas”.

Aún hoy todos recuerdan con una sonrisa al matrimonio de Mabel Bárbaro y su esposo cuando cruzaban la avenida con una escalera acarreada por ellos.

La construcción en sí llevó entre cuatro y cinco años.

Pero… el destino tenía otra broma fatídica difícil de digerir.

El 3 de julio de 2012 era un día particularmente frío. Omar Ratti y su amigo Mariano Rolón decidieron viajar desde Posadas hasta Entre Ríos. El avión Lancair IV-P matrícula LV-X243 presentó problemas (los informes hablaron de congelamiento del motor), y desapareció de los radares de la zona a los 40 minutos de partir. Se habían precipitado a tierra en zonas muy alejadas de bañados correntinos. Los cuerpos fueron encontrados dos días después.

“Cuando fallece Omar Ratti, hubo un parate de casi un año. Luego se acomodaron los tantos y se reinició”, recuerda Aída.

“Y estuvimos todo el tiempo con dos guardias que nos quedaban haciendo las terminaciones y equipando el nuevo edificio. Y peregrinando por personal de guardia hacia el local alquilado”.

En 2015, se produce la entrega de la obra por parte de los herederos de Omar Ratti.

Así la obra casi terminada volvía a su lugar de origen.

Hasta hubo un registro fotográfico de ese momento tan especial.

“No podemos dejar de nombrar a los hijos de Omar Ratti: Silvana, Pablo y Carolina. Y también a su hermana: Julia Ratti: sin ellos hubiera sido imposible esta finalización de obra”, destacó Aída Beyer de Carlés.

Claro, no estaba del todo lista. “¡Faltaba el ascensor!”, recordó Aída.

Ahí, una vez más a gestionar y pedir. Salió un subsidio del Estado para la construcción del elevador y además (otra vez, un ángel protector, dirá Aída) un empresario de origen español y del rubro de venta de autos muy querido en Posadas. Con la ayuda de ambos, el ascensor (que es gigante y debe abrir para ambos lados, el de varones y el de mujeres) pudo terminarse.

Y, sí. En 2019 el Hogar Madre Teresa de Calcuta reabre sus puertas.

El informe de Canal 12 sobre la reapertura con los testimonios de Aída Beyer de Carlés y Alicia Quintana es muy explícito sobre un momento único y especial del Hogar. Vale la pena recordarlo.

Entra la gestión siglo XXI

Había que gestionar el funcionamiento de la nueva estructura y para ello el Hogar convocó a Mariana Basconcel quien tenía experiencia en este tipo de desafíos. Y la colocó como Directora, una virtual gerente general.

Ante la inminencia de una nueva etapa en la vida institucional fue que -desde 2015- se inició un camino hacia una metodología de trabajo basada en Sistema de Gestión de la Calidad (Norma ISO 9001) y gestión del cambio, señala Basconcel.

El acceso al Hogar.

Primero, se trabajó con la Comisión Directiva, y después se convocó a consultores externos del sector privado para incorporar a la cultura organizacional la Responsabilidad Social del siglo XXI.

“Se diseñó un software customizado a las nuevas necesidades, se laboró en el análisis de procesos, la mejora continua y la gestión del riesgo”, explicó.

Una de las cuestiones que siempre identificaron al HMTC es la limpieza.

“Se incorporaron medidas de higiene y seguridad para poder receptar pacientes y acompañantes”, señaló.

Recursos Humanos o Capital Humano

Las hermanitas de la Pastoral de Salud están retiradas. Aún con vigor, María Viriginia ya no fatiga (verbo borgiano si los hay) los pasillos del Hospital. Hoy todo está profesionalizado.

La recepción

Basconcel explicó su enfoque: “Respecto de las personas que trabajarían en el Hogar, conscientes de que debían ser tratados en todas las dimensiones como Capital Humano (y no como Recursos Humanos) se diseñó y ejecutó un proceso de selección; evaluaciones de desempeño periódicas con feed-back en múltiples direcciones y planes de formación continua en las que el personal forma parte activa en las propuestas”.

Y agregó los criterios aplicados para la nueva gestión.

“Al comenzar las actividades de la nueva etapa (20 de mayo de 2019) se realizó el debido seguimiento y medición de los procesos, incluida la medición de la satisfacción de partes interesadas (Encuestas a médicos y administrativos de los Efectores del Parque de la Salud; Encuestas al Capital Humano del Hogar)”.

Y había más tecnología. “El Software SGI-MTC cuenta con trazabilidad por albergado y de usuario; de observaciones. Es una gran herramienta para medir el impacto social que genera la Organización”.

El trabajo de la gerencia del Hogar no queda restringido a guiar al personal y recibir a los albergados. “La Comunicación del Impacto Social se comparte –mensualmente- con todas las partes interesadas (socios; miembros de la Organización; Efectores (los profesionales que atienden a los enfermos en el Parque de la Salud y deben realizar el pedido de admisión); Proveedores; entre otros), trabajando en el valor de transparencia”.

Parte del personal actual: 1- Evelin Gauto 2- Rosalina Duarte 3- Yamila Peyer
4- Claudia Lezcano 5- Mariana Basconcel (adelante) 6- Leandro Chamorro 7- Sebastián Verón
8- Sonia Mendoza (atrás)

Un nuevo jugador global irrumpe

En marzo de 2020, con la llegada de la pandemia, la Organización continuó trabajando. “Adecuando protocolos; procedimientos y el enfoque del público objetivo al que se priorizaría: los programas de trasplantes (renal; córnea y médula) del Hospital Escuela de Agudos y los pacientes oncológicos en tratamiento del Instituto Misionero del Cáncer”, indicó Basconcel.

Desde entonces, se está trabajando con pacientes inmuno-suprimidos que requieren de una gran responsabilidad que demandan nuevos desafíos.

En la actualidad el Hogar cuenta con 4 semipisos (2 para el sector mujeres y 2 para el de varones). Dispone de 20 habitaciones dobles.

Las toallas

“El próximo reto es poder acondicionar el quinto y último semipiso del edificio. Para ello se necesitan nuevos socios”, acotó.

Los huéspedes tienen la palabra. “Desde octubre de 2020 se habilitó un registro de percepción de albergados, donde ellos dejan impresiones de su experiencia en el Hogar. Más allá de ponderar la limpieza y el orden, lo que en todo momento destacan –con sencillas y genuinas palabras- es la calidad humana”.

Para Mariana Basconcel, “el Hogar no es un albergue ni un hotel; es un lugar donde cada uno de los que lo transitan son personas importantes para esta Obra. Son los protagonistas y la razón de ser de 35 largos años de amor a los misioneros del interior que nos necesitan AHORA”.

Sala de capacitación del personal

Cómo es el Hogar hoy

 Función Social:

El Hogar alberga de manera transitoria a:

1. Pacientes ambulatorios

2. Pacientes ambulatorios con sus respectivos acompañantes

3. Acompañante de pacientes internados.

Provenientes del interior de Misiones (no del distrito Capital), sin obra social y sin recursos económicos.

-Que deban atenderse en los siguientes Efectores:

a. Hospital Escuela de Agudos “Dr. Ramón Madariaga.”

b. Instituto Misionero del Cáncer.

c. Hospital de Pediatría “Dr. Fernando Barreyro.”

d. Hospital Materno-Neonatal.

El lavadero

Observaciones:

-A partir de marzo 2020: se da prioridad a programas de trasplantes del Hospital Escuela de Agudos “Dr. Ramón Madariaga” (Renal, Córnea y Médula) y también a pacientes en tratamiento del Instituto Misionero del Cáncer.

-El Hogar es de Tránsito. El albergado puede permanecer de 1 a 5 días.

-La cantidad de días se cuentan solamente por la semana en curso (Ejemplo: si es lunes, el máximo podrá ser de 5 días; si es miércoles, el máximo podrá ser de 3 días).

SERVICIOS QUE OFRECE EL HOGAR:

Comedor del sector “Blanca Cherey” (mujeres)

1. Alojamiento y ropa de cama.

2. Alimentos y utensilios para refrigerios, desayunos y/o meriendas (las dietas son responsabilidad de los distintos Efectores de Salud y la tramitación de los tickets de comida, corresponde únicamente a sus respectivos servicios sociales).

3. Servicio de despertador (para turnos médicos y administración de medicación).

4. Perchero comunitario (donación de ropas y calzados)

5. Entrega de mercadería semanal (según disponibilidad en stock).

6. Entrega de artículos de higiene personal (según disponibilidad en stock).

7. Banco ortopédico (durante la permanencia en el Hogar).

Patio externo con imagen de la Virgen y vista del comedor del sector “Omar Ratti” (varones)

“No quisiéramos olvidarnos de nadie: y en nombre de la comisión directiva agradecer a los socios, al Gobierno y a todos los colaboradores así como a los profesionales que donan sus honorarios”, finalilza Beyer de Carlés.

Y un dato más: “Seguimos siendo una asociación cooperadora, una organización sin fines de lucro y todos los que desde adentro ponemos nuestro grano de arena, lo seguimos haciendo con la buena voluntad de cada uno. A veces la gente cree que estamos cobrando un sueldo. Y no… no es así. Aunque mantenemos en pie toda una estructura como persona jurídica que es, todo lo hacemos en forma gratuita y con todo el amor del mundo”.

Sirva para el final la cita bíblica (Mateo capítulo 25)

“Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y ustedes me dieron de beber. Fui forastero y ustedes me recibieron en su casa. Anduve sin ropas y me vistieron. Estuve enfermo y fueron a visitarme. Estuve en la cárcel y me fueron a ver.”

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