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domingo, abril 28, 2024

El Círculo Thay inició su primera tirada agraria con amigos y cerveza

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En el marco del proceso de conformación legal en el que se encuentra actualmente el círculo conformado por 38 periodistas agropecuarios de la provincia, se realizó la primera “tirada agraria” de la mano del Círculo Thay. En la ocasión, la empresa invitada fue Raiza. Se efectuó la jornada con el fin de generar espacios de conversación entre los agro periodistas, socios y amigos para aprender sobre los nuevos desafíos que el mercado de alimentos tiene en la actualidad.

Los periodistas agrarios de Misiones ya tienen conformada su asociación y buscan concretar acciones con espacios de encuentro. Hay 38 de ellos que ya integran el Círculo Thay que homenajea a Thay Morgenstern un poeta y periodista de San Pedro que se destacó en El Territorio. En esta ocasión, el evento se llevó a cabo en Casso Bar, ubicado en 3 de febrero 2146 entre Catamarca y Entre ríos. El fin de este encuentro que inició a las 20 se trató de conversar entre amigos, colegas y socios con un par de pintas (de cerveza). A pesar de ser una noche fresca otoñal, se prestó lo suficiente para que los convocados pudieran disfrutar de debatir entre todos sobre el sector agropecuario mientras degustaban una rica cerveza de por medio y la oferta gastronómica del lugar.

La visita de los emprendedores de Raiza, Hugo Herrera e Ivana Matvichuk, permitió a los presentes conocer sobre la producción hidropónica de triple impacto. Esta alternativa de cultivo es de suma importancia debido que permite cultivar alimentos de forma segura e inclusive casera porque se adapta a cualquier tipo de espacio y condiciones. Asimismo, reduce el uso de agua hasta en un 90%, de esta forma disminuye los costos de producción debido al ahorro de agua, fertilizantes, pesticidas y maquinaria agrícola.

Pasadas las 20, el presidente del círculo de periodistas Victor Piris se ubicó al frente de todas las mesas y dio inicio al evento. “Empezamos esta noche con esta actividad que la veníamos programando hace una semana. El objetivo como grupo en el Círculo Thay de periodistas agropecuarios, es de juntamos para tratar de potenciar y valorizar todo lo que sea la comunicación agropecuaria. Habíamos pensado en una forma diferente de encontrarnos que no se estaba haciendo en la ciudad, para tratar de potenciar ciertos temas, hablar con gente nueva y ofrecer un ambiente más distendido, donde se puedan acercar no solo periodistas, a veces gente que trabaja en la comunicación, locutores, especialistas en marketing empresarios u otros emprendedores, para tratar de ver lo nuevo que se está tratando de hacer en la provincia, donde hay muchas historias. A veces, entre los propios periodistas nos pasamos datos, contactos y está bueno tener un lugar donde potenciar eso. No solamente hablar de un tema particular, sino tener un espacio donde podamos encontrarnos cada tanto, cada mes”, expresó.

Piris continuó. “La idea es empezar a valorizar más lo que es la comunicación agropecuaria. Puntualmente lo que apuntamos a presentar son casos de emprendedores, casos de productos particulares, todo relacionado a lo que es el agro, la producción en Misiones. Después como objetivos, también les cuento que desde el Círculo Thay veníamos hace más de 15 años tratando de hacer cosas en conjunto. Tratando de compartir viajes y solventar gastos para llegar a alguna capacitación, hacer cosas puntuales con la facultad de lo que es la comunicación agropecuaria. La cual es un ámbito muy diverso que se potenció mucho con la pandemia y se revalorizó lo que es la producción, también se diversificó. Antes de hablar de producción, uno se imaginaba algunas cosas puntuales como una vaca, un cultivo, entre otras cosas, pero hoy es infinito lo que se puede hacer de producción. En esta línea estamos apuntando a profesionalizarnos, hablar de las cosas que a nosotros nos gusta hablar, conocer gente la cual en estos últimos años pudimos contactarnos con personas de otras provincias a través de las redes, también nos consultan muchos colegas periodistas de otras provincias de lo que hay acá en Misiones. Muchos de ellos no saben lo que se produce, tienen una idea muy difusa de lo que es la producción misionera. Entonces, se nacionalizó y se potenció esa relación nacional, siempre estamos apuntando a eso, también queremos fortalecer los vínculos entre los periodistas locales. Para arrancar invitamos a nuestros amigos de Raiza”, precisó.

Victor Piris realizó la presentación.

Allí, el titular del Círculo cedió la palabra a la comunicadora Mónica Gómez quien presentó a los jóvenes emprendedores. “Los chicos tienen un emprendimiento llamado Raiza, es de producción hidropónica. Ellos son Hugo y Ivana, son pareja y a continuación van a contar sobre su trabajo en sí, que inició hace muy poco. Para ello planteamos las siguientes preguntas: ¿Cuánto hace que están en esto?, ¿Surgió antes de pandemia?”.

Antes, cabe destacar que Raiza utiliza la hidroponía, esta es una técnica de cultivo en agua que prescinde de la tierra como vehículo transmisor de nutrientes. De esta manera, las plantas evitan el contacto con malezas o plagas presentes en el suelo. Las plantas se sostienen sobre un sustrato inerte y se alimentan directamente de agua mineralmente enriquecida. El cultivo se compone de una serie de canales conectados a un sistema de riego cerrado, favoreciendo y aprovechando al máximo la disponibilidad de recursos, siendo un sistema ecológico que utiliza 80% menos agua que un sistema de cultivo sobre suelo. Algunos de sus beneficios son el máximo aporte nutritivo de los alimentos, mayor inocuidad e higiene, la gran duración post cosecha y que tanto el sabor como la textura de la planta es superior.

Invernadero de Raiza.

Los disertantes Hugo Herrera e Ivana Matvichuk de Raiza Experiencias Saludables, pasaron a ser los protagonistas de la noche junto a su pequeña hija Julieta. Hugo comenzó la exposición en la cual comentó que decidieron emprender un negocio innovador en un terreno disponible. “Raiza comenzó hace cuatro años con una diagramación de proyecto. Comenzó siendo un proyecto de hidroponía, pero antes de concretar esto, ya lo habíamos pensado como una marca y visualizando ser una diversificación de productos dentro de lo que es la producción. Tanto Ivana como yo, somos diseñadores gráficos de profesión. Hoy podríamos decir que somos más productores porque hace cuatro años que casi no estamos ejerciendo lo que es el diseño, a no ser de lo que apliquemos a lo que es nuestro emprendimiento”, Hugo explicó que por cuenta propia aprendieron sobre plantaciones y utilizaron su profesión para diseñar sus productos y empaques antes de lanzarlos. Por otra parte, también contó que con Ivana se conocieron en la facultad de Oberá, ambos se egresaron allí.

Hugo e Ivana.

En esta línea Ivana tomó la palabra. “Bueno, nosotros venimos trabajando como dijo Hugo, hace tres años y medio. El proyecto en sí lo trabajamos cuatro años y medio, porque nosotros individualmente trabajábamos en relación de dependencia. Yo trabajaba en el área de marketing en una empresa de materiales de construcción y él tiene una imprenta, o sea que trabajaba en el área de diseño. Nosotros tuvimos un problema de salud que nos hizo cambiar toda nuestra estructura, la forma de pensar y cómo seguíamos en adelante, porque trabajábamos un montón de horas, actualmente también trabajamos un montón de horas, pero es diferente. Cuando empezamos a trabajar con otras personas el nivel de estrés era muy alto, sumado a un tema de salud que hizo que nosotros cambiemos y busquemos otros horizontes porque no podíamos seguir de esa manera. Por lo tanto, empezamos a investigar qué podíamos realizar, que sea algo de tendencia, innovador, que nos cambie la forma de vivir. Entonces, teníamos un terreno disponible y la disponibilidad de un préstamo, en ese momento pensamos en dos proyectos, el primero era todo lo que sea hidroponía en la cual nos capacitamos muchísimo porque nosotros no teníamos nada que ver con plantaciones, con agro, con nada. Éramos dos diseñadores gráficos, él de Posada, yo soy de Alem, por eso empezamos a capacitarnos y a estudiar. Yo pedí vacaciones en mi trabajo para irme a hacer capacitaciones, por ejemplo, a Buenos Aires, Paraguay, Brasil, él por ahí tenía un poquito más de tiempo, se podía acomodar más los horarios. Entonces por la noche nos sentábamos a diseñar lo que queríamos hacer”.

Hugo añadió a las palabras de Ivana. “Siempre con todos los productos que largamos, es como que hacíamos la inversa, primero armábamos el diseño del empaque, visualizábamos el producto y en el caso de las lechugas, por ejemplo, visualizábamos cómo nosotros queríamos presentarla en la góndola. La marca es qué transmite en la gente cuando vos no estás ahí, en nuestro caso siempre pensamos en un concepto de familia, identidad y de fluidez en la producción”.

La pareja primero realizó el diseño de cómo se vería el producto final.

El emprendedor continuó. “Nos estamos adaptando a un montón de procesos todavía por eso nos resulta fuerte decir que somos una empresa como tal. Por otra parte, Raiza es el nombre que elegimos, este es el nombre de la abuela Ivana. Se llamaba Raiza Borsch inmigrante ucraniana y vino de la mano justo con todo lo que queríamos transmitir dentro de lo que es la familia. También dentro de lo que es la parte productiva de raíz, queríamos vincular todos los productos que íbamos a hacer a la parte de producción vegetal. Hasta la misma “A” del final del nombre coincidía con nuestro proyecto inicial que era “Raíz-agua” para lo que es la parte de hidroponía. Como que la idea nos cerró por todos lados para que el nombre termine siendo Raiza. Ese fue el proceso nuestro para la definición del nombre, para el concepto y lo que es la marca en sí, que no sea sólo el logotipo sino también la identidad que uno puede construir alrededor de la misma”.

Productos de Raiza.

En cuanto a las redes sociales, Ivana comentó la estrategia. “Siempre en nuestras redes sociales buscamos transmitir el paso a paso de cómo trabajamos. Por ahí uno compra una lechuga, pero no sabe todo lo que hay detrás de esa lechuga. Nosotros queríamos mostrar el proceso, que la gente pueda conocer el trasfondo y el sistema. Eso también beneficia a que uno quiera consumir este tipo de productos, porque ve la limpieza y ve cómo se trabaja. Aparte es un sistema nuevo, innovador y tecnológico, entonces a la gente también le interesa ver cómo se trabaja eso”.

Hugo tomó la palabra para destacar la trazabilidad del producto. “Más allá de que la hidroponía tenga beneficios de post cosecha, de sustentabilidad, de inocuidad, yo creo que lo que más aporta a quien consume una hortaliza hidropónica es saber de dónde viene. Cuando vos agarrás una planta, en el caso de la lechuga, estás sabiendo de dónde viene, tenés la información de quién la produjo y cómo la produjo si lo seguís en redes sociales. Creo que esa trazabilidad es lo que marca la diferencia. De hecho, yo creo que hasta las mismas hortalizas de producción convencional si se vendiera o se trabajase en esa trazabilidad, en la conexión con el producto tendría mucho más llegada. Eso en general ya se trabaja en las ferias francas cuando uno va y compra directo al productor, pero no en los mercados cuando uno pretende trabajar de manera más comercial”.

Plantines de lechuga.

Ivana añadió. “Nosotros dentro del proceso de lo que es la producción hacemos todo, en el sentido de que realizamos la siembra, planificación, estructuración, entre otras cosas. Nosotros para que vos puedas tener hortalizas todo el año, uno tiene que planificar qué se va a sembrar, cuánto se va a sembrar y tener disponibles los insumos para luego tener planificados qué día de la semana se va a sembrar. Así crecen dentro de 60 o 70 días, también depende de la temporada porque si en verano la temperatura es más alta, las plantas crecen más rápido. Entonces tenés que sembrar más rápido, toda la organización y la planificación de qué es lo que se va a plantar, qué es lo que más se vende en verano, qué es lo que más se vende en invierno, todo eso se tiene que planificar desde delante y eso lo realizamos entre los dos”.

La emprendedora también mencionó las variables que posee este negocio. “También depende de la ubicación de las plantas en el invernadero, porque hay sectores que por ahí tienen más sombra o crece mejor una hortaliza en específico como por ejemplo la rúcula. Todo eso se tiene que organizar y se planifica antes. Después tenés la compra de insumos, siempre debemos tener los insumos frescos, porque las latas de semillas no podés tenerlas de un año para el otro porque se vencen o se humedecen, lo que sea. Entonces uno tiene que ir y correr con todo ese proceso de diseño del plan general”, explicó Ivana.

Una de las mayores dificultades que tuvieron como emprendedores fue la falta de información acerca de este sistema, así lo describió Hugo. “Nosotros antes de arrancar el proyecto teníamos poca información sobre la hidroponía, ahora es impresionante cómo en los últimos cuatro años despegó muchísimo el acceso a la información. Hace cuatro años cuando nosotros arrancamos con esto, en la provincia en particular, no había acceso a la información. La mayoría de los productores no te abrían las puertas así no más, lo único que se conseguía de información venía de empresas de afuera o que tenían importadores en Buenos Aires que vendían caños. Ellos te hacían una capacitación, pero las capacitaciones eran de cómo estructurar el invernadero, no es que te enseñaban nutrición, planificación y todo eso”.

Esto no impidió que la pareja siga en proceso de cumplir con su negocio, Hugo precisó. “Nosotros diseñamos nuestro invernadero en un archivo illustrator –una herramienta de diseño gráfico- . Diseñamos los pasillos, la distancia de los mismos, cuántos caños tenía que tener cada mesa, el largo de la mesa, la inclinación de las mesas, la distancia de los agujeros y pensando todo el proyecto en general. Uno eso lo puede hacer a mano tranquilamente, pero esa revisión de planos no, creo que el hecho de los dos ser diseñadores nos ayudó muchísimo a agilizarlo y a poder llevarlo un poco más milimétrico para ver realmente la posible y futura rentabilidad que nosotros estimábamos del negocio. Siempre por lo general cuando uno ve una rentabilidad es cuando está iniciando, después se entera que tal vez en la realidad eso es diferente con el tema del dólar, debido que estos son productos importados. Cuando nosotros comenzamos creo que el dólar estaba 40 pesos y hacer la rentabilidad de una empresa en un año no basta, es imposible”.

Inicio del invernadero.

También el emprendedor comentó acerca de cómo comenzó este proceso. “La semana que arrancó la pandemia cuando cerraron todo, nosotros sacamos nuestras primeras cosechas. El proceso de estudio y demás nos llevó un año, producimos algo en casa casi que ni a modo comercial, en ese momento pusimos unos caños y empezamos a probar. Después lo que hicimos a escala comercial es un piletazo gigante al lado de lo que hicimos en casa, no tiene ningún margen de comparación. Actualmente estamos trabajando en posadas, lo que tiene el mercado del fresco es la logística”.

Ivana identificó la falta de productores en la ciudad y lo utilizó a su favor, así lo explicó. “Cuando nosotros comenzamos, lo que habíamos visto que acá en posadas no había productores, lo que traían era de Oberá o de Alem. Entonces pensamos en que acá tenemos kilómetros cero, lo producimos acá, lo entregamos y lo vimos como un beneficio fortalecido. Nuestro establecimiento está en el barrio del lago, entre Candelaria y Garupá, a 200 metros del arco”.

Hugo en el invernadero.

Los emprendedores comentaron que el proceso de venta fue difícil, Hugo desarrolló. “Esa semana que se cerró todo de la pandemia y nosotros empezamos a vender, fue complicadísimo. Pero no solo por el hecho de la pandemia en sí, yo no tenía experiencia en ventas y aún sigo sin tener. Teníamos que salir con el auto lleno de mercadería, que nos paren a solicitar todos los permisos, y encima de eso salir a buscar los clientes. Con todas estas dificultades, dejé muestras por todos lados, nos bajábamos con los cajones, los dejábamos en cada lugar y a los dos o tres días pasábamos de vuelta ahí. Yo les dejaba el cajón y me decían: “No, eso no voy a vender, es muy caro comparado con los otros productos”, entonces les respondía: “Yo te dejo, vendeles a este precio sugerido y cuando vuelvo dentro de 48 horas. Si vos no tenés el cajón vacío, no vengo más”. Cuando volvía gracias a Dios estaban los cajones vacíos, entonces ellos no empezaban a recomprar. Nosotros volvíamos y nos decían: “Bueno, de esos dos cajones de lechuga, uno tiré y el otro vendí. Tu cajón vendí todo”. Esto sucede porque si no vas comprar a la mañana o antes del mediodía, la lechuga que compras a la tarde o al otro día ya está marchita, la planta que nosotros entregamos si se pone en agua, continúa viva. Por eso siempre ofrecíamos a los clientes ir tres veces a la semana, también una garantía de calidad, continuidad y cantidad. El grave problema que los verduleros tenían con otros proveedores era la continuidad, entonces fuimos capaces de analizar y de presentarnos con la diferencia que teníamos a comparación de lo que era la competencia, eso fue el enganche”.

Julia, la pequeña hija de la pareja de emprendedores dispuesta a ayudar a sus padres.

En cuanto a la experiencia en el encuentro de producir algo nuevo Ivana recordó. “El proceso fue catastrófico y de mucha pérdida. Fue y es difícil después de cuatro años, porque te encontrás con un montón de variables y de problemas, ya sea que no conseguís insumos, que tienes que cambiar las semillas y ya es otra planta, o tiene otras necesidades nutricionales, o no sé, una tormenta, un granizo, entre otras cuestiones. Nosotros tuvimos ocho meses, si no es más, dándole de comer a los caballos del fondo del barrio porque no teníamos dónde colocar toda la mercadería que teníamos. Este proceso de siembra y lo que tiene la producción de hortalizas es que no te espera, no te puede estoquear porque hay que sacar, embolsar y vender. Entonces, una vez que vos empezás a hacer el circuito, las plantas en cierta manera te empiezan a correr, la hidroponía es un sistema productivo súper intensivo porque podés producir muchísimo más en espacios reducidos y en tiempos más cortos. Dentro de esos 60 días hasta que vos sacaste la cosecha que hiciste de esa siembra, tenés que seguir sembrando porque la planificación te dice que debes hacerlo todas las semanas, por lo tanto, son 60 días de esa planta que no sabés si te va a funcionar”.

Luego de realizar anotaciones durante tres años, los productores tienen más claro el panorama. “Nosotros producimos aproximadamente 10.000 paquetes al mes y 2.500 a la semana, comenzamos haciendo solo lechuga crespa y rúcula. Luego empezamos a diversificar más e hicimos diferentes variedades de lechuga mateca, hoja de doble crespa, llegamos a hacer achicoria. De acuerdo a esto, fuimos encontrando más o menos los nichos, los clientes que consumen. Actualmente, después de tres años, ya sabemos bien qué tenemos que sembrar para los diferentes estadios del año, pero porque en ese proceso de producción, yo iba sembrando y anotando. Lo que sale del invernadero se iba anotando, de todo ese proceso ya tenemos un registro de tres años, por más que, por ejemplo, este abril fue una locura diferente a lo que fue el año pasado, el verano se extendió prácticamente un mes más y para nosotros es una alevosía el cambio de consumo ya cuando se hace el salto a mayo, junio y julio porque se consume la mitad exactamente por la baja de la temperatura”, comentó Hugo.

Desde este medio se consultó a los productores si existieron problemas de plagas, Ivana respondió. “Existen un montón de plagas ahora, después de cuatro años, hay unos pajaritos que nos comen las lechugas, pero nuestro es cultivo protegido, hay un invernadero. De igual manera aparecen los típico trips, pulgones, mariposas. En el agua no hay plagas porque todo el tiempo el agua está corriendo. Sí sabemos de otros productores que hacen hidroponía en raíz flotante que tuvieron problemas con plagas en el agua, nosotros tenemos otro sistema que son con los caños. También tenemos todos circuitos cerrados con tanques pequeños para las mesas, cerramos el abastecimiento de esos tanques, a las 48 horas de vacía los lavamos y renovamos. El agua siempre está donde están los fertilizantes, bien oxigenada, siempre renovada, también lo manejamos con oxidantes, que eso no permite la proliferación de hongos. Previene también que haya cualquier otro insecto”.

El objetivo principal es ser una empresa con mirada social, cuidado medioambiental y beneficio económico, así lo explicó Hugo. “Siempre desde un comienzo buscamos y queremos ser una empresa de triple impacto. No sé si llegar a una certificación B, pero ser una empresa de triple impacto dentro de lo social, dentro de lo productivo y de lo ambiental. La hidroponía ya de por sí tiene un impacto dentro de la sustentabilidad y lo social, nosotros lo fuimos vinculando con capacitaciones, hicimos ciclos de charlas que lo denominamos “Hidroponizate”, que también fue como una pequeña identidad que le dimos dentro a la empresa para sacar capacitaciones. Actualmente estamos trabajando en convenios con las escuelas para hacer pasantías. Nos visitan mucho las escuelas para feria de ciencias, ahora específicamente la universidad de ciencias económicas y la universidad de ciencias exactas nos visitan sí o sí a mitad de año para hacer las tesis. El año pasado estuvimos por primera vez en la parte de la cocina con los estudiantes, pero si no, investigan sobre la hidroponía, variables de clima, el sistema específico, económico, sobre el plan comercial, proyectos y la rentabilidad del negocio”.

El productor comentó que el negocio conlleva muchos riesgos. “Desde mi punto de vista el negocio es rentable, lo que sí es muy riesgoso. Eso capaz es lo que juega demasiado a la contra porque la inversión es muy alta, y no te quita que una tormenta medio fuerte te tumbe abajo todo tu proyecto. También lo que tiene mucho riesgo es el tema de que tiene que ser óptima la electricidad y con la inestabilidad de energía que sucede a veces sufrimos muchísimo porque a nosotros nos cortan la luz a las 13 y a los 40 minutos se te muere todo en un verano. También sucede que, a diferencia de la producción en tierra que mantiene la humedad un tiempo y la cual se puede regar dos o tres veces por día. Nosotros tenemos que regar cada 15 minutos porque está en un sistema en donde la raíz está expuesta sobre el caño, al sol directo, y entonces si la planta no recibió hidratación, se marchita y se seca”.

A pesar de existir riesgos, Hugo también destacó los beneficios de la hidroponía. “Tenemos a la sustentabilidad como concepto, el sistema utiliza 90% menos agua que la producción de suelo. Y bien o mal, se está sintiendo mucho eso. Ahora, en las últimas sequías, nosotros tenemos un tanque de 5.000 litros para nuestra huerta nómada de reserva, y fue suficiente para producir en el verano. Nosotros en el verano por día, más o menos, usamos 2.000 litros de agua en los dos invernaderos porque la planta obviamente consume, pero diferencia de lo que vos podés necesitar en el suelo, que es riego abierto, el agua se filtra por la tierra y no es lo que toma toda la planta, por lo tanto, todo el tiempo tenés que estar regando. En cambio, nuestro sistema al ser un circuito cerrado, donde hay un tanque, una bomba y el agua recircula todo el tiempo, se va recargando solo lo que la planta va tomando y en los dos invernaderos, en todo el predio, usamos más o menos 2.000 litros en pleno verano. Esos dos puntos y la trazabilidad que sería el hecho de saber de dónde viene lo que estás comiendo, para mí es lo que nos diferencia. Ahí es cuando se diferencia la sustentabilidad, después también lo que es el sabor y la textura cambia mucho la diferencia del producto, no es ni mejor ni peor, es distinto. Eso tiene que ver también con la selección puntual de la semilla”.

El sacrificio es constante, la pareja apunta hacia el futuro de este negocio. “Para mí es el futuro, por lo menos dentro de lo que es la parte de la producción de hidroponía, que es procesar todo, hacer un triple lavado, poner en la bolsita y ya está listo para consumir. Esto ya se ve en Brasil. Actualmente somos cuatro trabajando en Raiza, uno se encargan más de la parte comercial, del trato de los clientes y las ventas, tanto de hidroponía y elaborados. Yo que me ocupo más de la producción, de la gestión, de la administración. Y hay un muchacho que, se ocupa de la parte de distribución hoy en día y de mantenimiento. También se ocupa de lo que es la parte de la cosecha, de preparar los pedidos. Asimismo está la parte de los elaborados vegetales que es un proyecto nuevo que arrancamos hace un año. Trabajamos desde las 8 de la mañana hasta las 5 o 6 de la tarde de corrido, en los días de cosecha, estamos hasta las 7 u 8”, describió Hugo.

Cabe destacar que no se arrepienten de haber tomado la decisión de apuntar hacia otro sector. “Yo estoy agradecido porque uno de mis objetivos del emprendimiento era compartir en familia. Estoy agradecido de que yo puedo trabajar y está mi hija con nosotros. Eso yo no lo tenía en mi otro negocio, que a pesar de que era un negocio familiar también, no lo podía hacer junto a ella. Por el hecho de las máquinas de la imprenta y otras cosas. También disfrutamos el hecho de trabajar al aire libre, por más que sean 12 horas todos los días, es al aire libre”, expresó Hugo.

Un negocio familiar.

El proceso de producción de alimentos es complejo y va más allá de solo hacer los productos, así lo describió Ivana. “La presentación y el envasado también son importantes, así como la rentabilidad de cada cultivo. Las hojas de menor tamaño, como la rúcula, la menta y la albahaca, son más rentables que las lechugas. La achicoria no es popular en la región y la acelga no rinde tanto como otros cultivos. Es complicado también porque calculaste mal el PH y se murió todo, la nutrición que usamos para las plantas contiene calcio, fosfato monoamónico. Todo lo anterior es en específico para la lechuga porque para la rúcula se requiere otro tipo de nutrición, necesita más hierro, Pero en insumos en general utilizamos fertilizantes, sustratos, espuma fenólica como soporte para la siembra. Es un porcentaje importante dentro del costo, contiene mucha mano de obra, pero es muchísimo más liviano y ergonómico a lo que es la producción de suelo. Es una gran ventaja que tiene la producción hidropónica”.

En búsqueda de que los productores hidropónicos de toda la Argentina avancen, la pareja informó acerca de la existencia de un concejo. “También conformamos un concejo de productores hidropónicos con el objetivo de ver realmente que aportar para los futuros socios. Arrancamos en este concejo con productores bien federal. Provienen de Buenos Aires, Santa Fe, Corrientes, de Salta, Jujuy, Córdoba y nosotros de Misiones. La semana pasada, como primer punto de partida hicimos una encuesta, tomé la referencia de una encuesta que se hizo en Brasil sobre hidroponía y la difundimos. Con eso tenemos un panorama de cómo está la hidroponía a nivel país, el 90% comercializa las hortalizas con una marca pero no se ocupan de la parte de comunicación y la gran mayoría son productores de 500 o 300 metros cuadrados de invernaderos, son pequeños productores. El 7% son grandes productores y ellos son los que realmente les sirve pagar para una campaña de redes sociales, entonces para nosotros hoy pagar una campaña para salir a buscar clientes no nos sirve. A nosotros nos sirve una campaña de posicionamiento y de que se entienda sobre qué es la hidroponía y que la gente sepa qué está comiendo”, concluyó Hugo.

Otros productores alrededor del país.

Los emprendedores Hugo e Ivana agradecieron al Círculo Thay por la invitación en la primera Tirada Agraria, también a los presentes por la escucha activa que les dio la oportunidad de brindar más información acerca de Raiza como un negocio innovador, sustentable y de calidad. Todos los presentes envolvieron a la familia con un gran aplauso y la noche culminó con una cena entre los invitados quienes disfrutaron de la música, el ambiente, también de llevarse cada uno un nuevo aprendizaje y dudas resueltas sobre lo expuesto.

Más información acerca del Círculo Thay

El Círculo Thay es un colectivo de periodistas que busca jerarquizar la especialización periodística y comunicacional en materia del desarrollo agroalimentario e industrial a nivel provincial, regional y nacional. Asimismo, busca estrechar los lazos con periodistas agropecuarios de la región NEA y del país a través de su participación histórica en el Círculo Argentino de Periodistas Agrarios (CAPA), así como a través de todas las distintas asociaciones de periodistas que pugnan por la visibilidad federal de la especialización.

Miembros que conforman el Círculo Thay.

En el Boletín Oficial de la Provincia, se publicó la autorización para la puesta en marcha de la Asociación Civil Círculo Thay de Periodistas Agropecuarios de Misiones. La organización ya cuenta con la personería jurídica necesaria para el funcionamiento del espacio.

Esto representa un avance en más actividades de formación y de visibilización de la labor de todos los agroperiodistas que trabajan por difundir historias y el trabajo de las producciones de la tierra colorada. Luego de muchos años de intensa labor y gestión por parte de este círculo de profesionales, ya son una asociación civil.

La organización lleva ese nombre por Thay Morgesten quien nació un 12 de marzo de 1958 en Cerro Azul, Misiones. Fue periodista, escritor y poeta defensor del ambiente. Su obra representa actualmente la mayor simbolización de denuncia y demanda ambientalista que pueda encontrarse en relatos y poemas. Es autor de los libros Punto de Bruma (1980), Los Habitantes (1985) y Rastro Colorado, que es un alegato en defensa del medio ambiente. Sus obras fueron premiadas con la Orden del Mate (1980) Fundación Givré, Fiesta del Escritor, Certamen Literario Latinoamericano, Mención Especial Certamen Regional de Cuentos de Subsecretaría de Cultura del Chaco 1980. Falleció el 28 de Abril de 2003.

Thay Morgenstern en el Diario El Territorio.

Informe y nota: Sofía Cabrera

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