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lunes, abril 29, 2024

Clase media, en modo ‘para ir tirando’

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Más marcas blancas, menos asaditos del domingo, menos salir a comer, aflojar con las plataformas de entretenimiento, dejar de usar el auto o la moto forman parte de la estrategia de los atribulados integrantes de la clase media argentina. La gran masa de habitantes del país que se achica: los de la clase media baja están entrando en el último escalón de abajo

El hombre de aspecto mayor (tiene 70 y largos) está parado frente a las góndolas de uno de los locales de la gran cadena de supermercados de Posadas. Mira y compara. Sopesa. Le pregunta a su vecino: “¿Esto es queso crema?”. “Sí, dice el otro, está… a ver, a 4100 el kilo”. E insiste: “¿Éste es el precio?”. “Sí”, dice su ocasional vecino. Miran y comparan con otros quesos envasados ahí en la góndola. “Están imposibles los precios, eh…” dice el señor mayor. Y muestra su trozo de membrillo. “Este está a 1200 pesos, hasta hace pocos días conseguía a 700 pero es el cordobés de Caroya y mucho más rico que los otros”, sostiene con orgullo. Y el otro: “Sabe qué pasa. Aquí sólo se pueden venir a comprar las ofertas. Los otros precios están muy por arriba del resto de la ciudad”.

Y quedan charlando sobre las vicisitudes de vivir en Argentina y el desafío de ser clase media.

“Estoy yendo más al híper que está por Quaranta. La otra, la cadena norteamericana que tiene dos locales en Posadas, me defraudó. Hasta diciembre venían bien. En estos dos negocios se conseguía la popular cerveza argentina de la familia Bemberg a 500 ó 600 pesos. Hoy menos de 1600 no se consigue”.

El intercambio de información -como en el mundo de los espías- funciona a pleno en las épocas de crisis. Y el argentino con años de superarlas va trazando las propias para enfrentar la coyuntura.

Un técnico -dueño de una consultora- engola la voz y pronuncia su sentencia: “La clase media cambia las estrategia para adquirir productos para el hogar. Básicamente empezó a comprar lo que llamamos ‘marcas blancas’ de supermercados y mayoristas esto es casi el 70% en la clase media. Compran marcas blancas y en algunos supermercados, los más cercanos, los más de cadenas, con superficies más pequeñas, llega al 30% el total de lo que venden en esos supermercados”, indicó.

Marcas blancas es una forma de entregar el mismo producto (o parecido) pero sin la tradicional identificación por la que es conocido dicho producto. Las grandes cadenas de supermercados y de mayoristas tienen sus marcas blancas. Muchas veces los identifican con un nombre según la línea de productos (los alimentos, los productos de limpieza, los productos de cosmética e higiene personal, etc).

Una tradicional marca misionera de té y un té en saquitos elaborado a façón: marca blanca

Para hacerlo cercano: el té de Argentina sale de Misiones. En algunos casos, el té en hebras (o sea, antes de envasarlo en forma de saquitos) se envía a Rosario, a Buenos Aires y Córdoba. Pero en todos los casos, cada firma elabora su producto. Pero luego aparecen grandes cadenas de mayoristas que le proponen a los industriales misioneros: “Hagamos un té igual al tuyo pero con la marca de mi supermercado”. Y así surgen las marcas blancas (o también pueden denominarse ‘marcas propias’). El industrial misionero elabora ese mismo té pero en la cajita irá el nombre de la empresa (o el nombre artístico del producto). Eso se llama ‘trabajar a façón’ o hacer tareas a pedido de un tercero y entregar marcas blancas.

En épocas de crisis como las actuales, el argentino deja las marcas tradicionales y pasa a las marcas blancas. Porque tienen una calidad parecida y los precios son menores.

Great Value es la marca blanca de Walmart que en Posadas tiene los super Changomás

Y otro ejemplo más: No se trata de segundas marcas. Para entenderlo con las gaseosas: Coca Cola es la marca principal de gaseosas. Y Manaos es una segunda marca. O sea, hace algo parecido pero no tan caro, básicamente. Las marcas blancas es probable que compitan con las segundas marcas. En bebidas colas sin embargo hay pocas opciones de marcas blancas.

En Buenos Aires, hipermercados como Dia, Carrefour, Jumbo o Disco (no poseen sucursales en Misiones) ya compiten con sus propias marcas en casi la totalidad de los rubros.

Y se explica cómo es. Facundo Aragón, director Comercial de la consultora Nielsen, explicó al sitio Apertura que el fenómeno de estas marcas tiene tres características. La primera es el precio, que atrae al público a probarlas y muchas veces juegan el rol de una segunda marca, pero con el aval de que llevan el nombre de un supermercado que las respalda. Segundo, que en los últimos años se agrandó la oferta y ahora las marcas blancas participan prácticamente en la totalidad de las categorías. Y, por último, la calidad, que no se diferencia tanto de los líderes. “El avance de la tecnología permite achicar diferencias. Ahora más empresas pueden acceder a tecnologías antes reservadas solo para las grandes compañías y eso permitió igualar productos, packaging y más”, según su interpretación.

De los otros achiques de la clase media, el más sentido por muchos es el famoso asadito del domingo. Se trata del segundo rubro de mayor caída: se deja de comprar carne y de hacer asados; esto llega casi al 50%: esto es, la mitad de las familias tuvo que restringir compras de costillas, chorizos, achuras, pata-muslo, cerdo, morcillas.

El argentino lagrimea y no es por el humo que sale de la parrilla

El tercer rubro, dejan de ir a comer afuera, esto llega en el 30% de los hogares. “Sí, es verdad -admite un clásico comprador-. Los viernes si salíamos íbamos a un restaurante por López y Planes (con nombre de personaje de Inodoro Pereyra) y pedíamos unos platos generosos que sirven ahí. Casi siempre sobraba y naturalmente traíamos (ellos te lo preparan para llevártelo) porque se podía picar el sábado por la mañana. Todo muy rico y la verdad es que aflojamos con eso”.

Este fenómeno supera el 40% de la clase media. El cuarto rubro, donde baja es en las plataformas de entretenimiento y esto llega a la cuarta parte de los hogares. Esto significa que hasta el 25% de la clase media cortó con Netflix, o Spotify, o Disney o Star Plus o HBO.

El quinto rubro: se deja de usar el auto o la moto; esto llega también a la cuarta parte, pero supera el tercio en los hogares de clase media. O sea uno de cada cuatro deja de usar el auto para ir a trabajar. Habrá que ver cuando empiecen las clases. Los precios de los pasajes tampoco están muy baratos y en las familias habrá que afinar la punta del lápiz y volver a hacer cálculos.

Son estrategias. Como dice la definición de “Economía”: se trata de la asignación de recursos escasos a fines alternativos.

Es la clase media. Es Argentina.

Y trata de ir tirando.

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