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viernes, abril 19, 2024

La pandemia vivida por una enfermera posadeña en las Islas Canarias

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Especial para PM de Rita Saucedo. Estudió Enfermería en la Unam y luego probó suerte en la Madre Patria. Marta Saucedo es posadeña y trabaja como enfermera hace muchos años en Santa Cruz de Tenerife, territorio español en las Islas Canarias. Por estos días recibió su segunda dosis de la vacuna Pfizer y contó a Política Misionera como vive la pandemia en ese lugar del mundo. Y que en su residencia de ancianos, nadie (ni personal ni internos) ha padecido la enfermedad gracias -quizá- a las buenas prácticas de cuidados y protocolos.

“Lo más duro de esta pandemia fue tener que explicar y, en algunos casos, hasta obligar ya que los problemas de demencia son usuales, a los abuelos del centro donde trabajo que no podían salir, no podían charlar con otros abuelos, recibir visitas, mientras que fuera veía gente saltándose las normas, sin cumplir protocolos y sin importarles la situación”, dijo Marta Saucedo (37), una enfermera posadeña que vive y trabaja hace muchos años en Santa Cruz de Tenerife, Islas Canarias, España.

La posadeña que se mudó a un paraíso insular donde cuida ancianos en un geriátrico (Fotos Archivo personal)

Marta Saucedo es posadeña y se recibió de enfermera en la Escuela de Enfermería de la Unam. Se radicó en las Islas Canarias hace ya varios años y ejerce como enfermera en el sector privado, trabaja en un Centro de Residencia para Personas Mayores. Vive en Puertito de Güimar, un pequeño pueblo costero en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, Canarias, España.

Desde el momento que se inició la cuarentena en las Islas y toda España, en marzo del 2020, y hasta la actualidad en la Residencia donde Marta trabaja no se han registrado casos positivos ni entre los abuelos residentes ni entre el personal.

“Gracias por cuidarme” y “Todo saldrá bien”. Los mensajes positivos parecen haber tenido correlato en la realidad.

Protocolos y vacunación

Allí, los distintos protocolos se cumplen al pie de la letra, y estos días, tanto abuelos como trabajadores recibieron la segunda dosis de la vacuna Pfizer contra el coronavirus. 

En ese marco, la enfermera señaló que no hubo ninguna complicación grave, más allá de los efectos adversos que pueda tener cualquier vacuna, ni entre el personal, ni entre los abuelos.

“En mi caso particular solo tuve un poco de dolor local en la zona de inyección, en el brazo. Algunos compañeros han tenido algo de fiebre, o dolores musculares. Incluso entre los abuelos, no hemos tenido ninguna reacción grave a la vacuna”, aseguró Marta.

“El cansancio, los nervios y estrés también tienen que ver con la respuesta a la vacuna”, advirtió la enfermera.

Super protegida. El personal se cuida a sí mismo y además a los residentes del hogar.

Esfuerzos y resultados

Respecto de los protocolos, señaló que los trabajadores están provistos de los elementos EPI (equipos de protección individual) como mascarillas especiales que son repuestas cada semana, bata, guantes, protectores faciales, entre otros. 

La residencia cuenta con dos plantas, por lo que los trabajadores de cada planta no se intercambian.

Existe un lugar solo para ingreso y otro para egreso y cada vez que alguien ingresa se toma la temperatura y pasa por una alfombra sanitizante. 

Aquellos trabajadores que muestren temperaturas por encima de los 37 grados no pueden ingresar hasta tanto se descarte que la sintomatología corresponda al coronavirus.

En dicha residencia, se hacen hisopados generales tanto a abuelos como a trabajadores cada seis meses.

Marta y Lucía, dos compañeras de trabajo, atentas y dispuestas a la atención de las personas internadas.

Y aquellos empleados que salen y se toman algunos días de descanso deben presentar constancia por medio de un documento que son negativos en la prueba PCR (SARS COVID-19)   a la hora de volver al trabajo, según contó Marta.

Chau vida social

“Estamos ante una pandemia y tenemos muchas exigencias, la vida social ya no existe, no podría arriesgar a la gente con la que trabajo y a los abuelos a los que cuido. Además, estoy solo acá lejos de mi familia”, sostuvo la enfermera.

En caso, de aparecer problemas respiratorios entre los abuelos
-comparten habitación entre dos- lo primero que se hace es aislarlos y controlar síntomas. Luego se hace el hisopado y ahora también se implementó el test rápido. Si es negativo se corta el aislamiento y si es positivo se los envía al hospital local.

La isla posee unos bosques especiales para el paseo y recorrido a pie.

Los abuelos permanecen en la residencia y solo son trasladados de allí en caso de alguna afección grave o si dieran positivo de coronavirus. “Si nuestros abuelos por algún motivo grave de salud van al hospital, entonces a la vuelta se los aísla y se les hace un nuevo test”, añadió. Y antes de volver de la hospitalización debe constar en su historia clínica la prueba (PCR SARS-covid 19) negativa dentro de las 72 horas antes de ser dado de alta.

El dramático primer día de cuarentena

Marta contó que la parte más dura fue durante la primera etapa de cuarentena. Allí todo estaba cerrado, no había visitas y los abuelos debían permanecer en sus habitaciones.

“Ese día que se largó la cuarentena fue muy duro para todos, teníamos familias que visitaban a sus abuelos y los tuvimos que sacar a todos. Tenían que irse y no sabían cuando iban a poder volver a ver a los abuelos; fue tan de golpe, que ni siquiera pudimos dejar que se saluden o abracen, muchos se fueron llorando”, dijo la enfermera.

El cuidado amoroso a los ancianos y el buen relacionamiento del personal hizo más llevadera la pandemia y encierro.

Así fue por mucho tiempo, la comunicación entre los abuelos y su familia fue solo a través de las Tablet o teléfono.

Actualmente se habilitaron las visitas debido a que en la isla han disminuido considerablemente los casos, entonces vuelve a una etapa donde se puede permitir una vez por semana y solo un familiar a la vez visitar al residente, Además deben mantener el distanciamiento social y utilizar barbijos quirúrgicos. No pueden tocar a los abuelos y los enfermeros estamos cerca en caso de que necesiten asistencia.

Lo más difícil para los abuelos

La enfermera refirió que muchos de los abuelos que tienen en la residencia padecen de patologías propias de la edad como diferentes tipos de demencias, trastornos como la enfermedad del Alzheimer, demencias seniles, demencias temporo-frontales, y este tipo de enfermedades suele manejarse con rutinas muy establecidas para evitar confusiones, ansiedades o frustración en los pacientes al no poder recordar las cosas o actividades básicas de la vida diaria.

La importancia del cuidado de los ancianos con algunas enfermedades (Foto: Aeromédica).

“Ellos comían en unos comedores, tenían reuniones con sus compañeros a diario, tenían sus horas de cafés y charlas, actividades de animación y ocio. Peluquería, ya que el verse bien favorece mucho la autoestima en una persona de edad avanzada o sola sin un entorno familiar que lo acojan, entonces la residencia llega un momento en que se vuelve esa familia que no tienen”, explicó.

Y añadió: “Fue bastante frustrante explicar varias veces y a todas horas porque no podían bajar a comer al comedor, o arreglarse el pelo, o darse un abrazo y un saludo cercano con otro compañero o amigo de residencia. Y lo han logrado como unos campeones, a casi un año del confinamiento y cambios en sus rutinas se han adaptado a la nueva normalidad, algunos más rápido que otros y otros les ha costado un poquito más”.

La enfermera contó que, durante este tiempo pandémico, tuvieron algunos fallecimientos independientes al covid. “Lo que si ha pasado es que la ansiedad, depresión, el encierro ha jugado de mala manera y acelerado en algunos casos otras patologías que causaron la muerte. Se notaba la tristeza y algunos abuelos no querían comer, por ejemplo”, indicó Marta.

“Estimo que no hubo positivos ya que tenemos muchas exigencias en el trabajo; además vivimos en un pueblo pequeño y también los casos son pocos y, los trabajadores ya casi no tenemos vida social”, añadió.

Los elementos de seguridad sanitaria, las capacitaciones sobre el coronavirus y también otras medidas como tomar acciones en caso de comentarios o actitudes discriminatorias respecto al tema son algunas de las acciones que la empresa donde la enfermera trabaja ha tomado durante la pandemia.

Ansiedad, estrés, falta de autoestima, son muchos los problemas que se suscitaron. (Foto Aeromédica)

Sobre Puertito de Güimar

Puertito de Güimar posee alrededor de 4300 habitantes y se constituye un gran atractivo para trabajadores de la capital tinerfeña que buscan tranquilidad y buenas playas, próximas a la misma. El clima suele ser subtropical todo el año, con escasa humedad, existiendo muy pocos días de lluvia al año

“Tenemos toque de queda a las 11 de la noche. En época de cuarentena más dura solo se podía salir a comprar alimentos y al trabajo. Incluso no se podía hacer deportes. En julio se fue saliendo de a poco del confinamiento”, contó Marta.

La belleza de la isla es incomparable con sus cavernas junto al mar y lugares preciosos.

 Y aseguró que la isla sufrió mucho ya que en esa zona se vive mucho del turismo. Se cerraron hoteles, restaurantes y mucha gente quedo sin empleo.

“No pude viajar para ver a mi familia y aún está un poco complicado, ya que en algunos lugares de golpe se cierra todo y uno puede perder el viaje”, dijo Marta.

Reflexiones finales: la paradoja de la tecnología

“Estoy esperando que las cosas comiencen a mejorar para poder ver a mi familia, ojalá que con la vacuna se logre un poco de estabilidad. Le pedimos a la gente que se cuide y cuide a los otros, realmente, todos los trabajadores de la salud estamos exhaustos, no sólo a nivel físico, también a nivel psicológico. Tenemos que cubrir muchos turnos porque tenemos compañeros de baja, o con depresión o cuidando de sus familiares enfermos”, dijo.

Y añadió: “Nos ha tocado vivir una pandemia en un periodo en donde abunda la tecnología. Considero que debería ser al contrario. Al estar informados y dotados de tantos medios, deberíamos estar más tranquilos, pero sucede todo lo contrario. Se viralizan demasiado rápido las noticias falsas, o cualquier comentario y llega a la mayoría de personas de diferentes edades y cada vez más jóvenes, y no hay un tiempo en que se pueda procesar esa información. Directamente entramos en pánico antes de reflexionar y para a pensar que todo es mucho más sencillo”.

En ese marco, recordó que lavarse las manos es una actividad que ya sabíamos desde antes de aparecer el coronavirus, nos enseñan desde pequeños a limpiarnos bien las manos para comer o tomar alimentos y para protegernos de las enfermedades que circulan en el ambiente.

“La distancia social, es verdad los latinos solemos ser más cariñosos y afectuosos, esto creo que ha sido lo más difícil de cumplir o de comprender que es momento de reducirlo, por protección, para un cuidador de la salud, no poder ser más cercano, con un paciente ha sido bastante duro, esta profesión tiene como bandera la vocación, el ser empático, y una mano que se extiende cuando estás atravesando un mal momento. No es fácil trabajar forrado de arriba a abajo, o con la mascarilla muchas horas, los abuelos en ocasiones nos pedían que nos la quitemos para poder ver una sonrisa … eso era realmente desolador”, sostuvo Marta.

Un lugar turístico increíble con clima subtropical y muy agradable todo el año.

Valores familiares y vulnerabilidad

“Cuento todo esto para intentar quizás crear un poco de conciencia en aquellas personas que tienen la suerte de estar cerca de sus seres queridos, que los cuiden y los protejan, y en este momento es manteniendo estas sencillas pautas que mencioné antes”, añadió.

“Lo que me ha enseñado está situación es: Valorar a mi familia aún más de lo que ya lo hacía.  Mantener intacto mi respeto sobre la vulnerabilidad de las personas mayores y enfermas. Disfrutar del aire que respiro, aprovechar mis horas libres para seguir disfrutando de la naturaleza. Y mantener mi hábitos y rutina saludable para poder combatir cualquier afección tanto física como mental que pueda surgir”, finalizó.

Una Marta reflexiva cerró la nota con una serie de consideraciones.
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