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jueves, abril 25, 2024

El Chango en su máxima expresión

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Crónica de la presencia del músico, creador e intérprete de los sonidos regionales que se expanden por el mundo. La sorpresa de un acordeón para un niño de diez años. Gracias, Chango Spasiuk

Fernando Rosa se movía en el escenario como pez en el agua. Es su elemento.

“Legal, lo que te digo”, es una de sus muletillas.

Su rutina ya estaba por terminar y naturalmente en muchos de esos momentos se refirió a las dificultades de los artistas durante la pandemia. No sólo por el encierro y la convivencia obligada en espacios mínimos (“Me voy, no te aguanto más”… decía uno y cuando estaba por marcharse, le llegaba el mensaje: ‘quédese en su casa, no salga’) sino por la falta de trabajo y la merma  de ingresos.

Ese gran observador de la realidad que es su alter ego Rulo Espínola fue capaz de describir los padeceres de la población en pandemia desplegaba sus trucos y la gente sonreía y pensaba. Lo peor –parece- está pasando.

Por eso, este ‘técnico superior en colocación de productos de baja salida’ (vendedor ambulante) fue capaz de parafrasear a Enrique Pinti, cuando cantaba que pasan todos pero quedan los artistas.

“Y ahí ya está preparándose el Chango para entrar a tocar”, anunció.

El ambiente era inmejorable. Buen clima, lleno total, ganas de cantar y de escuchar a los cantantes y músicos.

Y entró el Chango Spasiuk.

Eran las 22.34 cuando los sones de ese acordeón increíble comenzaron a sonar.

Había anunciado que no tenía tocar los temas nuevos sino ir a los clásicos.

Su ensamble integrado por excepcionales músicos del interior le hace el contrapunto exacto. Eugenia Turovetzky la violoncelista; el santafesino Diego Arolfo en guitarra y canto con esa voz notable, Pablo Farhat en el violín; Marcos Villalba en el cajón peruano.

Sí, el Chango también tenía ganas de estar en este retorno a la presencialidad del Festival Nacional del Litoral.

Sí, en el ámbito tanguero Astor Piazzolla la pasó mal con los tradicionales que sostenían que eso no era tango sino música ciudadana. No era tanto para bailar como para escuchar.

Para el Chango Spasiuk puede pesar la misma situación.

Pero algunos se animaban a salir a bailar ahí pegaditos al escenario. Valía la pena. Pero el Chango es más que un ritmo para bailar. Hay que sentarse y escucharlo porque es un orgullo todo lo que hace por difundir esta música en los confines del mundo.

Tantas ganas que se animó a traer su primera acordeona que tocó cuando tenía diez años.

Con este instrumento tocó Siete higueras

“Han pasado 42 años desde entonces –dijo- y hoy voy a interpretar el primer tema que aprendí a tocar…”

Naturalmente un chamamé. Y ahí mismo, salió el pequeño instrumento al escenario (con imágenes de fondo del Chango con diez años) mientras sonaba “Siete higueras”.

Y luego todo el lucimiento.

Pero con mucha música de Misiones

El homenaje constante a la poesía excepcional a los Hermanos Chávez oriundos de Concepción de la Sierra, autores de algunas de las mejores líricas de la tierra.

El hacedor Lalo Stelatto también estuvo en la segunda noche.

Héctor y Félix Chavez fueron reconocidos hace no mucho tiempo con los máximos galardones para los creadores locales.

Empezó la zafra y la madrugada te ha de encontrar,
allá en el yerbal
ponderando el filo de tu machete en un sapukay,
lindo de más.
La esperanza verde que la tijera pone a tus pies
es reflejo fiel
de la tierra roja fecunda y hermosa
que te vio nacer.

Empapado de sudor
o tiritando de frío
cargás el guaita raído
del sino que Dios te dio.
En tu día mi canción
quiere llenarte de halagos
tarefero de mis pagos
orgullo de mi región.

Una maravilla tras otra.

Apenas uno parpadeó y había pasado una hora.

A las once y media de la noche, y luego de un bis muy pedido, el Chango dijo “hasta pronto, Posadas”.

Un orgullo local que anda por el mundo y alegra nuestros corazones.

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