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domingo, abril 28, 2024

La oscura trama en el caso de Caín y Abel del Chaco

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Eran dos hermanos empresarios. Les iba bien. Pero a veces discutían y fuerte. Y en un momento de ira, uno mató de tres disparos al otro. Y luego se suicidó. Francisco y Gonzalo Saforcada y su historia casi bíblica

En la historia del Génesis, el libro primigenio del Torá que utilizan judíos y cristianos en sus ritos, Caín era un agricultor y su hermano un ganadero. A dichos de hoy, ambos eran empresarios, emprendedores. Y les iba bien. Por un ‘quítame esas pajas’ como cantaba Serrat, hubo bronca entre ellos porque a Dios le gustó más el obsequio que le hizo Abel que el que le realizara Caín. Éste, lleno de ira, mató a su hermano.

En Chaco, cinco mil años después, la historia vuelve a repetirse con algunos matices.

Francisco “Paco” Laforcada era empresario y junto con su hermano Gonzalo tenían una empresa llamada grupo Medios & Estrategias, con la que tenían varias emisoras radiales de Resistencia, la mayoría como repetidoras de señales de la Capital Federal, a excepción de FM Facundo Quiroga, que poseía una programación local.

Francisco había tenido un percance quince días atrás con un piquetero. (Sí, es la provincia de Emerenciano, no hay que olvidar). El hombre le pidió para ir a hablar de ciertos temas en su radio y Paco se lo negó. Hubo un enojo muy grave. Y Francisco fue a la Fiscalía Nº 3 de Roxana Soto y presentó la denuncia por amenazas.

No pasó mucho tiempo hasta que Francisco fue perseguido por un motociclista que lo cruzó en la calle mientras le gritaba “Sacá la denuncia. Retirala”.

Ahí fue cuando tuvo la malhadada idea de comprar una pistola automática 9mm.

El lunes 6 de noviembre se reunieron Caín y Abel, perdón, Francisco y Gonzalo en las oficinas de la radio.

Les iba bien. Del negocio de medios que era redituable habían pasado a jugar en grandes ligas: las inversiones inmobiliarias. Y también les iba más que bien. Por lo bajo en Resistencia sostienen que eran beneficiarios de una pauta publicitaria del Estado cuya cuantía los ubicaba entre los proveedores más destacados de servicios de publicidad para ámbitos oficiales.

Los empresarios comenzaron hace más de dos décadas en el rubro de la radiofonía, cuando “Paco” decidió reconvertir lo que era un taller de electrónica y mantenimiento de equipos de comunicaciones en una emisora de frecuencia modulada. A partir de allí, él y Gonzalo comenzaron a crecer y lograron desplegarse como pool de medios cuando cerraron acuerdo con el Grupo Clarín para retransmitir en Resistencia y zonas de influencia las señales de Mitre y La 100, dos sintonías de mucha penetración.

El perfil empresario y humano los ubicaba claramente. Los Saforcada eran conocidos por una personalidad amistosa pero frontal, muchas veces irascibles cuando se trataba de acordar números en alguna negociación. Respetados y apreciados por haber generado fuentes de trabajo, también eran observados como personas de “mecha corta” en situaciones que pudieran generar menoscabo para sus proyectos comerciales.

La discusión subió de tono. Francisco sale de la oficina y regresa con el arma en su mano y dice: “Hasta aquí llegamos”

Eran casi las 7 de la tarde del lunes 6, cuando la discusión escaló hasta un nivel insostenible. Solo había un testigo más entre los dos. El periodista David Gauna.

Y Gauna -con más de 30 años de trayectoria- fue testigo del terrible momento.

El primer resumen fue: Era una reunión normal con los dos propietarios y el periodista. Tomaban decisiones respecto sobre alguna línea editorial y de grilla. De un momento se produjo una escalada en la conversación  y sale Francisco de la oficina, regresa con un arma de fuego y dice “hasta acá llegamos”, dispara tres tiros y luego se pega un tiro en la cabeza

“Francisco entró gritando a la oficina y Gonzalo le respondió en dos o tres ocasiones”. David (Gauna) se dio cuenta de que Francisco tenía el arma lista para disparar. “Cuando empezó a tirar pensé que me iba a tirar a mí también”. 

Francisco Saforcada le disparó tres veces a su hermano: una en el pecho, otra en la cabeza y la tercera fue “un tiro de remate, cuando Gonzalo ya estaba en el suelo”. Y agregó: “Inmediatamente después, sin dudar, se disparó en la cabeza. Todo sucedió en menos de un minuto”.

Aparentemente no fueron cuestiones económicas ni familiares las que escalaron las discusiones hasta el nivel intolerable. Gauna fue preciso en esto: Tenían diferencias sobre la programación de la radio y se hacían recriminaciones de raíz laboral que ya venían desde hace tiempo. Era habitual para quienes trabajan en el lugar que los hermanos mantuvieran discusiones a los gritos que muchas veces incluían amenazas.

La historia bíblica se repitió con matices.

De nada sirvieron el auto híbrido único en la provincia que uno tenía y el avión Cessna que el otro se estaba por comprar. Un simple “quítame esas pajas” terminó con tres disparos en el cuerpo de Gonzalo y uno más en la cabeza de Francisco.

Gonzalo (izquierda) cae bajo los tiros de Francisco (derecha)

Francisco con su único disparo falleció en el acto. Pero Gonzalo sobrevivió pese a los tres tiros recibidos.

Murió cuando era trasladado al hospital.

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