En 1959, un grupo de revolucionarios paraguayos quiso emular a los barbudos de Cuba. Pero no les salió igual. Y el movimiento fue salvajemente reprimido. Una novela recrea algunos de esos hechos.
Los guerrilleros del movimiento 14M fueron apresados y torturados. La mayoría fue llevada a Asunción y ahí tuvieron que hacer trabajos forzados en la cantera de la famosa (y temible) cárcel de Tacumbú (en la foto). Y el relato de Rubén Ayala Ferreira aporta nuevas luces sobre esa y otras experiencias
Las torturas y tormentos físicos forman parte de los castigos que han aplicado los gobiernos autoritarios en todos los lugares de la tierra. Y en muchos tiempos, como puede observarse en esta ilustración de militares británicos. Rubén Ayala Ferreira y sus compañeros del movimiento 14M las padecieron tras ser detenidos por las fuerzas del gobierno de Alfredo Stroessner. Y este es su relato.
La historia del movimiento 14 M no puede ser contada sin mencionar a Juan José Rotela (imagen de esta nota). El sufrido y valiente líder del grupo de paraguayos que quería liberar su patria tuvo una vida difícil. Un padre que nunca lo reconoció. Revoluciones y violencia. Todo lo fue empujando a hacer esa locura patriótica. Y Rubén Ayala Ferreira aporta datos sobre cómo lo conoció y cómo influyó sobre él un joven que apenas tenía unos años más. (Segunda parte)
Rubén Ayala Ferreira tiene 82 años y vive hace seis décadas en Misiones. Pero en 1959 formó parte del Movimiento 14M, revolucionarios que intentaron derrocar al entonces presidente Alfredo Stroessner. No pudo ser. Fueron muertos y algunos capturados. Y confinados en una lejana prisión. Esta es su historia (primera parte).
Guadalupe Acosta defiende a la mujer contemporánea. Y lo hace con valentía y ovarios. Y enfrenta al machismo en una nación como Paraguay donde no es tarea sencilla. Y cuenta cómo es el día a día en su gesta.
Se llama Guadalupe Acosta Barriocanal. Vive en Asunción. Es hija de dos famosos conductores de la TV nacional en el Paraguay. Y comenzó a hacerse conocida cuando defendió y le dio voz a las dos argentinas violadas y muertas en Ecuador. No tiene miedo y fue capaz de enfrentarse al entonces presidente Horacio Cartes
José González vivió siendo muy joven una experiencia única en la vieja URSS. Viajó hacia allá porque en su país, Paraguay, las huestes de Stroessner lo perseguían a él y sus familiares por ser "febrerista". Vivió cinco años en aquellas lejanas tierras y este es el relato de su amor juvenil y de cómo la cuidó al final cuando ella era atacada por un cáncer